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ANA RANERA
GIJÓN.
Miércoles, 9 de junio 2021, 03:45
«Esta exposición trata de recoger la historia del Real Instituto de Estudios Asturianos. Queremos reflejar sus luces y sus sombras», decía ayer el director del Ridea, Ramón Rodríguez, durante la inauguración de la muestra '75 años de cultura asturiana', a la que acudió ... la consejera de Cultura, Berta Piñán.
En la sede de la institución, pueden verse documentos, fotografías y publicaciones desde el comienzo de esta andadura, allá por 1946. «Nació como Institudo de Estudios Asturianos bajo el gobierno de Franco y todos los prohombres asturianos de la época formaron parte», aseguraba Rodríguez. Su labor continuó después, en aquellos tiempos en los que consiguió consolidarse en nuestra región -a partir de 1975-, y mantuvo su vigencia, abriéndose a la sociedad asturiana con la llegada del siglo XXI.
«El repaso de estos 75 años nos recuerda la labor que ha hecho el Ridea desde una visión científica y crítica», valoraba Piñán. Para ella, el instituto «ha sabido evolucionar en las últimas décadas», lo que ha permitido «mantener la fidelidad en sus compromisos», de los que no se ha alejado desde que dio sus primeros pasos. «Esta exposición es una ocasión estupenda para repasar la historia del conocimiento asturiano. Esta muestra abre las puertas a la vida de la institución y da la oportundiad de conocer la historia del instituto cuyo éxito es dar servicio intelectual a Asturias», añadía.
Tras la presentación, fue el propio director del Ridea quien guio a Piñán por la exposición, un viaje en el tiempo, encapsulado dentro de las vitrinas que se reparten por el claustro. Albergan verdaderas joyas como manuscritos de Jovellanos y de Pardo Bazán e incluso se conserva el acta de constitución de la institución. «Hay archivos fundacionales, recortes de prensa y fotos de la inauguración», explicaba Rodríguez. Allí mismo, de hecho, están los dos primeros libros que publicó la institución: 'La aspiración de la h en el Oriente de Asturias' y 'Diccionario asturiano de la rima'. Y, junto a ellos, también se puede ver la primera máquina de escribir con la que empezaron a dejar constancia, en tinta, de su historia.
El recorrido sigue por algunos de los primeros discursos de ingreso que pronunciaron los miembros de número, las fotografías de los muchos directores que tuvo el instituto y los documentos que hicieron que, a partir de 1992, el Idea se convirtiera en el Ridea, ya que el entonces Príncipe Felipe pasó a ser su presidente de honor.
Para la música, hay un hueco especial en este recorrido, pues en una sala se puede ver el piano de Baldomero Fernández, numerosos documentos de Eduardo Martínez Torner e, incluso, una gaita que data del siglo XIX. Llega el viaje en el tiempo hasta nuestro presente, con las numerosas publicaciones que recogió la prensa con motivo de su aniversario y los últimos libros que editaron porque, en palabras de Ramón Rodríguez, «a pesar de la pandemia, continuamos con nuestra labor».
«Hay documentos excepcionales. La sala dedicada a la música me parece impresionante», aseguraba Piñán, al terminar la visita a esta exposición, que se abre -hasta el 29 de julio- para que la sociedad asturiana se pasee por las entrañas del Ridea, desde 1946 hasta hoy.
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