Plácido Domingo, aclamado en Salzburgo en su reaparición

Las nueve acusaciones por acoso sexual contra el tenor y ahora barítono, que el martes 13 cayeron como una 'bomba' en el mundo de la ópera, parece que no han hecho mella en el sentir de los aficionados. Al menos en Austria. Los testimonios acusatorios contra el astro español de la ópera son anónimos en su inmensa mayoría, se remontan a hechos que sucedieron, presuntamente, hace tres décadas y la única mujer que da la cara es una mezzosoprano retirada, de 61 años, que se limita a quejarse por la insistencia en el galanteo del tenor. Todas las declaraciones contra el cantante español forman parte de un trabajo de investigación de la agenda estadounidense Associated Press (AP).

La abogada Debra Wong Yang está organizando una ronda de interrogatorios en la Ópera de Los Ángeles que persigue despejar todo género de dudas sobre el comportamiento de Domingo con la plantilla del teatro. El artista es director general de la entidad lírica desde 2003 y la junta de mecenas exige «transparencia y garantías». Los resultados de los interrogatorios no tardarán en darse a conocer, máxime porque otras instituciones como el Metropolitan de Nueva York quiere confirmar cuanto antes los compromisos del cantante. En San Francisco y en la temporada de la Orquesta de Filadelfia se han cancelado sus actuaciones. En Europa se mantienen todas.

Ayer, en el Festival de Salzburgo, muchos tenían ganas de escuchar a la soprano georgiana Nino Machaidze y al tenor polaco Piotr Beczala, pero la estrella que más brilló fue la más veterana. No le tocaba cantar un rol protagonista ni tenía momentos de especial lucimiento. No importaba. Entre los presentes, todos conocían la trayectoria y profesionalidad de Plácido Domingo.