AZAHARA VILLACORTA
Sábado, 21 de enero 2023, 18:47
Depúes de algún experimento arriesgado -pateos incluidos- como el 'Don Giovanni' de Marta Eguilior, la Ópera de Oviedo sale a ganarse a los aficionados más clásicos en el quinto título de la temporada, el que le pondrá el punto y seguido a su 75 aniversario. ... Así que no esperen sobresaltos ni extravagancias en la producción que está a punto de alzar el telón en el Campoamor el próximo 29 de enero: 'Ernani' (cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto de Francesco Maria Piave, sobre el drama 'Hernani' de Victor Hugo). Sobre todo, porque tiene al frente de la dirección de escena y el diseño de escenografía a una mujer que creció en un teatro y se las sabe todas de este oficio, en el que, «en estos tiempos de locos», apuesta porque «el espectador se relaje y se prepare para viajar en el tiempo y disfrutar sin necesidad de efectos especiales ni rayos láser»: Giorgia Guerra (Roma, 1984).
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«Mis padres eran empresarios líricos y a mí, desde que tenía cinco meses, me dormían acunándome entre el patio de butacas de los teatros. Y, a partir de entonces, he hecho de todo. Desde maquillaje a utilería, pasando por encarnar a varios personajes en una misma función. ¿Que necesitaban a alguien de figuración o en cualquier rol? Ahí estaba yo», se presenta esta italiana con las cosas clarísimas. Una mujer «de la vieja escuela». O, si prefieren decirlo de otra manera, integrante «muy poco convencional de una nueva generación», porque está chapada a la antigua después de haber podido comprobar que «las cosas modernas a veces están bien, y todo trabajo es igual de respetable, pero a veces resultan demasiado simples, incomodan sin necesidad o, directamente, el público no las entiende». Y porque defiende a capa y espada que «la ópera tradicional no tiene por qué ser aburrida» y «no necesitas ponerle unos vaqueros a la protagonista para que una mujer de hoy se pueda reconocer en ella. A mí lo que me gusta es que sea como un cuento, un 'pop up', que el público abra un libro y se meta en una época lejana, porque así es todavía más evidente que, pasen los años que pasen, los sentimientos no cambian y son universales».
Algunas claves
Cuándo y dónde: 29 y 31 de enero y 2, 3 y 4 de febrero en el Teatro Campoamor.
El título: La quinta ópera de Verdi es una de las más interesantes de su época inicial. 'Ernani' o 'El honor castellano' es, admeás, la primera con 'tema español', aspecto que será bastante recurrente en su producción. La obra se estrenó en La Fenice de Venecia en 1844.
Equipo: Daniele Callegari se pondrá al frente de Oviedo Filarmonía, Giorgia Guerra firma la dirección de escena y el diseño de escenografía y Pablo Moras dirigirá al Coro Intermezzo.
Con esa filosofía trabaja Giorgia Guerra desde el pasado 7 de enero y ya lo tiene casi todo a punto para el que será su debut en la temporada ovetense, hasta donde ha traído un modo de concebir la escena en la que esta romana vehemente y pasional -que, sin embargo, rehuye el conflicto- busca, en primer lugar, «crear un ambiente confortable entre todos los miembros de la producción»: «Es algo fundamental. Me tocó pasarme los veranos de mi infancia girando con algún título y te puedo asegurar que, cuando hay tensiones entre el equipo, nada sale bien. Se vuelve todo muy duro. Debe haber ganas de hacerlo, sonrisa, actitud, familia».
Y, cuando dice «todos», quiere decir exactamente eso: «Para mí, es igual de importante un cantante que un técnico, están al mismo nivel. Y no hay un primer y un segundo cast. Son un cast y el otro, más joven. Además, pido que todos los cantantes de un reparto estén en los ensayos del otro porque siempre puedes descubrir cosas nuevas en alguien que hace tu mismo papel. Incluso las estrellas consagradas aprenden de los cantantes más jóvenes, que tienen veinte años y salen a comerse el escenario. Me encanta cuando, de repente, hacen suya una idea y los escucho debatir sobre esto o aquello mientras nos tomamos unas cervezas al terminar de ensayar».
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En ese viaje en el que «abriremos el libro de Victor Hugo para ir a los sitios que él describe y conocer a los personajes que delinea tan bien», Giorgia Guerra -que también trabajó durante una década como actriz cómica- hace recaer el peso en la interpretación: «El otro día todavía le solté un discurso al respecto a uno de los chicos. Le dije que podía ser un gran cantante y estaba bien, pero ser un gran intérprete es todavía mucho mejor».
Ahí radica -piensa Guerra- la clave del éxito: en romper la cuarta pared de este arte total y lograr que el espectador se meta en la historia a través de sus protagonistas: «Al final, la ópera es como un chiste. Si sales de la función y no has entendido nada, es que no te lo han sabido contar bien. Y, para eso, es básico trabajar con los cantantes la gestualidad. Algo que yo misma he estudiado y, por lo tanto, sé bien lo que nos traemos entre manos. Todas las indicaciones que doy las doy porque yo las viví y todo está escrito. Solo hay que abrir la partitura y sublimar lo que está en ella».
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Y, cuando al fin se alce el telón, lo que los melómanos encontrarán serán «unos cuantos elementos que nos trasladan al siglo XVI. Tampoco muchos. No se trata de hacer una recreación fiel de los espacios, porque no tenemos ni tiempo ni necesidad ni dinero. Los objetos son simbólicos. Prefiero pocas cosas, pero que lleguen». Una máxima que aplica también en la iluminación, dedicada a subrayar el dramatismo de esta historia, y no tanto en el vestuario: «Me encantan los trajes de época y los que aparecen en 'Ernani', algunos cosidos por el equipo del teatro, son muy potentes», avanza sobre esta producción nacida en la Ópera Real de Valonia-Lieja que el director general de la temporada ovetense, Celestino Varela, descubrió en Menorca. «Y, cuando la vio, solo dijo: 'La quiero en Oviedo'». Dicho y hecho.
Con todos esos elementos en juego, Giorgia Guerra espera que «la gente vibre y se lo crea, al modo del teatro a la italiana, con las butacas diseñadas para percibir la vibración que sale del foso». Un sueño en el que tendrá como cómplice al maestro milanés Daniele Callegari, ya bien conocido en el Campoamor, que se pondrá al frente de Oviedo Filarmonía para desatar este drama en el que Guerra ha querido hacer de Elvira «una mujer peleona, con carácter y voluntad, que toma sus propias decisiones y no es solo el objeto de deseo de los hombres, como se comprobará al final. Era un reto personal devolverle a la protagonista femenina de esta ópera la consciencia y el criterio propio», explica esta admiradora de Emilio Sagi que, además de tener «un teatro en casa», herencia familiar, es la pareja del tenor tinerfeño Celso Albelo, tan querido en Oviedo, a quien conoció en un 'Rigoletto' -su ópera preferida- y del que se enamoró perdidamente en Venecia, haciendo 'El elixir de amor'. «Solo dos locos por la música pueden compartir esta vida nómada. Lo bueno es que, como nos vemos poco, apenas discutimos».
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