Premios EL COMERCIO 2020 | Excelencia asturiana para tiempos difíciles

Uno de los galardones que esta edición sale de lo más profundo del corazón es el de Acción Social, concedido junto a todo el agradecimiento de quienes firman en estas páginas a la sanidad asturiana, que con su buen hacer y valentía han luchado contra la pandemia por todos y cada uno de los habitantes del Principado. El colectivo ha dado todo, hasta llegar a la extenuación. Son decenas de miles los trabajadores que velan por nuestra salud. Y todos, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, técnicos de transporte sanitario, equipos de salud pública y trabajadores de centros sociosanitarios, se han mantenido a pie firme en primera línea de batalla, coordinando sus actuaciones en todo tipo de centros, independientemente de su titularidad, e incluso creando nuevas instalaciones en un tiempo récord.

Ha habido más cosas este 2020 y por eso este diario premia a todos los que, desde sus diferentes áreas, hacen que la huella de Asturias quede impresa por todo el mundo. Patricia Urquiola (Oviedo, 1961), cuyo nombre es ya mucho más que una marca, será distinguida con el premio que reconoce la Proyección de Asturias en el exterior. La diseñadora y arquitecta asturiana ha trascendido las etiquetas para convertirse en un símbolo y en una historia de éxito extendida por todo el mundo. Más que decoración. Más que diseño. Ymás que arquitectura. Es una voluntad desbordante que ha superado todas las fronteras.

No son los méritos en cuanto a esfuerzo y entrega para nada desconocidos para el galardonado en el área de Deportes. Hace mucho que el gijonés Pablo Carreño (1991) hizo pese a su juventud historia en el tenis asturiano. Unos logros que sigue renovando y continúan llevándole a lo más alto, como demostró hace un par de semanas metiéndose por segunda vez en cuatro años en las semifinales del US Open. Algo que ya no sorprende en la ciudad que dejó con solo quince años para luchar por su sueño. Un sueño cumplido: hoy está en el 'top 20' de los mejores tenistas del mundo.

Igualmente indiscutible es la concesión del premio a la Empresa a la fábrica de Bayer en Lada. El que es el único centro de producción mundial de ácido acetilsalicílico, el analgésico más usado del planeta, que produce desde hace 78 años en su planta de La Felguera. El origen de la factoría se remonta a 1942, gracias a la cercanía del carbón, fundamental en el proceso de producción de las aspirinas, y desde 1981 es 100% propiedad de la farmacéutica alemana. Su compromiso con la inversión, con la I+D+i, con sus 150 trabajadores –entre puestos directos e indirectos– y con el medio ambiente asturiano le han valido su puesto entre los mejores.

Como el que tiene la premiada en el área de Cultura. Luz Casal (1958) era ya, mucho antes de 2020, una figura indiscutible en la música española. Pero este año ha destacado, aún por encima de su reconocida trayectoria artística, por su calidad humana. La cantante dedicó el tiempo libre obligado por el confinamiento a llamar por teléfono a quienes peor lo estaban pasando. Casi 70 llamadas diarias a quienes descubrieron, atónitos, a Luz Casal al otro lado del aparato. Con todo ello, no se conformó y consiguió poner en marcha en Boimorto el Festival de la Luz, con carácter benéfico y que ayudó en plena pandemia a la Asociación Española contra el Cáncer y el Banco de Alimentos.

Todo salió de una mujer fuerte, como lo es también la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez (Cudillero, 1956), justa merecedora del premio de Investigación. Al frente de un gigante científico, de un referente en el mundo de la investigación que cuenta con cuatro centros en Asturias, continúa apostando por «las personas» como su principal activo. Y es lo uno y lo otro lo que ha convertido su trayectoria en un hito para todas las mujeres científicas de España. 2020 ha venido a demostrar que de lo malo siempre sale algo bueno. Y, a veces, excelente.