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A. RANERA
GIJÓN.
Jueves, 10 de febrero 2022, 01:11
El Ensemble 4.70 tiene solo cinco integrantes y, aún así, logró ayer llenar el escenario del Teatro Jovellanos, desde que pisó las tablas, ... abrigado por la primera ovación de la velada. De la mano de la Sociedad Filarmónica de Gijón y tras el éxito cosechado en la temporada pasada, este conjunto musical ofreció un recital en el que interpretaron piezas de Mozart y de Brahms, que se ganaron sendos aplausos y que dieron motivos, más que de sobra, para sentir que la música clásica debería estar nuevamente de moda.
El recital comenzó con la voz de Miguel Mingotes. El polifacético artista y colaborador de EL COMERCIO leyó un fragmento de una obra literaria y, a continuación, sobre el escenario, desplegó su talento este ensemble, construido con los nombres de Antonio Serrano (clarinete), Elena Albericio (violín), Carlos Tagarro (violín), David Roldán (viola) y Sara Chordá (violonchelo). Ellos fueron quienes empezaron el concierto con el quinteto con clarinete 'Stadler', del genio austriaco, «una obra que surge de la experiencia de Mozart en el maridaje de instrumentos de viento y de cuerda», explicaban los músicos. «En esta pieza, el compositor se aprovecha de esa sabiduría y de ese idilio que tenía con el clarinete. Además, para llevarla a cabo le ayudó su filia por la escritura a cinco partes, a él le gustaba escribir para cinco instrumentos», proseguían.
Tras esa emotiva interpretación, siguieron con el quinteto para clarinete y cuarteto de cuerda, de Brahms. «A Brahms, esta obra le nació de un contacto con un virtuoso del clarinete», indicaban. «Este quinteto hereda esa misma idea de Mozart de hacer que el clarinete se integre como una voz más al conjunto musical», contaban. «Esta obra está teñida de esa nostalgia que caracteriza la música tardía de Brahms, que es realmente maravillosa, como un atardecer en un bosque en otoño», la definían y aclaraban que, de hecho: «Esta es su última gran obra, en cuanto a dimensiones y formato».
Ambas piezas las consideran «insólitas» y dejan constancia de la maestría de ambos porque «tanto Mozart como Brahms, son dos de los músicos más famosos, más respetados por la crítica y más queridos por el público», señalaban. «En definitiva, son dos joyas de la historia de la música», zanjaban, antes de lanzar un profundo agradecimiento a la Sociedad Filarmónica de Gijón por su apuesta perenne por la música. Entre el público, se sucedieron los aplausos; uno de ellos, el de la alcaldesa de Gijón, Ana González, quien no quiso perderse esta cita, en la que resonaron dos genios de la música clásica.
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