Los integrantes del grupo Arizona Baby. EFE

«Antes los grupos tenían una integridad artística. Ahora está todo comercializado»

«Muchos artistas emergentes ya salen vendidos de casa. El amor propio ahora se ve como algo del pasado, como una dignidad de mosqueteros» | Arizona Baby actúa este viernes en Gijón

pablo suárez

Jueves, 27 de febrero 2020, 23:27

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En el alambre de lo que supone mantenerse puro, los Arizona Baby han conseguido hacerse una casa con jardín. Creyentes de rock y carretera, la banda llega esta noche al Teatro Albéniz de Gijón (20 horas) como parte de la iniciativa 'Vibra Mahou by ... Mad Cool'. Al timón de la nave, Javier Vielba, músico en su vertiente más real, esa que, lejos de preocuparse por el final, no negocia principios.

Se definen como los últimos de una estirpe.

Sí, yo soy muy dramático y siempre me gusta soltar frases lapidarias (risas), pero la realidad es que ningún grupo hace lo mismo que nosotros. Ni en España ni en Estados Unidos.

¿Por qué la apuesta por un 'power trio'? ¿Cuánto más sencillo más puro?

Sí, yo creo que esto nos venía de una manera que casi ni lo piensas. Nosotros somos de la época del grunge y Nirvana nos pilló en el paso de la EGB al BUP. Entre eso y que luego haces los deberes de la música y empiezas a escuchar grandes power tríos como Cream, ZZ Top, JimiHendrix Experience, Blue Cheer, Rory Gallagher… dices ¡esto es la hostia! Todo eso lo teníamos muy metido, nos parecía un formato muy natural y muy lógico. Lo practicábamos en bandas eléctricas y, paralelamente, empezamos a tocar la acústica. A mí compañero Rubén (Marrón), por ejemplo, le robaron una Gibson Les Paul y se refugió en la acústica de su padre. Estuvo muchos años que tenía como una fobia a la eléctrica porque estaba muy dolido (risas). Yo estaba en grupos más cañeros pero cosas como el Unplugged de Nirvana, el trabajo que hizo Rick Rubin con Johnny Cash, Chris Isaak, los Alice in Chain... eran artistas que estaban conectados con la escena de aquel momento pero que podían tener un componente acústico y que empezaron a hacer que tirásemos más a tocar con la acústica. Decidimos conjugar todo estos elementos y hacer un formato tipo los America, con ese espíritu noventero y esa actitud rockera. Pensar como un heavy y tocar como un folkie.

Ha nombrado bandas pretéritas enormes. ¿Creen que las nuevas generaciones viven en una crisis de referentes?

Bueno, yo creo que afortunadamente sí que hay referentes, lo que pasa es que el gran foco no les hace tanto caso como antes. Si ahora apareciesen Metallica o Nirvana, a lo mejor no se comían un colín. Serían un grupo más y una nota a pie de página. No sería más famosos que grupos de ahora que me encantan pero que no tienen la relevancia que a lo mejor hubieran tenido en los 90. Los tiempos cambian y ha habido una época dorada para la música punk, otra para los discos… Ahora mismo es la era dorada de los sonidos urbanos, afrolatinos… Son épocas y tendencias. La diferencia es que cuando nosotros éramos adolescentes poníamos Los 40 y sonaba 'Smells like teen spirit', Pearl Jam, Oasis… Ahora mismo te suena Juan Magan, Ozuna o alguno de estos que no tienes ni puta idea pero todo el mundo los conoce. Antes la radio comercial reflejaba distintas tendencias, había más variedad.

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Me refería más a que quienes ahora ocupan los primeros puestos de la industria tienen, en general, una filosofía artística muy distinta a los anteriores.

Sí. Los que ahora lo megarevientan tiene otra filosofía. Gran parte del 'hit parade' se compone de artistas que vienen, por ejemplo, de concursos televisivos. Si en el 'top ten' tienes cinco concursantes de la televisión, tres influencers de Instagram y un par de DJs… pues bueno, con todos mis respetos, el paradigma es otro. No estás hablando de un grupo de colegas que se juntaban en fiestas y tocaban.

Se perdieron valores por el camino.

Sí. Ahora está todo comercializado. De hecho, antes los grupos tenían una especie de códigos, una integridad artística. Hasta Guns'N Roses, por mucho éxito que tuviesen, las tenían en sus propios términos y no cedían ante las presiones de la industria. Lo hacían a su manera y renunciaban a un montón de pasta porque tenían una integridad como entidad musical. Hoy en día ya ves en los artistas emergentes que no hay integridad en ese sentido porque ya salen vendidos de casa. Etiquetan en redes marcas que ni siquiera les pagan, haciéndoles publicidad gratis a ver si les dan algún producto o a ver si les sirve de algo. La sociedad está hipermercantilizada y esa dignidad punk del arte por el arte no existe. Ahora es más de 'mira yo soy influencer y cobro tanto' o 'no soy influencer pero te hago esto y cobro tanto'. Es como que la gente está deseando que le ofrezcan un anuncio. Yo no digo que no esté bien eso eh. Me parece cojonudo que Iggy Pop haga anuncios de tónica. No me las quiero dar de purista o que parezca que hablo con una superioridad moral, pero sí que creo que hoy en día, por como son las redes sociales, a la gente le parecen normal cosas que antes le hubieran parecido de ser un vendido o de ser un poco arrastradete. Ese amor propio que había ya se ha diluido y se ve como algo del pasado, como el honor de mosqueteros.

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Un amigo vuestro, Antonio García Villarán, acuñó el término 'hamparte'. ¿Hay mucho estafador por ahí suelto?

(Risas). Siempre los ha habido, lo que pasa es que ahora se ven más.

¿Y en el rock? ¿Exceso de postureo?

Bueno, es parte de la cultura pop. Ir un poco maqueado, hacerte fotos chulas… Yo estoy súper a favor de todo eso. Hasta del postureo más tontorrón, que por lo menos te ríes un poco de él y te alegra la tarde. Tiene que haber de todo y eso está guay. De hecho, yo siempre defiendo la música mala y el arte mal hecho porque hace que lo bueno destaque más. Para que la luz brille mola que haya oscuridad. Pero hombre, si al final el postureo es la norma y a las personas que van de otro rollo se les trata de pringaos o de trasnochaos por ser como son... Dentro de su concepto de autenticidad que cada uno siga su camino. Afortunadamente, creo que hay algunos grupos jóvenes que lo hacen de puta madre y soy optimista. El presente no es malo, simplemente está borroso.

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En general, ¿ha sucumbido lo artístico a lo superficial?

Sí, eso siempre ha pasado. Hay grupos que ven una fórmula que funciona y que en vez de estar palmando pasta en salas pequeñas prefieren hacer una música que vaya dentro de los parámetros que lo petan. Me parece bien, pero a mí no me sale. No sé hacerlo y no creo que me hiciese feliz. Soy otro tipo de músico, me expreso a través del arte.

Se ha mostrado crítico en más de una ocasión con los festivales. Concretamente con esos tipo Coachella marca blanca que hoy en día proliferan. ¿Se están cargando la industria?

Se cargan la esencia, aunque a nivel industrial funcionan. Mucha gente llevamos tiempo criticando que desde las instituciones se tiende a demonizar la actividad en pequeñas salas de conciertos y a fomentar los festivales. Eso no vale. Ellos con eso te cubren el cupo de cultura de cara a la foto y a los votos pero no se trata de eso. Es un 'estamos cerrando las salas pero mira que festivalazos'. Lo que tienen que hacer es compatibilizar espacios escénicos privados y municipales. Si municipalizamos toda la cultura, la censura está servida y se pierde libertad. Eso crea un equilibrio que es bueno para todos. Lo que no se puede es polarizar. Si todo se basa en votos y en cifras… En el caso de los festivales, muchas veces se coordinan desde la concejalía de Turismo, no de Cultura. Es pura ineptitud, un 'toma el voto y corre'. Da igual el partido político que sea. Lo que menos importa es que la ciudad tenga un por qué.

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