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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Domingo, 2 de febrero 2020, 00:44
Corría el año 1976, España estrenaba democracia pero aún los ciudadanos no habían pasado por las urnas para elegir alcaldes. Gobernaba en Gijón Luis Cueto-Felgueroso, y en la ciudad, ya desde años atrás, el runrún sobre el mal estado del palacio de Revillagigedo ... era constante. Un lugar tan hermoso, tan céntrico, requería de que las autoridades tomaran cartas en el asunto, máxime cuando en 1974 el Gobierno de Franco lo había declarado Bien de Interés Cultural. Antes ya se había rumoreado la posibilidad de que pudiera acabar convirtiéndose en un parador nacional.
Pero el magnífico palacio del Marqués de San Esteban del Mar de Natahoyo del siglo XVIII con colegiata aledaña seguía ahí, deteriorándose, hasta que llegó su momento. En el año 1976, la Caja de Ahorros de Asturias, entonces presidida por Juan Luis de la Vallina Velarde, acordó el 29 de julio adquirir, por 25 millones de pesetas (el precio de un piso nuevo rondaba entonces las 10.000 pesetas el metro cuadrado), no solo el palacio y la colegiata, sino también varios inmuebles anexos a estos. Así consta en la escritura de compraventa firmada casi un año después, el 20 de junio de 1977 por don Álvaro de Armada y Ulloa, el marqués de Revillagigedo, y un representante de la Caja de Ahorros de Asturias que acudió al notario con la autorización realizada por la junta de gobierno de la entidad. En esa escritura no se hace ninguna referencia a condiciones o cláusulas puestas por el marqués respecto a la venta, que ha asegurado que esta se hizo a un precio muy bajo o simbólico a cambio de que redundara en beneficio cultural y social de la ciudad.
En aquella reunión en la que se autorizó la compra, y puede que también en encuentros previos, se llegó a un interesante acuerdo que, con el paso de los años, cayó en el olvido. Al día siguiente de la cita, el alcalde Cueto-Felgueroso coronaba en el Ayuntamiento a la Reina de las fiestas de 1976 y acto seguido habló con los periodistas para hacer un anuncio de auténtico calado: «La Caja de Ahorros de Asturias ha decidido comprar el palacio de Revillagigedo y la colegiata, según acuerdo firme tomado en la última reunión de la junta de gobierno de la entidad (....) Dijo el señor Cueto-Felgueroso que la Caja de Ahorros de Asturias había tomado el acuerdo de compra en firme y el Ayuntamiento podrá optar a la adquisición del palacio y la colegiata a precio de costo, en el momento en el que lo considere oportuno».
La cosa se quedó ahí. En los meses siguientes, los ciudadanos se quejaban de que el proyecto no iba para adelante, mientras el alcalde hablaba de los informes encargados para las obras de restauración y conservación y se barajaban distintos fines. Uno de los anunciados fue un hotel de cinco estrellas, esa vieja aspiración que ya en los setenta estaba ahí. Hubo artículos periodísticos que barajaron la posibilidad de que sirviera para ampliar el Museo Casa Natal de Jovellanos como museo local... Un poco de todo, hasta que finalmente se llevó a cabo una reforma financiada por fondos del Ayuntamiento de Gijón, la Consejería de Cultura, el Ministerio de Cultura y la propia Caja de Ahorros de Asturias que tenía como fin convertir al palacio en un espacio dedicado a la cultura.
Y así fue. El mismísimo Eduardo Chillida inauguró con una exposición el palacio en 1991. Hubo muestras de relumbrón, hasta que en 2012 llegó su ocaso. Fue ese el año en que Liberbank, una vez desaparecida la Caja de Ahorros de Asturias, finiquitó su obra cultural, no solo en el palacio gijonés, sino en el resto de centros de Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres y Langreo vinculada a diferentes programaciones en distintos ámbitos -cine, teatro, artes plásticas, música...-. A partir de ese momento hubo ferias y un poco de todo, también exposiciones de pago que se retomaron en 2018. Y polémicas, muchas polémicas, a cuenta de la importancia de recuperar el espacio, estos días cerrado, para la cultura, a la espera de que se concrete la próxima exposición, aún sin fecha ni contenido.
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