Joaquín Sabina, Federico de Haro y Javier López de Guereña, ayer, durante la presentación de la biografía 'Javier Krahe. Ni feo, ni católico ni sentimental', en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid. EFE

Joaquín Sabina: «Estamos en deuda con Krahe»

Joaquín Sabina reivindica la figura del «Brassens español» en la presentación de su biografía y reclama «un estudio de sus letras»

A. PANIAGUA

MADRID.

Miércoles, 2 de junio 2021, 00:20

Tres cosas unían a Javier Krahe y Joaquín Sabina: el gusto por Georges Brassens y Leonard Cohen, las copas y un enfisema pulmonar. Con el tiempo Krahe dejó el tabaco, pero Joaquín Sabina no se despega de sus cigarrillos, salvo en ciertas ocasiones.

Publicidad

Una ... de ellas ocurrió anoche, cuando acudió a la presentación del libro 'Javier Krahe. Ni feo, ni católico ni sentimental' (Reservoir Books), trayectoria vital de un hombre cáustico que no dejó títere con cabeza.

Su autor, Federico de Haro, ha entrevistado a más de sesenta personas que conocieron al cantante, y fruto de ello ha salido una crónica repleta de anécdotas y algunas canciones desconocidas que se transcriben en el libro.

«El hombre que quitó a las semifusas el corsé», como lo definió Sabina en un soneto, porque el de Úbeda tuvo en Javier Krahe a un hermano, un cómplice, un cuate y un maestro en un «mar sin ventanas a la RAE».

«A nadie debo tanto como a Javier Krahe. Siempre me ha cabreado que se le ninguneaba. Este país no se merecía tener a Javier Krahe», dijo Sabina, quien pintó al cantante como el Georges Brassens español.

Publicidad

«A Brassens se le estudia en la escuela; a Krahe se le persiguió por blasfemo. De él aprendí cierto rigor métrico y rítmico. Estamos en deuda con él y no la pagaremos hasta que se haga un estudio sesudo, que no académico, de sus letras».

Muerte a traición

Satírico, descreído e irreverente, Javier Krahe revive cada vez que se reproduce una de sus canciones. Murió a traición, en Zahara de los Atunes (Cádiz), sin poder tomarse el año «selvático» que ansiaba.

Publicidad

Nadie hubiera dicho de él que fue un alumno del Colegio del Pilar, cantera de élites y gobernantes. No tuvo el mal gusto de formar parte de ningún Gobierno, pero sí de la élite de la canción.

Si no fuera porque era un hombre templado, se habría enfurecido si alguien le hubiera llamado poeta. Más aún si le hubieran tomado por cantautor. La verdad es que su voz era una carrasposa entonación de notas y toses.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad