Hórreo de la Rectoral de Cazanes, que tiene tallas del siglo XVI. PAULINO GARCÍA SUÁREZ

Las paneras también tienen nombre de mujer

Documentan seis de estas construcciones pertenecientes a mujeres frente a más de treinta graneros cuyos dueños fueron hombres

Lunes, 6 de marzo 2023

En vísperas del Día Internacional de la Mujer, hórreos y paneras –pura historia de esta tierra tallada en madera– también hablan de desigualdad. Porque –como ha logrado documentar el investigador Paulino García, uno de los mayores especialistas en estas joyas etnográficas– únicamente seis ... de las construcciones tradicionales –todas paneras– atestiguan a través de las inscripciones que conservan que su dueña fue una mujer frente a la treintena de graneros en los que el maestro carpintero talló el nombre de un propietario varón.

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«Se trata de seis paneras enclavadas en Colunga, Tineo, Siero, Belmonte, Somiedo y Carreño. Y, de ellas, la primera fue levantada en el siglo XVII, mientras que las cinco restantes son del XIX», cuenta García, quien precisa que, entre esas orgullosas propietarias, hubo «dos dueñas, dos esposas, una hermana y una señorita » anónima.

Distintas paneras tradicionales. Paulino García Suárez.

Una historia fascinante que nos traslada, en primer lugar, a tierras colunguesas. Concretamente, a La Vega Pernús, donde una inscripción sobre una panera maliayo «riquísima en decoración pero con un estado de conservación bastante deficiente» reza: «Este orio mando hacer Bis del Ribero y Maria de la Llera su mujer año 1675 (sic)». Y, de ahí, a Naraval (Tineo), donde Mariana Gómez mandó tallar su nombre sobre un reloj en una panera de estilo Allande también con motivos astrales en 1820.

En Tiñana (Siero) la que firmó su panera –junto a un tal Ramón– fue Antonia Cienfuegos en 1849 y en Cuevas (Belmonte Miranda) aparece la inscripción «señorita de Cuebas». Y, así, recalamos en Villaux (Somiedo), donde una de estas construcciones «se hizo el año de 1851 por mandado de don Martin Caunedo y doña Juaquina su ermana» y en Prendes (Carreño), donde la que firma primero es Francisca Díaz y, sobre su nombre, «el de una sucesora: Inés Álvarez ». Porque haberlas húbolas.

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