Generación G

Y, cuando todo el público estaba inmerso en ese mundo, se apagan las luces, cambian la escena, amplían el espacio, cobra protagonismo propio la pantalla gigante y añaden a su sonido habitual instrumentos de cuerda y viento, multiplicando por mil la implicación de los espectadores que ya cantaban a voz en grito todas y cada una de sus letras. Porque eso es un concierto de los Hombres G: una auténtica fiesta. Y eso es lo que transmiten siempre: buen hacer después de cuarenta años de trayectoria, buen rollo, amistad de la que dura para siempre, sencillez y cercanía.

No faltó Indiana, Las Chicas Cocodrilo, Visite nuestro bar o Voy a pasármelo bien pero a esas se unieron otras que a los seguidores de toda la vida nos suenan de forma muy especial en directo: Rita, Esta es tu vida o La Carretera. Para cuando cerraron el concierto con Devuélveme a mi chica, el público, sin distinción de edad, que ya estaba en su bolsillo desde el minuto uno, los despidió, como si fuera una sola voz, a gritos de «oe, oe, oe».

Sin duda, a pesar de lo que dice su lema, no hay una sola Generación G. En Gijón, los Hombres G convencieron a todas las generaciones.

Por cuarenta años más.