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El escritor y filólogo Ánjel María Fernández, autor de 'Había del verbo a ver'. Azahara Memberg
Ánjel María Fernández

«Los profesores huyen porque el trato diario con las aulas provoca ansiedad y estrés»

El autor de 'Había del verbo a ver' relata un año de instituto con alumnos difíciles y disecciona la situación de la educación actual en España

Domingo, 10 de diciembre 2023, 00:27

La realidad de las aulas se descubre en el «diario de instituto» de un profesor con 15 años de experiencia. Formador de estudiantes con dificultades de integración y aprendizaje, siempre a punto de dejar el oficio, Ánjel María Fernández disecciona del sistema educativo desde su ... experiencia en 'Había del verbo a ver' (Ed. Pepitas), título alusivo a algunas de las faltas de ortografía de los exámenes. Habla del respeto, o su ausencia entre maestro y discípulos; de la vocación docente y el desencanto; de la pobreza como obstáculo para aprender, de la pandemia y las clases telemáticas.

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El tono general roza el desasosiego («Me siento descolocado, fuera de lugar, del revés, mal escrito, peor que un 'avia' del verbo 'haber'»), pero destila humor gracias al protagonismo coral de los jóvenes, identificados solo con apodos –como Zoilo, Talento y Flecha–, en un mundo agridulce que podría estar en cualquier rincón de España. Como cuando Fernández, filólogo que este año no se inscribió en «ninguna oferta laboral docente», debe alzar tanto la voz para captar la atención y le dicen «das miedo, profe». O cuando el malote de la clase grita: «Copiaré el ejercicio. Me das pena». Ternura y furia.

–¿Puede trazar una tipología de los alumnos?

–Hay chicos respetuosos y disruptivos. Los incapaces de mantenerse en el aula con un mínimo de educación son muy pocos, pero pueden maliciar al resto. Están los que no les interesa nada lo que enseñamos, los que sin interés aceptan aprender y los que entienden que es bueno para su futuro. Pero lo que marca más es el nivel económico. El gran problema es la pobreza. Cómo pedir buen desempeño a chicos que no tienen cubiertas las necesidades mínimas.

–¿Heredar la pobreza genera un fracaso escolar sin salida?

–Son pocos los que logran superar la pobreza. He tenido alumnos que huelen mal. Pasan muchos días sin ducharse y con la misma ropa, y sus compañeros se quejan. Se añade el olor de la leña porque sus casas se calientan con hogueras. Sucede en una de las comunidades más ricas de España, un país rico.

–Relata que la falta de respeto llega a ser mutua. ¿Qué está pasando en las aulas?

–El respeto a la figura del profesor se ha perdido. Pasamos de una escuela franquista y posfranquista bastante férrea, al otro extremo. Es fundamental venir de casa sabiendo que el profesor es la autoridad, que respetarlo sí o sí. En esta sociedad democrática laxa se les pregunta demasiado qué quieren y cómo, sin tener en cuenta que lo normal es que un adolescente no lo sepa. Para eso estamos los adultos.

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–¿Es posible cambiar las dinámicas de los más difíciles?

–Hay chicos a los que es muy difícil reconducir a una dinámica típica de profesor que en el aula explica materias. Desde la primaria no aceptan el espacio del aula; les oprime, se sienten enjaulados. Necesitan trabajar con las manos y aprender oficios.

–Se lee la desmotivación. Una compañera le recuerda que gana 2.000 euros al mes.

–Pero no es solo una cuestión de dinero. Con buen sueldo y buenas vacaciones, lo extraño es que queramos huir de ese trabajo. ¿Cómo es posible? Porque no merece la pena. El día a día se hace insoportable, por el trato con los chicos que no quieren aprender y el mecanismo de la institución con una enorme burocracia. Los profesores huyen de la ansiedad y estrés. Es insoportable no ser capaz de sacar adelante las clases. Se puede pensar que es carencia de los docentes. Quizá sí. Pero ¿por qué tenemos que tenemos chicos convertidos en alumnos de secundaria cuando no deberían haber salido de primaria? Son inmaduros.

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–¿Qué sucedió el año del confinamiento y la pandemia?

–No quedó más remedio que inventarse sobre la marcha. No me pareció mala solución las clases 'online'. Lo que fue nocivo para todos fue hacer obligatorio que todos pasaran de curso. El hecho excepcional de la pandemia no ayudó a los chicos, saltaron de curso y se encontraron con niveles que no pudieron asumir.

–¿En el diario hay licencias literarias?

–Es todo real, memoria sin imaginación. Solo los nombres son ficticios.

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