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Lucas Macías, uno de los directores de orquesta españoles con más proyección internacional, cumplirá el próximo 1 de enero tres años como titular de Oviedo ... Filarmonía (Ofil), con el Concierto de Año Nuevo. Y lo hará con una sensación agridulce y la convicción de que, «en estos tres años de trabajo, la orquesta, pese a crecer musicalmente, no ha logrado un apoyo institucional decidido por parte del Ayuntamiento».
Solo un ejemplo de las fricciones con el Consistorio, a escasas fechas de que se firme el convenio que garantizará la subsistencia de la sinfónica en 2022: «La Fundación Musical Ciudad de Oviedo ha pedido un aumento mínimo para llevar a cabo una subida salarial en la orquesta, porque los sueldos están prácticamente congelados desde hace años y el coste de la vida ha crecido mucho. Hablamos de 40.000 euros, pero no hemos encontrado apoyo ni empatía por parte del concejal de Cultura, a quien, por razones difíciles de comprender, le cuesta entender nuestro proyecto y nuestro trabajo», señala Macías.
El maestro onubense, director artístico también de la Orquesta de Granada y uno de los mejores oboístas europeos, considera que José Luis Costillas, concejal de Ciudadanos en el equipo de Gobierno municipal, «no está apoyando a la orquesta como debería», a pesar de que «está socialmente muy valorada y de que ha demostrado siempre su compromiso con la ciudad. Cita, como ejemplo, la pasada Temporada de Ópera, cuando realizó un auténtico 'tour de force', intercalando dos títulos y once funciones en dos semanas. Una demostración «de que siempre está ahí cuando se la necesita».
Oviedo Filarmonía se presentó en el Teatro Campoamor el 6 de febrero de 1999 con el nombre de Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo, por iniciativa del Ayuntamiento. Una agrupación creada por el Consistorio para cubrir las necesidades creadas por las nuevas actividades musicales que, de aquella, empezaban a asentarse en la ciudad. De la apertura del Auditorio con un ciclo estable de conciertos al aumento del número de títulos y funciones en la zarzuela, la ópera, el cine y el Festival de Danza.
Son solo algunos de los compromisos ineludibles de Ofil, sin la que «la programación musical de Oviedo sería inviable», se ha dicho siempre desde la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, responsable de la gestión de la orquesta y de la banda de música. Ambas formaciones se financian mediante un convenio municipal de 3,6 millones de euros, de los que 2,9 se destinan a Oviedo Filarmonía. De esta última cifra, la orquesta recibe una subvención directa de 2,3 millones y el resto, a cambio de contratos. De presupuesto y plantilla muy ajustados -la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias dispone de una financiación de 5 millones de euros-, está formada por 55 músicos, muy lejos de los 80 que suelen tener de media las orquestas nacionales. Es la segunda del país con los sueldos más bajos.
Pero nada de eso ha convencido hasta el momento al concejal, con el que las relaciones han estado marcadas por la desconfianza. José Luis Costillas suele repetir con frecuencia, en las reuniones de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento, que la Fundación Musical consume demasiados fondos de las arcas municipales.
Así que, según aseguró ayer a este periódico el propio concejal, la subida salarial no toca: «En una situación en la que estamos haciendo recortes en todas las áreas, no puede haber una mayor aportación económica. Es fácil de entender que, con el asunto de la plusvalía y los gastos a los que hemos tenido que hacer frente con el covid, los ayuntamientos estamos como estamos».
Las discrepancias van más allá de lo meramente económico. Durante el confinamiento, Oviedo Filarmonía siguió trabajando y se grabaron tres conciertos clásicos prologados por Juan Echanove, Rodrigo Cuevas y Dana Raz, además de otro vídeo de Ainhoa Arteta, que aún no se han emitido. Costillas asegura que «se emitirán en su momento, dentro de una programación especial 'online', que tenga una cierta repercusión. No tiene ningún sentido emitirlos por separado».
Lucas Macías, después de tres años, lamenta que el concejal esté poco dispuesto a escuchar y aceptar «cada proyecto de envergadura que se le propone». Cita, como ejemplo, la programación de verano, en la que «la orquesta se ve obligada a actuar en el claustro del Edificio Histórico de la Universidad, en el que no entra y donde el reducido aforo provoca largas colas de la ciudadanía, que siempre responde y parece estar orgullosa de la formación». El concejal lo niega.
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