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gijón. El 7 de noviembre de 1823 moría ejecutado en Madrid Rafael del Riego y Flórez, un personaje relevante en la historia de España que había nacido en Tuña, en el concejo de Tineo, 39 años antes. Sumarán en el otoño doscientos años los pasados desde su cruel muerte, pero su legado está aún presente y tomará de nuevo relieve y luz a partir del próximo 31 de mayo, fecha en la que comienza en la sede ovetense del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) un ciclo de conferencias que busca conmemorar la efeméride. Leopolvo Tolivar Alas es quien coordina esta cita que pondrá a hablar a expertos como Clara Álvarez Alonso, Francisco Carantoña Álvarez, Alicia Laspra Rodríguez, Antonio Jiménez-Blanco y Emilio La Parra López.
Será una ocasión para recordar a quien fue un militar y revolucionario español con una vida absolutamente de película. Creció en el seno de una familia asturiana «hidalga y culta, aunque de escasa fortuna», según revela José María Ortiz de Orruño Legarda en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia. Aquel niño habría de ir a Oviedo a estudiar Leyes y más tarde a Madrid para seguir la carrera militar. Pero su compañía de la Guardia Real se vio implicada en el golpe de Estado que impulsó el Príncipe Fernando. Tras el motín de Aranjuez fue disuelta y el ya joven Rafael se quedó sin destino.
31 de mayo 'Riego y el constitucionalismo revolucionario'. Clara Álvarez Alonso.
6 de junio 'Asturias en elTrienio liberal, 1820-1823'. Francisco Carantoña Álvarez.
13 de junio 'El impacto mediático exterior del Trienio y su final'. Alicia Laspra Rodríguez.
20 de junio 'El Trienio liberal según Pérez Galdós'. Antonio Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz.
27 de junio 'Dos referentes en el Trienio: Fernando VII y Riego'. Emilio La Parra López.
Lugar y horas Las conferencias serán en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos,en Oviedo, a las siete de la tarde.
Tiempos convulsos vivía España y, tras el levantamiento napoleónico de 1808 origen de la Guerra de Independencia, Riego regresa a Asturias para luchar junto a los patriotas. Fue capitán ayudante del general Acevedo, pero las tropas del general Víctor Espinosa de los Monteros les doblegaron y Riego fue hecho prisionero y deportado a Francia. Fueron cuatro años los que pasó cautivo y fue en el vecino país donde los libros de historia, filosofía y derecho y el conocimiento de las ideas de militares de otros países le permitieron conocer a fondo la ideología revolucionaria.
Se convirtió en un liberal radical que logró huir de su cautiverio y viajar a Gran Bretaña, donde se unió a un cuerpo de emigrados y retornó a España. En 1812 juraba la Constitución, pero no tardaría a llegar en 1814 la abolición de la misma por orden de Fernando VII arrancando así el Sexenio absolutista. Más problemas en un país cada vez más empobrecido, con las colonias americanas sublevándose, ya no solo dividido entre patriotas y afrancesados, sino también entre absolutistas y liberales. Pero Riego y sus correligionarios continuaron su carerra militar pese a vivir en una monarquía absoluta y el asturiano fue nombrado en 1814 capitan de regimiento, recibió la Medalla al Sufrimiento por la Patria y en 1819 era ya teniente coronel. Fue entonces cuando llegó al batallón Asturias en Cabezas de San Juan, en Sevilla, al mando de otro asturiano y liberal deportado como era Evaristo San Miguel. Ahí es cuando surge una conspiración para retornar a los modos constitucionales que fue descabezada, pero no paralizada. Y fue Riego quien en Cabezas de San Juan el 1 de enero de 1820, proclamó la Constitución. No fue fácil lo que vino después, pues solo triunfó a medias y el enemigo jugó al desgaste, hasta que una junta militar proclamó en La Coruña la Constitución y comenzó a cundir el ejemplo en otras ciudades. Fue entonces cuando Fernando VII dejó impresa en el Manifiesto a la Nación Española de marzo de 1820 la célebre frase: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Arrancaba el Trienio Liberal.
Se elogió la hazaña de Riego por todo el país, que era recibido como un libertador allá donde iba, pero su vida no dejó de ser azarosa, siempre poniendo sus ideas liberales en primer término e incluso desafiando al gobierno si era menester, que lo fue, sin ir más lejos, defendiendo el derecho del pueblo a cantar una copla antimonárquica. Pero como no gustaban demasiado de su estampa por la Corte de Madrid, se le nombró capitán general de Aragón para alejarle de la capital.En invierno de 1821 tomó posesión, cuando empezó el verano se casó con su prima María Teresa y avanzado el otoño fue arrestado por participar en una conspiración republicana. Degradado y enviado a Lérida, los votos de sus paisanos asturianos le devolvieron a la capital en 1822 como diputado en el Congreso. Un año después y muchas cuitas mediante, Evaristo San Miguel se hacía cargo del Gobierno y Riego se convertía en presidente de esas Cortes. Pero poco iba a durar ya el Gobierno liberal pues en octubre de 1923 Fernando VII volvía a anular la Constitución. Poca vida le quedaba entonces al militar asturiano, víctima de la represión que aplicaría el monarca contra los liberales.
Comenzaba la Década Ominosa. En Madrid fue juzgado por haber votado la inhabilitación del Rey y declarado culpable de alta traición. La condena: morir en la horca y descuartizar su cuerpo. En la plaza de la Cebada de Madrid el 7 de noviembre de hace 200 años moría el militar tinetense, pero aunque fue decapitado, su cuerpo no fue hecho pedazos. Su peripecia vital tiene también su banda sonora. El himno de Riego sigue siendo el de los republicanos españoles.
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