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Sr. Gracía
La pieza invisible del ajedrez

La pieza invisible del ajedrez

La figura del entrenador de ajedrez no solo profundiza en líneas de apertura, sino que transciende el tablero y transforma, con ayuda de la informática, el conocimiento teórico del noble juego

Manuel Azuaga Herrera

Lunes, 29 de enero 2024, 19:11

El ajedrez nos ha venido acompañando durante 1.500 años, casi nada. A partir del siglo XV, dio comienzo el ajedrez moderno o el «ajedrez de la dama loca», como muchos lo bautizaron al comprobar que la reina se convertía en la pieza más poderosa ... del tablero. Desde entonces, y hasta nuestros días, se inició una construcción teórica 'ad infinitum', un cuerpo de conocimiento universal, un vademécum ajedrezado que iba (y sigue) recogiendo las líneas más favorables para las blancas y negras. En la segunda mitad del siglo XX, el campeón soviético Mijail Botvínnik estudió las partidas de Capablanca y observó que el cubano solía forzar posiciones en las que se quedaba con dama y caballo contra dama y alfil. Esta simple apreciación transformó la forma de comprender el medio juego de Botvínnik. «Si he logrado ver más lejos», escribió Isaac Newton, «ha sido porque he subido a hombros de gigantes». Esto es exactamente lo que sucede en el desarrollo del ajedrez, acaso cambiamos «gigantes» por «grandes maestros». Y todo gracias a una pieza subrepticia que nadie advierte porque, como un traductor literario, es invisible, o lo pretende: el entrenador.

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