Nuria Espert, en un recital de Lorca en Uruguay. Sarah Yáñez-Richards

Nuria Espert: «Actúo cada poema de Lorca como una verdadera obra de teatro»

La veterana intérprete está hoy y mañana en el Teatro Jovellanos con el dos veces aplazado 'Romancero gitano' que creó junto a Lluís Pasqual

M. F. Antuña

Gijón

Sábado, 7 de agosto 2021, 21:58

Dos aplazamientos después, hoy por fin (y mañana de nuevo) Nuria Espert (Hospitalet, 1935) se sube a las tablas del Teatro Jovellanos para dar vida al 'Romancero gitano' de Federico García Lorca con la dirección de Lluís Pasqual. Ya recuperada de la caída que la ... tuvo en dique seco, no ve el momento de encontrarse con su público.

Publicidad

-¿Recuperada por completo?

-Sí, perfecta. Fue una de esas caídas caseras terribles. Ahora ya parece un mal sueño. Estoy deseando subirme al escenario y cumplir con ese compromiso que me apetece tantísimo.

-¿No sé si es capaz de decir en pocas palabras quién es Lorca para usted?

-Una de las dos o tres cosas importantes que me han sucedido en la vida fue el contacto con él cuando era una niña pequeña a través de uno de sus versos que mi padre me enseñó a recitar de memoria. Ese enamoramiento de Lorca que viene de la pubertad me marcó. Es el poeta que más me emociona, que mejor comprendo y el que más ha ayudado en mi carrera profesional, llevándome por los escenarios con 'Yerma', con 'La casa de Bernarda Alba', con sus poemas, los recitales... Todo está lleno de él.

-¿Y qué le aporta al público este 'Romancero'?

-Espero que les acerque a su figura. Este 'Romancero gitano' es una de las obras que le dio a conocer cuando era muy joven y lo que recreamos aquí es la lectura que él hizo para sus compañeros de universidad, de juego, de calle... Nuestro espectáculo está lleno de todo eso. Recreamos la atmósfera, explicamos quién es para nosotros... Y yo actúo los poemas como verdaderas obras de teatro. Realmente, cada uno de ellos podría dar pie a uno de sus grandes títulos. En esa hora y cinco o siete minutos, aparece una mirada sobre él tierna, esperanzada, divertida, violenta. Pocas cosas he hecho en mi vida más a gusto que este 'Romancero'.

Publicidad

-¿Quién es Lluís Pasqual para Nuria Espert?

-La otra pata del taburete. Desde que era jovencísimo he estado presente en todo su crecimiento hasta convertirse en un gran director de teatro en Europa. Una vez más nos juntamos, porque ya hicimos muchos recitales de Lorca juntos, en este 'Romancero' que viene a cerrar cuánto le debemos y cuánto le amamos.

-¿A cerrar?, ¿cierran alguna puerta?

-No, no es verdad. No se cierra nada. Simplemente, ahora estoy contenta y centrada en esta gira que estaba marchando maravillosamente hasta que tuvimos que pararla. Estoy orgullosa porque estoy añadiendo algo más a una carrera que parecía que ya no podía admitir más cosas.

Publicidad

-¿Cómo lleva lo de girar en pandemia?

-Bien. Es una gran desgracia que nos ha tocado a la humanidad. Es muy fuerte, es desconocida, todo el mundo ha tenido que improvisar. Para enfrentarlo nos hemos tenido que amoldar a unas reglas que para algunas personas han sido tremendas, pero para mí no. He tenido la suerte maravillosa de que cerca de mi círculo familiar no ha ocurrido nada y con los técnicos del espectáculos nos hemos ido adaptando a las exigencias de aforos. Sé que el público adora el teatro y lo ha demostrado. Ahora los teatros están llenos, no abarrotados, pero sí llenos. No se pueden vender más entradas, de modo que o lo tomas o lo dejas, o te encierras en tu casa y esperas que pase o te la juegas sin envenenarte.

-Usted que lleva más de sesenta años en los escenarios, ¿cómo ve el teatro hoy?

-Es curioso, pero en el momento de la pandemia ha habido una necesidad de teatro tan evidente... El público lo ha demostrado adaptándose a todas esas normas que no siempre son fáciles de cumplir.

Publicidad

-¿Le ha sorprendido?

-Sí, para mí ha sido una sorpresa. El teatro ha resurgido con una gran fuerza. Me contaban los antiguos que en la guerra civil ocurrió lo mismo y antes no lo creía, pero ahora sí. Mientras pasaba aquella catástrofe atroz, los teatros estaban llenos y es por la necesidad de estar con gente, de que el actor desde el escenario vuelva su cara y dirija la mirada al público. Son unos lazos tan fuertes que el público sale diciendo: «Gracias, gracias, gracias».

-¿Qué hace usted quince minutos antes de salir a escena?

-Me persigno, hago la señal de la cruz, porque cuando era pequeña y mis padres me decían que recitara un poema tenía tanto miedo, tanto pavor, que ese gesto lo convertí en un signo y lo he querido mantener. Aunque no soy creyente, sí creo en la fuerza que te da algo en lo que confías, que crees que te ayuda, que te aporta fortaleza. Eso no tiene precio. Es una joya.

Publicidad

-¿De verdad todavía a día de hoy siente que no va a estar a la altura antes de salir a escena?

-Es absolutamente cierto. Cada función es un tormento. El otro día estaba viendo en televisión a las gimnastas jovencitas de los Juegos Olímpicos y pensaba: «¡Cuánto sufrimiento hay detrás de la belleza!». Detrás de lo artístico hay siempre un temor. Estas muchachas salían aterrorizadas y yo me siento así también. Están los poemas de Lorca, los he trabajado muchísimo, he hecho la función casi doscientas veces, pero siento temor, siento miedo de que de pronto pudiera el cuerpo no responderme.

-¿Y cómo se queda después?

-Como vacía, atontada. Por eso es tan difícil poder atender a alguien que quiere verte en ese momento. Me cuesta pasar del sitio en el que estaba al pequeño camerino con la silla y el espejo.

Noticia Patrocinada

-Pero, pese al miedo, ha sido capaz de salir al escenario en los momentos más duros de la vida.

-Lo que ocurre es que el único lugar donde yo podía estar cuando estaba sufriendo un dolor enorme, donde podía respirar, era el escenario, y supongo, por las entrevistas que puedo leer de compañeros, que es algo muy común. Es como si el teatro te acogiera y te diera palmaditas en la espalda y te dijera: «Sigue, continúa».

-Y usted sigue y continúa. ¿Qué será lo próximo?

-Hay una cosa que tengo muchas ganas de hacer y que no puedo contar en este momento. Está muy cerca.

-¿No se cansa nunca?, ¿nunca ha dicho no puedo más?

-Sí, lo he sentido alguna vez, en medio de esas giras de 'Yerma' por el mundo entero, de meses sin pasar por casa. Ahí me recuerdo diciendo «no puedo más», pero luego el espectáculo comenzada y se me olvidaba.

Publicidad

-¿Desde 2016 volver a Asturias es especial?

-Siempre he amado Asturias, tiene todo lo que me gusta, no le falta nada. Cuando he tenido vacaciones, he ido con mis hijas. Pero desde que recibí el Premio Princesa es como si fuera un poco mía, como si me perteneciera. Tengo la necesidad de ir porque me han dado una de las alegrías más grandes de mi carrera. Todo lo que el Premio movió, los espectáculos que se prepararon, la gente con que compartí los galardones... Todo se volvió tan agradable, tan sano... Me encantó y lo recuerdo con mucho cariño.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad