Jacobo Bergareche. E. C.

«Pertenezco a la última generación que todavía escribía cartas de amor»

Jacobo Bergareche, Escritor ·

Presenta hoy en Gijón 'Los días perfectos', una novela nacida tras hallar la correspondencia inédita de Faulkner con Meta Carpenter

MIGUEL ROJO

GIJÓN.

Viernes, 17 de septiembre 2021, 02:22

«Cuando encontré las cartas me pasé horas leyéndolas». Ese fue el origen de 'Los días perfectos', la nueva novela de Jacobo Bergareche (Londres, 1976), en la que, a partir de la correspondencia entre William Faulkner y su amante Meta Carpenter, que encontró en una ... biblioteca de Austin (Texas), construye una historia que acaba siendo, en cierta medida, un tratado sobre el amor. Ayer la presentaba en Oviedo, y hoy, a las 19 horas, lo hace en La Buena Letra de Gijón, con Jorge Explosión.

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-¿Cómo dio con la correspondencia inédita de Faulkner?

-Estuve tres años como consejero del Harry Ransom Center de Austin, uno de los mayores centros documentales de EE UU, y ahí están todas las correspondencias de Becket, Poe, Russell, Borges... Yo me ponía a abrir cajas y a leer cartas sin parar, y me encontré con esta correspondencia inédita.

-¿Por qué estas cartas en especial le llamaron tanto la atención?

-Me las leí todas de una sentada y me sorprendieron mucho. Son 30 años de relación y ahí pasan muchas cosas, va cambiando la voz del que escribe. Va de la emoción a la intensidad, después al aburrimiento, y después a la memoria, al momento en el que la historia de amor se acaba y lo que se hace es construir el relato sobre ella.

-Y a partir de ahí hizo una novela...

-Sí, el protagonista es un periodista que cuando lee esas cartas se ve a sí mismo en el espejo e indaga en su propias circunstancias, en el amor que siente por su mujer y el que siente por su amante, a la que va a visitar. Está viviendo a la vez muchas de las etapas que se ven en las cartas de Faulkner y Meta Carpenter.

-¿Ya no se lleva lo de escribir cartas de amor?

-Hoy tenemos fotos de todo, pero no escribimos cartas de amor. No tenemos un registro escrito de nuestras emociones, de cómo hablamos cuando estamos enamorados. Los dos primeros años somos poéticos, hasta cursis. Luego hablamos de otra manera. Ahora todo eso se escribe en Whatsapp y con el tiempo se borra: tenemos la memoria fotográfica, pero no la literaria. Creo que pertenezco a la última generación que escribió cartas de amor. La gente se expresa ahora con mensajes de audio, se busca la inmediatez.

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-Se intuye cierta nostalgia...

-Hay una serie de costumbres y profesiones que, con el mundo digital, han perdido estatus. Antes un escritor o un periodista lo tenían, ahora todo el mundo es fotógrafo y escritor porque tiene un móvil o se autopublica. Esas profesiones se han precarizado, y el protagonista de mi novela tiene ese queme generacional. Yo, en lo personal, trato de no vivir amargado, pero sí es cierto que estudié Bellas Artes porque quería ser fotógrafo, y ahora veo que cualquiera con un teléfono lo es, o se cree que lo es.

-¿Ha influido todo esto en una radicalización de la sociedad?

-Yo en Twitter, directamente, no estoy, porque es como un sitio donde la gente va a pegarse. Es como cuando te subes al coche y te cabreas con los de al lado, les llamas hijos de puta... Algo que no harías por la calle. Twitter tiene un poco esa misma rabia que deshumaniza a la gente. Tengo Instagram, que es más amable, aunque tiene algo de falsedad. Genera envidia, aunque las vidas no son tan bonitas como se muestran.

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-¿Qué tal le sienta Asturias?

-Me hace mucha ilusión estar en Asturias, porque me gusta y porque ha habido una gran acogida entre los lectores que nos ha sorprendido. Jorge Explosión, que es quien me presenta en Gijón, permite mostrar la parte musical de la novela, donde se habla mucho de la banda sonora de Austin. Allí se designan a sí mismos como el centro de la música en directo en el mundo. Él vivió allí y lo conoce muy bien.

-A través de su novela puede decirse que va describiendo las diferentes fases del amor...

-La correspondencia de Faulkner permitía hacer una especie de anatomía del amor. Cómo nace, cómo se desvanece, el tedio del día a día, y la novela cuenta la historia de una persona que vive todas esas fases a la vez, y eso es lo que lo hace interesante.

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-¿Por eso escogió el formato de novela para contar la historia?

-Yo pensaba hacer un artículo periodístico sobre cartas de escritores, luego decidí hacer uno sobre estas en concreto, después un ensayo... Al final, vi que lo único que me redimía de ser un cotilla era hacer una ficción con ellas, un esfuerzo digno con el objetivo de hacer literatura.

-Meta Carpenter ya había hablado de esas cartas en su día...

-Escribió un libro, 'A lovin gentleman', y la propia familia de Faulkner hizo gestiones legales para que no se volviese a publicar, y allí salen algunas frases de estas cartas. Yo he logrado el permiso para publicar cinco de ellas de entre todas las que hay. Y hay algunas muy eróticas, incluso con dibujos, pero yo he escogido las más elegantes.

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-Después de leerlas, ¿qué opinión le merece Faulkner?

-Me he leído muchas cosas suyas personales y le he conocido más profundamente en sus relaciones íntimas y privadas. No era Faulkner un escritor académico al uso, huía de los ambientes literarios y no tenía buena fama porque no atendía mucho a los periodistas. Al ver esas cartas, te das cuenta de que era un pedazo de pan, y ahora me cae especialmente bien. Le gustaban sus amigos de toda la vida, el campo, el whisky... las mismas cosas que a mí, la verdad. Es un señor de pueblo sin estudios, pero cuando lo lees es maravilloso.

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