
Un remanso de calma
Rosa Brun ·
La galería Aurora Vigil-Escalera acoge hasta el 18 de abril la exposición 'Materia y luz', en la que reinan el óleo, la madera, el papel y el latónSecciones
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Rosa Brun ·
La galería Aurora Vigil-Escalera acoge hasta el 18 de abril la exposición 'Materia y luz', en la que reinan el óleo, la madera, el papel y el latónA Rosa Brun (Madrid, 1955) le gusta tomarse el arte con calma. Ella considera que «cada creador tiene su manera de trabajar» y la suya ... es ajena a la prisa que marca últimamente el ritmo de nuestra sociedad. «Hoy en día, vemos una imagen y ya queremos ver la siguiente. Buscamos nuevos elementos y los quemamos rápidamente, pero yo elijo la reflexión», explica. «Mis obras requieren una contemplación y exigen tiempo para sumergirte en cada una de las obras».
Una manera de hacer que la convirtió en febrero en miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y que, poco después, la hizo inaugurar su exposición 'Materia y luz' en la galería gijonesa Aurora Vigil-Escalera, su primera muestra en Asturias. Allí -aquí- permanecerá hasta el 18 de abril con todos los materiales que le fueron apeteciendo tales como «el óleo, la arena, los elementos líquidos, los metales, el plomo y hasta los tejidos», según enumera. «Utilizo cualquier material que proporcione un efecto plástico, porque eso produce un determinado sentimiento de emoción».
Y otro elemento fundamental en sus creaciones es el color que reina en esta exposición con poderosos fucsias, azules, amarillos y naranjas. «Además, hay obras con elementos como el latón que emiten su propia luz. Hay materiales que transmiten por sí mismos el color», prosigue, y lo aclara: «Yo busco la luz a través de la propia materia».
Esa manera de mirar hacia las piezas y hacia lo que las construye mejora en un espacio como el de Vigil-Escalera, que es «una galería preciosa, abierta a dos calles -Capua y Marqués de Casa Valdés-, lo que permite la visibilidad perfecta de mis obras. Es un espacio muy adecuado para ellas».
Y, sobre todo, para dejarse llevar por las emociones que despiertan, que, según Brun, no son nuevas, sino que remueven los sentimientos que a todos nos asaltan habitualmente. «Hay emociones que son constantes, que no varían en el sentido profundo del término», dice. «Cuando vemos una puesta de sol o un amanecer, nos quedamos con la boca abierta, y eso son emociones que supongo que el hombre de la Prehistoria ya las tenía».
Con esas sensaciones que son viejas conocidas y con la materia, la luz y los colores, esta madrileña -casi granadina- no sabe cuándo volverá a Gijón, pero tiene claro que estaría encantada de poder abrir pronto su segunda exposición por esta tierra que abraza sus reflexiones y que las alumbra.
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