Genaro Alonso. EFE

El Principado admite que, sin saneamiento, «el río San Miguel puede matar Tito Bustillo»

Cultura anuncia una batería de medidas para proteger el yacimiento y el PP denuncia que «llevan más de veinte años sin hacer nada»

Viernes, 20 de abril 2018, 00:06

«El río San Miguel puede matar Tito Bustillo». El consejero de Cultura del Principado, Genaro Alonso, admitió ayer en el Pleno de la Junta General lo que para muchos expertos era un secreto a voces. Una situación «tremendamente preocupante», ... a decir también del PP. Tanto, que motivó la interpelación urgente del diputado popular Pedro de Rueda, quien esgrimió varios informes de especialistas como los profesores Fortea y Hoyos en los que advertían ya, a mediados de los noventa, de la presencia de purines y residuos urbanos en el cauce que recorre la cueva riosellana, a los que se sumaron nuevas alertas lanzadas por el CSIC y por la Universidad de Oviedo la pasada década. Y, sin embargo, «todo sigue igual». O más bien, «es lógico suponer que las cosas han ido a peor, ya que la actividad humana en la zona ha aumentado». Porque, a pesar de todos esos informes, «los gobiernos socialistas llevan más de veinte años sin hacer nada», cargó De Rueda.

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La inacción del Principado -que han denunciado también tanto la alcaldesa de Ribadesella como el propio director de la cueva- está poniendo en serio riesgo un yacimiento que este año conmemora el medio siglo transcurrido desde su descubrimiento y que fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2008.

«Estamos hablando de un patrimonio único, con un interés cultural superlativo, y muy delicado. Y claro que no nos lo vamos a cargar en veinte años, pero en cincuenta puede que sí», aseveró el parlamentario popular, quien mencionó también las raíces de los eucaliptos que absorben la humedad de la gruta riosellana, «con los que tampoco se ha hecho nada», y la presión de los visitantes, «más de lo mismo», como otros dos factores que aumentan la gravedad de la situación. Al tiempo, puso como ejemplos de conservación a Cantabria y Francia, «donde han construido réplicas que han convertido sus cuevas en un producto cultural de primer orden, generando puestos de trabajo».

Así que, con ese panorama desolador delante, Alonso le acusó de presentar «una visión tremendista, catastrofista e hiperbólica» y esgrimió otro informe que sostiene que «en Tito Bustillo no se dan situaciones que puedan calificarse de alarmantes», pero, acto seguido, anunció una batería de medidas encaminadas a proteger el yacimiento, cercado por el hormigón en el exterior y por goteras y humedades desde la entrada.

En primer lugar, «la Dirección General de Patrimonio trabaja ya, en colaboración con la Universidad de Oviedo, para evaluar su estado de conservación». Un plan de acción que también contempla que, «en las próximas semanas, se tomarán muestras de las aguas del río San Miguel para determinar su calidad» y que «se actualizarán los estudios sobre la cuenca hidrográfica en los puntos de riesgo de contaminación por la actividad ganadera que se desarrolla en el macizo de Ardines».

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Sobre ese punto, uno de los que más inquietan, el titular de Cultura avanzó una serie de actuaciones que implicarán a varios departamentos. «La Dirección General de Prevención y Control Ambiental colaborará facilitando información sobre la gestión de los purines», porque -según recordó- «es preceptivo tener fosas estancas cubiertas que eviten filtraciones de las explotaciones ganaderas, aunque el control corresponde al Ayuntamiento de Ribadesella», que estará auxiliado por el Seprona en las tareas de vigilancia.

«Asimismo, la Dirección de Ganadería nos va a facilitar el número de explotaciones y la carga ganadera en el perímetro de protección de Tito Bustillo. Y, en cuanto a las crecidas del río, se pondrá en marcha de modo inmediato un protocolo de actuación con control arqueológico de cualquier movimiento de tierra o modificación de rasantes», añadió. Y, finalmente, «la Dirección de Calidad Ambiental financiará con 250.000 euros de la Ley de Crédito Extraordinario el inicio del saneamiento del río con obras de mejora de la capacidad de la estación de bombeo de Sebrayo», mientras que la Dirección General de Infraestructuras intentará «valorar y minimizar los desprendimientos en la ladera de la cueva».

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«Nos ha quedado claro que, después de veintidós años, no han hecho nada», concluyó Pedro de Rueda.

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