EUGENIA GARCÍA
Jueves, 9 de diciembre 2021, 01:38
Una imponente Solvay rescatada hace veinte años de la minas de Lieres que protagonizó la película 'Terror en el tren de medianoche' y aún conserva su marrón original, que pretendía emular el del pelaje de un toro. La única máquina de caldera vertical que se ... conserva en Asturias y una de las cuatro que hay en España, apodada 'La Panera', original de 1891 y que fue explotada por la Real Compañía Asturiana de Minas, en Arnao. El coche-salón del ferrocarril de La Robla en el que los accionistas visitaban la mina y tomaban copas -como prueba, el mueblebar fabricado en madera que incluye el espacio para una hielera-, papel higiénico de la época incluido. El recientemente restaurado vagón de escombro de Turón, que 'arrastra' una locomotora de 1910. O la 'SIN 1', de la Sociedad Ibérica de Nitrógeno, una de las más antiguas en funcionamiento, cuyo motor Caterpillar fue restaurado antes de la pandemia por profesores de automoción del IES Fernández Vallín y que probablemente volverá a echar a andar el próximo año.
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Son algunas de las cerca de 25 piezas de material móvil que comparten nueva 'cochera': la nave polivalente del Museo del Ferrocarril de Asturias. Un espacio de 1.600 metros cuadrados que acaba de reinaugurarse tras dos años de trabajos y en el que no solo la colección permanente del museo encuentra acomodo formando nuevos conjuntos en tres andenes de espacio expositivo dedicado al ferrocarril de la minería y la industria; sino que también aumenta, casi duplica, el recorrido del tren de vía estrecha del museo e incluye una nueva parada bautizada como 'Andén Natahoyo' en homenaje al barrio donde nació la Estación del Norte. La nueva parada se construyó, explica el director del museo, Javier Fernández, «gracias a un grupo de voluntarios que en su día trabajaron en el ferrocarril minero» y son probablemente los últimos portadores de una sabiduría única: las técnicas para construir una vía de mina. A partir del próximo mes de febrero la estrenará, cargado de pasajeros, el tren minero.
«Antes, la nave era casi todo taller, pero ahora que gran parte de las piezas están restauradas mantenemos solo una vía para taller, ganando el resto como zona de exposición», celebra el director. Con ello se pone en valor tanto el edificio como las piezas, «de colección y muy demandadas» cuyas historias se explican en tres idiomas -castellano, asturiano e inglés- en las nuevas cartelas diseñadas por Juan Jareño. La colección se complementa con audiovisuales producidos por Marcos Merino que incluyen entrevistas a antiguos obreros ferroviarios.
De todas estas novedades han dado buena cuenta los cerca de mil visitantes que pisaron el museo en los últimos días, como los madrileños Marcelino Toret, Luis Peña y Jorge Melero, voluntarios en el museo del Tren de Arganda que se llevan una «impresión fantástica» de un museo «de 10» que no solo destaca por su variedad sino porque «el material está muy bien conservado y estupendamente expuesto».
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