Una revista para conocer el pasado minero

«Esta revista es rarísima. No existen colecciones ni tan siquiera ejemplares sueltos en ninguna biblioteca, archivo o museo de titularidad pública, y es una revista que no se cita nunca en los numerosos estudios realizados hasta ahora sobre la sociedad mencionada o sobre la explotación minera en la cuenca asturiana del Aller», señalan desde el museo gijonés.

Formada por 348 revistas editadas en tres épocas y formatos diferentes, la colección permite conocer la razón de ser de la publicación ya desde su primer número: «El Valle de Aller será una publicación de carácter íntimo, verdaderos anales de nuestra Sociedad; algo así como unas memorias de familia, para lectura y exclusivo recreo nuestro«, se apunta, dejando al lado cualquier sesgo político. Es otra la labor de la Sociedad Hullera española, »de paz, de amor patrio y de progreso industrial« que obviará luchas estériles y tenderá puentes. Y servirá de altavoz de noticias vinculadas con los empleados. El nombre elegido también tiene su porqué: »El suelo asturiano encierra innumerables tesoros, y el Valle de Aller es como el arca en que guarda los suyos la Sociedad Hullera», quedó impreso.

En los ocho años que se edito el contenido es el mismo: informaciones locales, sobre todo sobre actividades de la Sociedad en el concejo de Aller y Asturias, hay también artículos de opinión sobre asuntos sociales, industriales, religiosos, etc.., pasatiempos, chistes y, en ocasiones, hasta un folletín literario. Publica fotografías y numerosos grabados que ilustran las noticias internacionales relacionadas con viajes reales, costumbres de otros lugares lejanos e inventos mecánicos que sorprenden al mundo.

La Sociedad Hullera Española, constituida en 1892 siguiendo la estela empresarial trazada por Antonio López, el primer marqués de Comillas, fue una de las mayores empresas mineras de Asturias y estuvo activa hasta 1967, cuando se integró en Hunosa. No hay que olvidar que mantuvo con sus obreros una política paternalista, especialmente de la mano del II marqués, seguidor de la doctrina sobre el mundo obrero del papa León XIII, que llevó a la construcción de cuarteles y viviendas tanto en Mieres, como Aller y Lena. A ella se debe el poblado de Bustiello, en Santa Cruz de Mieres, declarado Bien de Interés Cultural. Abrió economatos, favoreció la creación de sindicatos y círculos obreros católicos, construyó escuelas y un conservatorio de música... Ejercía la compañía un control total sobre la vida de los obreros y sus familias que ha sido estudiado ampliamente. Esta publicación, a disposición en oficinas, lugares de trabajo y todo ese entramado creado, era otra herramienta más en ese control.