Secciones
Servicios
Destacamos
Derrocha ganas y amor al arte. Es puro entusiasmo. Nuno Coelho (Oporto, 33 años) habla con pasión de los proyectos que impulsa para acercar la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) al público, a todos los públicos, al más tradicional y a todos los demás en ... esta nueva etapa bajo su batuta como director titular y artístico.
-¿Es consciente de que viene a una de las ciudades más melómanas de España?
-Me encanta saber que el público conoce la música, le gusta y apoya la cultura. Que tengamos que dar lo mejor es un desafío. Los músicos siempre queremos más y mejor. No hay problema.
-En cuatro ocasiones trabajó con la OSPA. ¿Qué le animó a querer dirigirla?
-Que la conozco y con cuatro programas distintos. Es importante cuando empezamos esta relación de más a largo plazo que ya hayamos tocado. ¿Por qué la OSPA? Por la gente, la relación personal es importante y aquí la acogida siempre ha sido muy calurosa. En el punto que ahora estoy de mi carrera creo que sé lo que tengo que hacer para continuar el desarrollo del nivel técnico y musical de la orquesta. Y luego quiero desarrollar mis ideas, los colaboradores artísticos, el festival y muchas más cosas, y aquí se me da la posibilidad, me han dicho 'sí, se puede hacer', de modo que he visto que había espacio y oportunidad para hacer lo que siempre he querido y que, como director invitado, no se podría.
-¿Cómo es la OSPA ahora y cómo quiere usted que sea?
-Hay un nivel muy alto en el repertorio romántico y el gran repertorio sinfónico. Me gustaría desarrollar el clásico y el contemporáneo. Creo que ahí todavía es posible subir más el nivel. Quiero impulsar la música de cámara y me gustaría que los músicos sugieran, den ideas a la hora de buscar repertorio. Se trata de construir proyectos juntos.
-¿Hasta qué punto es posible innovar en algo tan clásico?
-Hay mucho por innovar. La música no se puede cambiar, pero el resto, sí: el tipo de conciertos, las horas, la duración, beber, hablar, explicarle al público... Como el festival que vamos a hacer, con teatro, conferencias, museos, literatura, danza... Ahí, en cómo presentamos la música, hay un sinfín de posibilidades.
-¿Y hay que hacerlo? ¿Hay que cambiar la manera en la que presentamos la música?
-Hay que hacer las dos cosas. Es importante mantener un aspecto de tradición, de museo, que lo tenemos, pero hay otra vertiente importante de mirar otras formas de presentar el producto, no solo para tener más gente, sino simplemente para hacerlo mejor. Los músicos de clásica no vivimos aislados del mundo, se escribe sobre la guerra, el confinamiento. Beethoven hizo música sobre acontecimientos que por ejemplo los pintores habían pintado. Para mí es interesante descubrir que un producto artístico es fruto de su época, su contexto y hay más cosas alrededor. Se trata de mostrar esas conexiones entre el arte y la vida.
-Básicamente quiere acercarse más al público.
-Sí, exacto, y también al público de la OSPA, a los melómanos, para que vean esas conexiones.
-O sea, quiere una orquesta más del siglo XXI.
-Siempre hay que tocar para el público de hoy, el que está aquí.
-¿El público joven está muy alejado?
-Hay algo en la música clásica que es un poco difícil para todos hoy, no solo los jóvenes. Estamos habituados a todo muy rápido y por definición la música clásica toma tiempo. Cuando estamos en un concierto no podemos pasarlo hacia adelante. Los periodos de concentración son cada vez más cortos, pero también mucha gente tiene ese deseo de encontrar algo en su vida que le aleje del móvil, que le permita media hora solo de escuchar y desconectar.
-¿Wagner y Rosalía no son incompatibles?
-¿Rosalía?
-«Saoko, papi, saoko».
-Ah.... Sí, sí. La expresión es la misma, es música, pero lo que decía, los tiempos son distintos. Lo mismo ocurre con la comida. No es lo mismo una hamburguesa que una experiencia gastronómica. Hay mercado para todo y nosotros tenemos que buscar nuestro sitio.
-Por lo que dice, los programas pedagógicos importan mucho.
-Sí. Y tenemos ideas también de abrir el Auditorio fuera de los pases de los conciertos, de tomar contacto con el púbico en otros momentos del día y en espacios más cortos. Puede haber otros formatos que llaman a otros tipos de público.
-Una de las novedades son las colaboraciones artísticas para los próximos tres años. ¿Por qué este programa?
-La idea es que seis personas piensan mejor que solo una. Estas son personas con ideas creativas, no solo son increíbles en lo suyo, sino que además pueden ofrecer algún concepto diferente. Cuando se hacen residencias artísticas, alguien viene dos o tres semanas y se va, pero hace falta más tiempo y aquí estamos hablando de un programa a tres años, con gente que puede venir dos o tres veces por año y ahí se va a notar la diferencia. Este trabajo, esa inspiración a la orquesta, necesita tiempo.
