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PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Viernes, 27 de agosto 2021, 03:16
Loles Leona se hace llamar en sus redes sociales y es así cómo su amigo Juan Luis Iborra la define en la presentación del espectáculo con el que ayer llegó al Teatro Jovellanos -y que esta tarde repite-, como «una actriz que tiene alma dramática, ... cuerpo cabaretero y mirada de niña. Esa mezcla es lo que la hace ser única». Hay algo más que convierte a la barcelonesa en singular e irrepetible y es esa garra leonina que despliega sobre las tablas, su auténtico medio natural desde que comenzó curtiéndose en funciones interactivas con el público de los cafés-teatro, aunque la popularidad le haya llegado sobre todo por sus trabajos en el cine y la televisión. En la obra que le ha escrito y en la que la ha dirigido Iborra, 'Una noche con ella', pese al inequívoco guiño al multiverso almodovariano se muestra de talla entera el talento de la artista-artistaza que la León lleva por fuera y por dentro, un auténtico terremoto de la interpretación que sobrepasa con creces su ubicación como 'chica' fetiche del cineasta manchego y consigue llegar al público con cada mínimo temblor para hacerlo disfrutar a lo grande.
En esta función, un traje a la medida del amigo y director, la actriz se mete en su misma piel para arrastrar al espectador en un divertido viaje al fondo de su personalidad y sus experiencias vitales. Autoficción o biografía personalísima camuflada con indetectables elementos no verídicos, Loles reivindica aquí en primera persona la comedia musical de sus orígenes arropada por un estupendo cuadro artístico que incluye a un pianista y dos actores-bailarines para construir su fiesta.
Y aunque parezca una obviedad lo mejor del espectáculo consiste precisamente en poner todo el foco en la protagonista. Arrolladora siempre en cada uno de sus papeles, aunque sean secundarios, aquí dispone de la oportunidad para exhibir toda su empática presencia y energía sin los filtros de una cámara, en riguroso directo como empezó a despuntar en su juventud cabaretera. Ese, el del cabaret chispeante y provocador, es el género que han elegido Iborra y la actriz para levantar esta noche, cuya única objeción para muchos seguramente sea que tiene fin.
Memorables y descacharrantes son muchos de los momentos que brinda esta fresca comedia musical con la que la propia Loles se hace justicia a través del sabroso texto y puesta en escena de su cómplice Iborra. Artista total y todoterreno se le ha llamado a la catalana, aquí se sale en ambas virtudes divirtiendo y emocionando a partes iguales. Antológica la interpretación del mítico 'El pito', como la verdad con la que canta el 'Pequeñas cosas' de Serrat para empalmar con el 'Achilipú', sin perder elegancia.
Mucha es la que tiene esta desparramada noche con la actriz y sus magníficos compañeros: Briel González y Fran del Pino. No faltó ni la guinda a la polémica taurina de Gijón ni el homenaje sentido a su amiga la Carrá, pero sobre todo a su droga confesa: el teatro. Lo suyo es puro como la gracia de esta desopilante joya que no deberían perderse.
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