Metáfora coral sobre la opresión y el ansia de libertad

La ópera se estrenó en la Scala de Milán, en 1842, y obtuvo un éxito memorable, entre otros factores debido a una mezcla desconocida de energía, humanidad y ternura. Gracias a 'Nabucco', cuyo mensaje trascendió el ámbito bíblico para universalizarse como una alegoría del poder, un reflejo del anhelo de justicia y el anhelo de libertad de una humanidad oprimida, Verdi se convirtió en la bandera del Risorgimento, el movimiento cultural y político que perseguía la unidad de los diversos Estados de la península italiana. La página más hermosa de esta ópera, el famoso 'Va, pensiero', se convirtió en el himno afectivo de Italia, mucho más conocido, incluso por los propios italianos, que el himno oficial 'Canto degli italiani', compuesto por Michele Novaro.

Mañana lunes, a las 19.30, y los días 9, 12, 15, 17 y 18 de septiembre, regresa al Teatro Campoamor, para abrir la 74 temporada ovetense, la misma producción de 'Nabucco' producida por la Ópera de Oviedo que se representó en el Campoamor en 2015. Al igual que hace seis años, esta producción está ideada por Emilio Sagi y dirigida musicalmente por Giancarlo Marcianò, al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) y el Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo). Serán sus intérpretes Silvia Dalla Benetta (Abigail), Àngel Òdena (Nabucco), Antonio Gandía (Ismaele), Thereza Kronthaler (Fenema), Simón Orfila (Zaccaria), Deyan Vatchkov (Sacerdote de Baal), Facundo Muñoz (Abdallo) y María Zapata (Anna). En la función del viernes, 17 de septiembre, los protagonistas serán Ernesto Petti, Maite Alberola, Matheus Pompeu, Javier Castañeda y Olga Syniakova en los papeles de Nabucco, Abigaille, Ismaele, Zaccaria y Fenema, respectivamente.

Estructuralmente, 'Nabucco' parte de la ópera italiana del Ochocientos. Siguiendo este modelo tradicional, la unidad dramática se desenvuelve en escenas, dieciséis en total, que se adaptan, salvo en algunas de las grandes escenas corales, a las tres partes escénicas de la ópera belcantista. Un recitativo que cumple una función de introducción; un aria o cavatina, melódica y expresiva melódica, y, finalmente, la 'cabaletta' final, rápida y brillante. Estas escenas se organizan en cuatro actos, titulados 'Jerusalén', 'El impío', 'La profecía' y 'El ídolo roto'.

Como es preceptivo en el melodrama romántico, en 'Nabucco' se presenta una historia sentimental, protagonizada por Ismaele y Fenema, hija menor de Nabucco. Sin embargo, este hilo amoroso es en la ópera secundario, frente a la pasión política y las ansias de poder que dan pie a personajes originales, de cuño netamente verdiano. Estos personajes son Abigaille, la hija de Nabucco, ambiciosa y malvada; Nabucco, rey de Babilonia; Zaccaria, el sumo sacerdote de los hebreos, manipulador y fanático. Personajes de fuerte personalidad, para los que Verdi inventa una nueva tipología vocal que refuerce su dramatismo. Así, Abigaille es una soprano dramática de agilidad, poco común antes de Verdi. El carácter dramático, la amplia tesitura, especialmente comprometida en los registros agudo y grave, la potencia para realzar su canto frente al coro, exige un nuevo tipo de soprano, llamado luego barítono de coloratura o verdiano. El aria 'Ben io t'inveni' es un ejemplo de esta tipología vocal. Por su parte, en el personaje de Nabucco tenemos el primer ejemplo de barítono verdiano, expresivo, ágil y con una tesitura que apunta al agudo. Zaccaria también es un bajo insólito antes de Verdi, que adquiere dramatismo, cierta sobriedad expresiva y una tesitura mayor en el registro agudo.

La segunda novedad de 'Nabucco' está en el coro y las escenas corales. Hay antecedentes en Rossini -'Moisés en Egipto'- y, en menor grado, 'Fidelio', pero el hacer del coro un protagonista central, insertado en la acción y con una gran versatilidad expresiva, es uno de los grandes hallazgos del 'Nabucco' de Verdi.

La tercera innovación de la ópera está en la orquesta, tanto en el color tímbrico, la pujanza rítmica y el sentido estructural de la orquesta en la obra. Un ejemplo de ello lo encontramos en la obertura inicial, modelo de lo que se ha llamado «obertura resumen» u «obertura mosaico», al utilizar los temas que luego se desarrollarán en la obra.