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Ludovico Einaudi
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Ludovico Einaudi
«No me importa que la gente use mi música para dormir. Después de un buen sueño nacen las mejores ideas»Ludovico Einaudi (Turín, 1955) se encuentra estos días en Suiza, donde esta noche ofrecerá un concierto de la gira 'Underwater', que le traerá a España ... este verano, con parada en el Centro Niemeyer de Avilés el próximo 26 de julio. Tocará ante unas 3.000 personas en la plaza del gigante blanco de la ría y nos avanza que combinará canciones de su último disco, el que da nombre a la gira, compuesto durante la pandemia, con obras de sus anteriores trabajos.
–'Underwater' fue escrito durante el encierro del coronavirus. Hay cierta tristeza en esas canciones, pero también esperanza. ¿Fue esencial el momento en el que fue compuesto para el resultado final?
–En un sentido sí, porque fue un momento en el que, con todo lo que tuvo de negativo, ojalá no hubiese sucedido, para mí tuvo algo de positivo, porque finalmente la gente se vio obligada a parar un momento y afrontar su existencia desde diferentes perspectivas, a pensar por un momento. En mi caso fue un momento muy introspectivo, me sentía cómodo al sentir que el espacio y el tiempo a mi alrededor se hubiesen detenido. Nadie sabía cómo iba a ser nuestro futuro como humanos, y esas situaciones extremas siempre tienen una cara positiva, entras en un estado diferente y todo lo que hasta en ese momento eran tus preocupaciones desaparecen, actúas de forma diferente.
–Hubo muchos músicos a los que les sucedió lo mismo, fue un momento creativo importante, y la música una ayuda para mucha gente.
–Yo trabajé diariamente en mi música, aunque no sabía si iba a grabarse un día o si alguien la iba a poder escuchar, pero lo cierto es que no me importaba. Escribía para mí mismo, y en ese fluir diario de música me di cuenta de que no tenía filtro, estaba componiendo mucho más libremente que en otras circunstancias. No juzgaba lo que estaba haciendo. Mes y medio después empecé a darme cuenta que me gustaba en la música que estaba naciendo de aquel proceso, era como si no fuese yo el que componía, estaba descubriendo una parte nueva de mí mismo. Esa situación, para todo el mundo, fue muy parecida a la de estar bajo el agua, estábamos como flotando en una nueva dimensión, en un planeta diferente. Y de ahí el título del disco.
–El resultado fue su primer disco de piano solo en veinte años, aunque en Avilés estará acompañado de tres músicos, violín, violonchelo y percusión. ¿Es porque se siente más cómodo en compañía en el escenario?
–Es simplemente porque, aunque tocaré solo parte del concierto, con esta canciones nuevas, sobre todo al principio, después afrontaré otro repertorio que necesita de esos instrumentos. Lo hago así porque sé que la gente quiere escuchar la parte más conocida de mi repertorio. Es un concierto mixto, uno para 'Underwater' y otro para otras canciones anteriores.
–Algunas de esas otras canciones han formado parte de la banda sonora de películas como 'Nomadland', 'El padre' e 'Intocable'. ¿En qué cambia la forma de componer cuando se enfrenta a una banda sonora?
–Cuando escribes para películas tienen que encontrar una relación con el discurso que quiere transmitir. Cuando lo haces para ti mismo construyes ese contexto tú mismo y la música nace de una forma más integrada en ese discurso. En una película ya ten dan el contexto y tienes que encontrar una música que armonice con él. Es muy interesante, porque es un proceso colaborativo, no es un proyecto solitario. Colaboras con el director, con una idea, es muy inspirador. Depende, claro, de la película que escojas, tiene que ser inspiradora para que el resultado sea el deseado.
–A usted, que ha tocado en el ártico para denunciar el daño que le estamos haciendo al planeta, esta gira le traerá a España en la segunda mitad de julio. ¿Teme pasar mucho calor?
–Estoy preocupado por el cambio climático, claro. El tiempo está cambiando en todo el mundo, hay demasiados fuegos, hay inundaciones, de repente llueve mucho cuando no debería. Es muy importante apoyar medidas que traten de frenar ese proceso, que demos pasos adelante antes de que sea un desastre. Y eso que ya estamos viendo el desastre llegar, como es el caso de las recientes inundaciones en Italia, después de todo un año sin llover... Tenemos que poner el problema del cambio climático en la agenda diaria y pensar sobre ello. En cuanto al tiempo en España este verano, espero que los conciertos sean todos por la tarde-noche para no haga tanto calor. Así que espero sobrevivir.
–¿Qué le divierte más, tocar música o escucharla?
–Depende. Me gusta mucho tocar y componer música, porque es la forma en la que yo me expreso, pero también disfruto mucho de la música cuando estoy con amigos, me gusta escuchar y compartir la música con la gente, comentarla, hablar sobre ella. La música es una forma de experimentar la vida, una vía para experimentar emociones diferentes. Sin música, el mundo sería más gris.
–No sé si en Italia sucede lo mismo, pero aquí en España se echa de menos una mayor presencia de la música, y de las humanidades en general, en el sistema educativo. ¿Le preocupa que nuestros jóvenes no sean educados en el humanismo?
–El nivel general de la educación está cayendo y, de hecho, creo que está en un nivel muy bajo. Estamos perdiendo el humanismo a la hora de afrontar el pensamiento como sociedad, en la que yo creo que la cultura debería estar más presente. Literatura, música, poesía, arquitectura, arte... todo está en la misma esfera, y cuando logramos comunicar estas ideas y ponerlas en el centro del discurso llega lo mejor de la humanidad. Sucedió en la Grecia y Roma clásicas, se repitió en el Renacimiento. Hoy en día tenemos que hacer mucho más, y también me refiero a la música. Muchas veces no es necesario complicarse demasiado. Algo tan simple como que los niños escuchen una canción por la mañana cuando lleguen al colegio puede ayudarles más en la vida que otras materias que creemos mucho más importantes.
–Vivimos un momento el que hay mucha gente con problemas de ansiedad, de estrés... ¿Le molesta que se use su música para relajarse o como ayuda para conciliar el sueño?
–Una vez que has hecho tu música, es de todo el mundo y cada uno puede hacer lo que quiera con ella. No me importa si la usan para dormir, porque también hay mucha gente que viene a los conciertos a escucharla. Mi deseo, obviamente, es que sirva a los demás para inspirarles a buscar nuevas aventuras, explorar nuevos territorios. Me gusta que la música sea de alguna manera profética. Cuando es capaz de llevarte a un lugar diferente del mundo, hacerte ver algo que no hubieses visto sin ella, ha logrado su objetivo. Así que si la música te conduce hacia un buen sueño, puede que ese sueño te lleve también hacia un nuevo descubrimiento. Cuando despiertas después de un sueño reparador pueden llegar las más fantásticas ideas, las mejores.
–Será su primera visita a Asturias. ¿Sabe algo del lugar en el que va a tocar?
–Lo cierto es que no conozco el lugar, estoy deseando conocer ese centro de Oscar Niemeyer, porque me han hablado muy bien de él. En mi caso, mi primer recuerdo de la palabra Asturias viene de la deliciosa canción de Manuel de Falla. Este verano podré conocer por fin el lugar que le inspiró.
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