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No hubo silencio ayer en Gijón. La ciudad, completamente sumida en el fragor de la Semana Grande, se rindió a la música, desde el momento en que el pop rock de Destino 48 empezó a dominar la plaza Mayor, a fuerza de '500 días'. El grupo asturiano, liderado por los hermanos Jaime y Talo Arístegui, se dejó el alma sobre las tablas para celebrar, en casa y por todo lo alto, sus quince años de carretera y escenarios.
Les tocó echar mano de la nostalgia mientras interpretaban las canciones de sus discos 'Esto no es un simulacro', 'Sol de invierno' y 'Caleidoscopios', que se ganaron los aplausos de todos esos gijoneses que llevan desde 2009 siguiéndolos de concierto en concierto y también de los turistas que se dejaron seducir por primera vez por los ritmos que les brotaban, a golpe de voz, batería y guitarra.
Destino 48 triunfó en la ciudad de la que, según decían, ya se sienten parte, y dejó prendida la mecha de una llama que siguió ardiendo minutos más tarde, cuando La Fantástica Banda volvió a llenar de melodías el escenario, gracias a las canciones de Los Beatles. La suya fue una propuesta que encadiló a mayores y a pequeños porque, durante todo el 'show' –que empezó con 'Love me do'–, la diversión y la pedagogía le dieron la mano a los ritmos y a los bailes. Tanto es así que, con el objetivo de divulgar y sembrar el interés por la buena música entre los más peques, los artistas repasaron la historia del emblemático grupo de Liverpool y mezclaron las canciones con audiviosuales que se ganaron la atención de toda la familia, incluso de los de menos edad, que suelen ser los más exigentes.
Precisamente ellos, los benjamines de la casa, movieron los pies y las caderas con 'From me to you' y descubrieron el inmortal 'Twist and shout', que a muchos padres les sonaba a música celestial, en estos tiempos en los que los niños se saben de memoria los éxitos de Bad Bunny y Omar Montes.
La 'beatlemanía' se esparció por la plaza Mayor y dejó paso, ya entrada la noche, a Meute, una de las estrellas de la Semana Grande. Esta banda de Hamburgo abarrotó las inmediaciones de la playa de Poniente porque nadie quiso perderse un espectáculo que dejó con la boca abierta a los gijoneses desde que pusieron un pie sobre el escenario.
Fue una actuación enérgica y sorprendente que consiguió que se echaran a bailar las miles de personas que los coreaban junto al mar. Con chaquetas rojas y con instrumentos acústicos, se ganaron las ovaciones de un respetable que vibraba canción tras canción. Es difícil ver algo parecido a lo que anoche hicieron estos alemanes que, por momentos, parecían una charanga del antroxu, pero luego demostraban que lo suyo era mucho más sofisticado. Hicieron una oda a la música electrónica, que se hizo realidad base de solos de saxo, de xilófono y de trompeta que enloquecían a quienes los contemplaban. Los enloquecían por divertidos y por brillantes, no es una exageración: Meute anoche deslumbraba.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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