Un momento del ensayo general de la función, que se estrena el jueves. MARIO ROJAS

Ópera de amor sublime y mascarada trágica

'Un ballo in maschera', de Verdi, se representará en el Teatro Campoamor a partir del jueves

RAMÓN AVELLO

GIJÓN.

Lunes, 11 de noviembre 2019, 01:11

Un suceso histórico, el asesinato de Gustavo III de Suecia durante un baile de máscaras en Estocolmo, la noche del 15 de marzo de 1792, inspiró varios dramas a lo largo del siglo XIX. Fue un crimen político. Sin embargo, para los dramaturgos, ... empezando por Eugenio Scribe, el regicidio era demasiado prosaico, por lo que se inventaron una historia de amor imposible como desencadenante de la tragedia. Auber -'Gustavo III o el baile de máscaras' y Mercadante -'El regente'- fueron algunos de los operistas que retomaron el tema, pero, sin duda, fue Verdi con 'Un ballo in maschera' quien en 1859 universalizó el tema con una de sus óperas capitales.

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La censura de los Estados Pontificios exigió solamente que la acción se trasladase fuera de Europa, y que rebajasen la categoría real del protagonista. Así, el rey Gustavo se convirtió en Ricardo, gobernador de Boston, y Suecia pasó a ser Massachusetts. La ópera se recibió en Roma con doble entusiasmo: patriótico -las pintadas del Viva V.E.R.D.I, alusivas a Victor Enmanuel Rey de Italia, se empiezan a hacer después de esta obra- y, sobre todo, artístico. Últimamente, en los teatros de los países nórdicos se tiende a trasladar la óperaa la corte sueca, como la había pensado Verdi.

En el Campoamor, 'Un ballo in maschera' tuvo tempranos y famosos valedores. Se representó por primera vez en 1895, tres años después de la inauguración del teatro. Dentro de las temporadas de ópera ovetenses, la interpretaron cantantes como Carlo Bergonzi (1956), José Carreras (1974), Ángeles Gulín (1971 y 1974) o Luciano Pavatotti (1978). La última representación en Oviedo fue en el 2009, en una versión fallida y cuestionada por los espectadores con un sonoro pateo.

'Un ballo in maschera' llega de nuevo al coliseo ovetense, en una producción de la Ópera de Budapest, los días 14, 17, 20 y 23 de noviembre, y, fuera de abono, el 22 de noviembre, dentro del ciclo 'Viernes Ópera'. El director de escena es Fabio Ceresa, admirado en Oviedo por una bellísima concepción teatral de 'La clemenza di Tito', de Mozart, rescata la acción original ideada por Verdi, situando la acción en Suecia a finales del XVIII. Al frente de la OSPA estará Gianluca Marcianó, bien conocido por los aficionados por su labor con Oviedo Filarmonía. La ópera estará protagonizada por José Bros, toda una referencia lirica en Oviedo, en el papel de Gustavo III. Anna Pirozzi, una de las grandes sopranos verdianas de la actualidad debuta en Oviedo, será Amelia. El barítono onubense Juan Jesús Rodríguez, que entre otros roles interpretó en el Campoamor a Yago, ('Otello') y Rigoletto dará vida a Renato. La mezzo rumana Yudit Kutasi debuta en el Campoamor como Ulrica. También debutará Inés Ballesteros como Oscar, el paje adolescente que siguiendo cierta tradición vienesa interpreta una mujer. David Oller, Gianfranco Montesor, Kenneth Kellog y Manuel Gómez Ruiz completan el elenco. La función del viernes, 22, estará protagonizada por Rino Matafú (Gustavo III), Javier Franco (Renato), Forooz Ravavi (Amelia), Yulia Mennibaeva (Ulrica) y Belén Roig (Oscar).

'Un ballo in maschera' es una tragicomedia -la comicidad de algunas situaciones es evidente- de claroscuros anímicos y musicales. Verdi entremezcla elementos fantasmagóricos propios de la sensibilidad romántica, con himnos patrióticos; escenas de danza como la mascarada final familiares a la Grand Opera francesa, con cantos al amor y la amistad; barcarolas populares y arias cultas de un inmenso patetismo. En esta mezcolanza de estilos de canto y de diferentes situaciones, el drama fluye con naturalidad y sobre todo con una continuidad dramática y musical que acaba desbordando las estructuras cerradas propias del belcantismo.

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La orquesta, al igual que los coros, desempeñan un papel dramático de primer orden. La idea de leitmotiv se intuye en varios temas que simbolizan la conjura o a los personajes. Por otra parte, los instrumentos concertantes en varios pasajes con la voz -corno inglés, violonchelo, trompa- crea un mundo sonoro que va más allá del mero acompañamiento.

Al final, como Verdi quería, el protagonista absoluto es, como en 'Tristán e Isolda', el amor que mueve el cielo y las estrellas.

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