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Con Verdi el coro adquiere vida, personalidad, movimiento, caracterizaciones diversas... Protagonismo, en definitiva. Con Verdi el lucimiento es mayor. Mañana 'La Traviata' sale a escena en el Teatro Campoamor de Oviedo y en ella, 42 coristas. A saber: trece sopranos, siete mezzosopranos, doce tenores, seis ... barítonos y cuatro bajos, todos ellos bajo la dirección del maestro Pablo Moras al frente del Coro Intermezzo, titular de la Ópera de Oviedo. Llegar al aquí y ahora, a la víspera de un estreno para el que no hay localidades, tiene tras de sí horas de trabajo en solitario, en grupo y esa batalla continua entre la frustración y la satisfacción que es el arte, de la búsqueda y el encuentro. Es el tercer año que Intermezzo está en la temporada ovetense, que es la que marca los ritmos que ha de llevar un coro completamente profesional que se configura para cada uno de los títulos en función de las necesidades. Este año, por ejemplo, para 'Il tabarro' de Puccini su presencia fue simbólica; ahora, con 'La Traviata' toma fuerza y para el próximo título, 'Lohengrin', de Wagner, se llegará a un hito histórico en el Campoamor, con 68 coristas sobre el escenario. Se trabaja a partir de listas de coristas y se les llama para cada una de las funciones, aunque lo habitual es que la mayoría repita en las distintas representaciones y son en su mayoría residentes en Oviedo, muchos de ellos del antiguo coro. Hay una tarea de organización que precede a la parte puramente artística de preparación musical y escénica del trabajo del coro. Y en todo ese camino están Carlos Delgado en la coordinación; la pianista Ella Esipovich y Estefanía Álvarez Escotet, que además de cantante es inspectora musical.
Todo empieza en casa. Con un trabajo en solitario que se hace mediante una app en la que los cantantes se apoyan. Ofrece las partituras, anotaciones, transcripciones fonéticas, documentos de apoyo para interpretar la obra. Así comienza un proceso de preparación de un título que, según Alexander Zavalin, un bajo ruso de Siberia de treinta años que lleva los tres últimos años en Oviedo junto a sus padres -también componentes habituales del coro- lleva aproximadamente un mes. Marta Arias, gijonesa de 28 años, que estuvo en el anterior coro dos temporadas y lleva las tres últimas en Intermezzo, lo explica así: «Hacemos un trabajo personal que requiere mucho estudio de la música y de la letra, porque cantamos en otro idioma que no es el español, de modo que lo primero es trabajo de pronunciación, de aprendizaje a base de escuchar y luego ya empiezo a cantar», resume. Vive en Viesques y dice que a sus vecinos, lejos de molestarles sus ensayos, le piden que cante más.
Obra
Música de Giuseppe Verdi, con libreto de Francesco María Piave, basado en 'La dama de las camelias' de Alejandro Dumas hijo.
Estrenado en La Fenice de Venecia en 1853, llega al Campoamor una producción de la Ópera de Oviedo y el Festival de Castell de Perelada.
Funciones: 9, 12, 14, 15, 16 y 18 (Total Energies) de diciembre.
Reparto
Violeta: Ekaterina Bakanova y Mar Morán en el segundo reparto.
Flora: Anna Gomà.
Annina: Andrea Jiménez.
Alfredo: Leonardo Sánchez y Alejandro del Cerro, en el segundo cast.
Giorgio: Juan Jesús Rodríguez y Fernando Campero.
Orquesta y escena
Óliver Díaz se encarga de la dirección musical al frente de Oviedo Filarmonía.
Paco Azorín está al frente de la dirección de escena y la escenografía.
Ulises Mérida es el responsable del diseño de vestuario.
Ella, como Alexander, sabe que el trabajo individual es complejo, pero más lo es empastarlo, ensamblarlo, unirlo al todo que es una ópera. Y ahí quien aporta el pegamento es Pablo Moras. Lo habitual es que se hagan dos ensayos de cuatro horas de duración solo con el coro, antes de afrontar el trabajo con el director de escena y con la orquesta. «Ahí es cuando las cosas que parecían que no estaban se van decantando, van encontrando su sitio, es un trabajo bonito porque al final todo encaja», asegura el maestro.
Sabe Moras que 'La Traviata' es una obra maestra que cuenta con todos los ingredientes que ha de tener una pieza lírica, que funciona «dramáticamente como un reloj», que engancha al público porque está muy bien estructurada. Y su trabajo tiene un hueco especial: «Es verdad que el coro tiene mucho protagonismo y tiene momentos de gran belleza», señala el director. En 'La Traviata' hay dos momentos en los que es muy protagonista, en el arranque, en esa fiesta que alberga el célebre brindis y en la que representan a la intrigante sociedad parisina, y en el coro de las gitanas, donde hombres y mujeres cantan por separado. «Cada cuerda puede mostrar sus dotes, sus capacidades, porque la música está llena de detalles, de maneras distintas de cantar, tiene un puntito virtuosístico», asegura el maestro.
En esta producción con dirección de escena de Paco Azorín y musical de Óliver Díaz al frente de Oviedo Filarmonía, el coro derrocha movimiento y es partícipe de esa animadísima fiesta en el arranque de la función. Es intenso su rol, pero eso no es un inconveniente sino todo lo contrario: «Es una ópera que a mí personalmente me gusta mucho, es mi preferida de Verdi, por su dinámica, porque no es muy larga ni tampoco corta, los temas son bonitos y la participación del coro es muy activa», señala Alexander Zavalin, para quien la parte musical no tiene gran dificultad, pero sí hay faena ardua y enrevesada para conjuntar lo escénico con el trabajo vocal. No es estar parados y cantar sin más.
Es un reto Verdi, pero el gran reto del coro está aún por llegar. Lo hará con el próximo título, que sacará al escenario del Campoamor a 68 coristas. «'Lohengrin' es una obra maestra de Wagner, y aquí el coro tiene un protagonismo enorme, tenemos un montón de números, el coro está cantando de principio a fin», advierte Pablo Moras, que no duda que será este título el mayor desafío coral de su carrera. Las razones son múltiples. Un ejemplo que permite entender la dificultad es que los hombres están distribuidos en dos coros. «Hay un trabajo de texto musical muy grande, por la cantidad y la dificultad, está escrito con mucha minuciosidad y maestría, hay que mostrar mucha atención, lleva un trabajo coral que normalmente no se hace para coros líricos de escena, que suelen tener un trabajo más sencillo, es gran música coral de la que pueden hacer los coros polifónicos pero llevado a la escena», detalla.
Pero no hay miedo. Ningún miedo. «Sé que va a ser un hito en Oviedo», dice Moras. Y que hay que trabajárselo duro. Marta Arias también es consciente de lo que está por venir: «Requiere paciencia, yo ya he hecho el primer estudio, el aprendizaje básico de la melodía, y ahora toca empezar a memorizarla», señala. 'La Traviata' es en italiano, una lengua más cercana al castellano; luego tocará el alemán, que no lo es tanto. Pero las apuestas arriesgadas siempre tienen premio: «En este trabajo hay mucha frustración, cuando intentas estudiar y un día no te sale y te das de bruces con la misma palabra, pero es muy satisfactorio cuando por fin lo consigues hacer bien. Y luego está subirte al escenario y que a la gente le guste». Los aplausos todo lo curan.
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