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AZAHARA VILLACORTA
OVIEDO.
Sábado, 26 de noviembre 2022, 03:14
«No ye un fíu: son tres, porque son tres CDs y, además, hícelos yo. Tienen 59 canciones por decisión mía, no de la compañía». Así presenta Víctor Manuel (Mieres, 1947) 'La vida en canciones', la más completa retrospectiva jamás editada de su obra, en ... la que están sus grandes éxitos, rarezas, caras B, temas pequeños, dúos y joyas felizmente rescatadas. Un triple álbum con el que celebra su 75 aniversario, que ayer firmó a decenas de incondicionales en Oviedo y que los días 17 y 18 de marzo coronará en directo en el Niemeyer.
-Edición en formato libro, fotos de su archivo personal... ¿Ha tirado la casa por la ventana?
-Sí. Mira: está por aquí una foto de mi güelu, más guapu... Debío escuchar 'El abuelo Vítor' en la radio, porque un día díjome: «Oye, ¿tú por qué tienes que andar contando por ahí que la güela me esconde el tabaco?». Y por eso supe que la había escuchado, porque él nunca me lo contó. Así eren los paisanos de antes. No te daben un besu nunca... y eses coses.
-¿Usted también es parco en demostraciones de afecto?
-¡Qué va! Yo soy muy besucón.
-¿Ha tenido que deconstruirse para ser feminista?
-No. No encontrarás ninguna canción mía en la que trate a una mujer desde arriba. Siempre de igual a igual. Y eso no porque nadie me lo enseñara, porque eses coses antes no se trabajaban, sino por intuición. En casa, mi padre también trataba a mi madre de igual a igual, porque, además, ella tenía muy mala leche y pegába-y una hostia si hacía falta (Ríe). A mí la que me bajaba los pies al suelo era mi madre. Y ahora, cuando me vengo arriba, me acuerdo de que, hace un par de años, iba por Oviedo paseando y veníen dos paisanes de mi edad de frente. Y le dice una a la otra: «Mira, Víctor Manuel». Y la otra contesta: «No lu trago». Pero pa que lo oyese bien. Así ya me pongo en mi sitio (Risas).
-Se lo pregunto porque llegamos al 25-N con una ministra que denuncia «violencia política» de una «banda de fascistas».
-El gamberrismo parlamentario de esta gente es acojonante. No se puede creer. Están crecidos. A ver si hay elecciones pronto y se les bajan los humos.
-¿Le preocupa?
-Es preocupante porque muchos pueden llegar a pensar que eso es lo que hay que hacer. Eso es lo peligroso de esta historia. Que la gente puede decir: «Vamos a insultar, que ye gratis».
-¿Ha usted le ha salido caro meterse en jardines políticos?
-Yo pagué mucho, claro. Pero nunca me quejo porque ye algo voluntario.
-¿No tiene la sensación de que ahora los artistas no se mojan tanto?
-Sí. Se mojan menos. Por un lado, porque tienen las redes, que los machacan en cuanto saquen los pies del tiestu. Y también porque, como han visto que a los mayores nos han dado tantas hostias, piensan: «Joder, vamos a cuidarnos un poco».
-El mismísimo Sabina ha confesado que ya es menos de izquierdas...
-¿Sabes lo que pasa? Que Joaquín canta 'La Traviata'. No se calla nada. Somos amigos, pero no nos vemos mucho. Ahora casi siempre coincidimos en entierros.
-Acaban de despedir a su querido Pablo Milanés. ¿Usted piensa mucho en la muerte?
-No. A mí morir no me preocupa. Lo que me preocupa ye la enfermedad. Estar mal y ser una lata, una carga para los demás.
-¿Y le inquieta cómo va a pasar a eso que llaman posteridad?
-¡Qué va! Si yo no voy a estar aquí, ¿qué más me da? Que digan lo que quieran. Supongo que, en general, no habrá demasiadas quejas de mí. Políticamente sí, porque no soy plato de gusto para todo el mundo, pero nada más. No encontrarán gente a la que yo le haya hecho una putada. Que no busquen, porque no la hay.
-¿En Mieres tampoco?
-Tampoco.
-¿Cómo ve esta Asturias desde el Madrid de Ayuso?
-A ratos bien, a ratos regular. Lo que pasa es que, cuando no hay población, no hay poder político, tienes que esperar a ver qué migajes caen de los platos pa cogeles. Esta mañana, me decía el taxista que me trajo del aeropuerto: «Yo creo que el mejor fue Tini. Porque hizo más coses, porque se movía, porque metía la cabeza en todos los sitios». Y yo pensé: «Pues sí, la verdad».
-¿Y Barbón?
-Lo que pasa es que Tini era amigu, pero también tenía más relación con él por edad. Porque Barbón ye un críu, un chavalín grandón. Y, además, veníamos los dos del Partido Comunista. Yo supongo que todo el mundo tien muy buenes intenciones cuando gobierna y quier hacer lo mejor, pero también ye verdad que a unos se les ocurren más coses que a otros.
-También Yolanda Díaz viene del PC. ¿Qué me dice de Sumar?
-Es un proyecto que confío en que salga bien. Por ella y por la izquierda en general. Porque, si lo de Yolanda no funciona, apaga y vámonos. Ella me gusta mucho. Es una tía estupenda, que piensa las cosas y que no vomita a los que tiene enfrente.
-¿Hemos salido peores de la pandemia?
-Sí. Hay gente muy tocada de la cabeza. Yo creí que no era pa tanto, pero sí. Aquello no tuvo ni puta gracia y yo no cogí la guitarra.
-El que creo que sí la cogió fue su nieto menor, que tiene nueve años. Cuénteme eso.
-Cuando llevábamos quince días encerrados, hizo una canción de dos minutos que decía: «El coronavirus, el coronavirus, el peor virus de mi existencia, quiero salir de casaaaa» (Canta). Una canción protesta en la que contaba que estaba muy encabronado.
-Ahí hay madera de cantautor.
-Hay cantautor. Y a mí se me cae la baba, claro (Ríe).
-Nada que ver con la música que hoy copa las radios...
-Hay de todo, pero, en general, creo que es infinitamente más pobre que la música de hace treinta años. Y todo se está infantilizando: el cine, la música... El cine antes era de mayores o de niños. Ahora hacen cine para que lo vean al mismo tiempo mayores y niños. Entonces, tienen que rebajar mucho el nivel para que los mayores nos hagamos gilipollas. Y con la música pasa igual: la rebajan tanto que la hacen para que le guste a mi nieta mayor, que tiene catorce años.
-Y, mientras tanto, usted no para. ¿Tiene pensado dejarlo?
-No. Mientras el cuerpo aguante, el escenario es lo máximo que hay. Los que no se suben a él no pueden ni imaginarlo. Ahí arriba eres el rey del pollo frito. El puto amo. Yo estoy mejor que en el salón de mi casa. De hecho, el subtítulo de la gira es 'El escenario lo cura todo'. Menos lo incurable, claro. Y, además, canto mejor que antes por culpa del mi fíu. David no me deja pasar ni una. Y ese rigor a mí me viene muy bien. Sé que está ahí, vigilándome, y tengo que hacelo muy bien pa que no me diga nada. Y Ana también. Yo le digo a ella muy pocas cosas y ella a mí, muches (Ríe).
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