«Mecano reventaría todos los escenarios si volviera»

-¿Qué hace una sevillana interpretando a una madrileña?

-En mi formación entraba la interpretación de cualquier personaje, así que estaba preparada para ser Ana Torroja en el escenario. Tanto que incluso en Almería una señora se puso a hablar conmigo como si fuera ella.

-¿Quién es Robin? ¿Es realmente una hija de la luna?

-Por supuesto. Me he criado con Mecano, entre otros tantos grupos de la época, y forman parte de la banda sonora de mi vida. Por eso, este tributo no se puede hacer con más ganas. Somos cinco personas encima del escenario que lo damos todo para ser iguales a Mecano.

-¿Es difícil parecerse a Ana Torroja?

-Sí, al principio, porque ella era como un torbellino en el escenario, corría de un lado a otro, cantando y bailando sin que se le notase en la voz, y me costó. Era muy de fondo. Hoy ya está controlado, parece que me la he comido.

-¿El público les compara con el grupo original o sale satisfecho por haber recordado viejos tiempos?

-La reacción siempre es la misma. El público se sienta y en la primera canción están observando mucho, a ver qué se van a encontrar. Después de dos canciones, cambian y ven que somos profesionales y que todo está hecho con mucho cariño, con respeto, así que empiezan a disfrutar como locos, aunque esta reacción cada vez es menor porque ya nos conocen. A veces no me llego a oír por la energía que tiene el público.

-¿Con qué canción disfruta más en el escenario y cuál le resulta más difícil?

-Todas tienen su particularidad. 'Eugenio Salvador Dalí' tiene armonías muy complicadas y exige mucha concentración, recoge un poco todo. 'Barco a Venus' es una maratón en el escenario.

-¿Tiene relación con algún miembro de quienes formaron Mecano?

-No. Tengo conocidos y me llegan comentarios de parte de ellos. Sólo conozco a Ana Torroja, porque coincidimos en Canal Sur, le enseñé imágenes, y me dijo: «Pero si parece que soy yo». Les hemos invitado a que vengan para que vean que el público les echa de menos. Si volvieran, reventarían todos los escenarios. Pero, mientras tanto, estamos nosotros, para cubrir el antojo en directo.

-Ha cantado canciones de otras grandes artistas españolas, ¿con quién se queda?

-Hace poco canté en un homenaje a Rocío Jurado, que es súper complicado. Me gustan mucho Laura Pausini o Edith Piaf, que es una bomba de mujer. Me identifico mucho con su 'La vie en rose'.

-La música es un camino, ¿para llegar a dónde?

-Para estar bien conmigo misma y feliz, porque te abre todos los sentidos, te hace sentir mejor contigo, te abre la mente y te permite relacionarte, ser más abierta. El mundo del arte hace que la persona se desinhiba.

-¿Qué significado tienen los aplausos?

-Cuando suenan, es que están encantados, maravillados. Cuando me quito los monitores y veo cómo retumba el teatro, se me ponen los pelos de punta. Te están devolviendo todo y poniéndote la mano en el hombro para decir lo bien que lo has hecho.

-¿Desde que sale de gira con este espectáculo, duerme mejor o peor que antes?

-Tengo mis días. El del concierto, duermo como una niña chica porque derrocho mucha energía encima del escenario. Lo doy todo para que el público esté conectado conmigo durante dos horas y así ver que están conmigo.

-¿Alguna manía antes de saltar al escenario?

-Necesito estar en mi camerino sin que nadie me moleste, una hora antes, que nadie interrumpa mi concentración. Hago estiramientos y caliento la voz.