-Usted tiene una carrera internacional amplia. ¿Cuál es su aspiración a nivel individual?
-No pienso mucho en eso. Las cosas que me han pasado han llegado de forma natural, con mucho trabajo y buscando nuevos sitios. Cuando uno es joven es importante tener calma. Prefiero dar un paso cuando estoy seguro de que el próximo también lo puedo dar. Quiero tener confianza en lo que voy a hacer. Las grandes ciudades, las grandes orquestas son algo atractivo, un desafío, y hay que estar a tope de preparación, pero con calma.
Nuevos comienzos para la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) bajo la batuta de Nuno Coelho, que este lunes se presentó a los abonados en el Auditorio de Oviedo y este martes hablará ante los de Gijón. Coelho ha preparado la nueva temporada que comenzará el 13 y el 14 de octubre en Gijón y Oviedo y que pondrá en marcha un programa novedoso, que consiste en incorporar a lo largo de los próximos tres años a una serie de colaboradores artísticos para diversificar la oferta de la orquesta y abrir la puerta a la experimentación. El violinista Roman Simovic, el Cuarteto Quiroga, la mezzo Fleur Barron, el pianista Javier Perianes, la violista Sara Ferrández y el compositor Francisco Coll son quienes estrenarán este proyecto con el que Nuno Coelho se muestra particularmente feliz e ilusionado.
Otra de las novedades es OSPA Fest, una suerte de festival en torno a algún evento singular que incluirá recitales de cámara, sinfónicos, conferencias, talleres o clases magistrales. La primera entrega será el próximo abril, en torno al Día del Libro, y la literatura será el elemento central.
Se pone igualmente en marcha el programa OSPA participativa, que permitirá que no profesionales puedan acercarse a la orquesta. El estreno será con el 'Réquiem de Verdi' la próxima Semana Santa en un concierto en el que partcipará la soprano Adriana González, la mezzo Silvia Tró, el bajo Matthew Rose y el Coro de la Fundación Princesa. Es una forma de unir a la OSPA con la comunidad musical asturiana.
Para la próxima temporada de abono se saben ya los nombres de los directores invitados: Pablo González, Carlos Mena, Ari Rasilainen y Álvaro Albiach, todos ellos viejos conocidos, mientras se estrenarán en Oviedo las directoras Elim Cham, Ruth Reinhardt, Lorenza Borrani, Anna Rakitina, Nil Vendeitti y el director Luis Toro Araya.
La temporada de abono incluye quince conciertos en Oviedo, once en Gijón, y habrá también recitales en Avilés y otras localidades de la región a través de las giras 'OSPA de cerca' y 'Camín de los santuarios'. Participará en el concierto aniversario de Víctor Manuel la agrupación sinfónica, que igualmente ofrecerá conciertos extraordinarios y tomará parte en dos óperas de la temporada ovetense.
Ya fuera de Asturias, la OSPA retorna al Festival Internacional de Santander con la directora Elim Cham en un programa que incluye el estreno absoluto de obras de Beatriz Arzamendi e Israel López Estelche. Bilbao y Coruña serán otros destinos de la sinfónica.
-Ha trabajado con Gustavo Dudamel en Los Ángeles.
-Sí, ha sido una experiencia estar con él y con la orquesta. Una orquesta en EE UU trabaja de forma muy diferente a las europeas, es un ritmo muy rápido, dos, tres días de ensayo, concierto y siguiente. Pocos ensayos, mucho repertorio contemporáneo... Ver cómo funciona esa máquina ha sido muy interesante.
-¿Ese modelo es mejor o peor?
-Aquí hay más tiempo para trabajar en profundidad las obras. El modelo perfecto no existe, puede que una mezcla de los dos fuera lo perfecto.
-¿Hay algún límite para una orquesta sinfónica? ¿Cualquier música es posible?
-Si la música es buena, todo vale. Pero esto es muy subjetivo. Eso en Los Ángeles y con Gustavo lo hacen, tocan todo, todo vale y es legítimo. Yo tampoco quiero ser snob y decir 'solo Mahler', pero hay una parte de mantener la tradición, un producto que es delicado. Pero si hay buenas razones para hacer algo, por qué no. Las orquestas se están haciendo cada vez más dinámicas y versátiles, pero hay que saber cuál es nuestra misión, que no es tocar ese tipo de música, sino repertorio escrito para orquesta.
-¿Cómo se lleva usted con las músicas urbanas?
-Las escucho poco. Pero no tengo que tener opinión, cada uno escucha lo que quiere. Cuando tenía 15 o 16 solo escuchaba rap y pop, pero ahora no es mi música.
-¿Cuáles son sus clásicos del pop rock?
-Radiohead, Arcade Fire.
-¿A quien subiría a escena con la OSPA?
-Radiohead. Pero hay tanta música por descubrir.
-¿Ha descubierto ya la música asturiana?
-Julián Orbón. Y voy a descubrir más.
-¿Qué más ha descubierto de Asturias?
-La verdad es que la auténtica razón para querer venirme a la OSPA fue la comida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.