El concierto de la OSPA de este jueves en el Tetro Jovellanos Paloma Ucha

Fuerza y emoción, de Beethoven a Chaikovski

El pianista Javier Perianes con Perry So, al frente de la OSPA, protagonizan un sólido y expresivo concierto

Ramón Avello

Jueves, 18 de marzo 2021, 22:20

Perry So se dio a conocer en Asturias cuando se buscaba, hace diez años, el director sustituto de Max Valdés. Desde entonces, el joven maestro hongkonés ha establecido un vínculo continuado con la Orquesta del Principado de Asturias (OSPA). Este jueves, en el ... Teatro Jovellanos, dentro de la Temporada de Invierno de la OSPA, Perry So volvió a refrendar su buen hacer al frente de la OSPA, con un programa de enorme vuelo sinfónico. El «Concierto para piano N.º 3 en do menor», de Beethoven, con Javier Perianes como solista (el pianista onubense sustituyó a Nikolai Luganski, pianista ruso de grata memoria), y la «Sexta Sinfonía», conocida como «Sinfonía Patética», de Chaikovski. El concierto estaba dedicado a la memoria de Antón García Abril, fallecido el día anterior. Tuvo una estrecha vinculación con Asturias. Es el autor de 'Madre Asturias', composiciones para voz y orquesta, después transcritas para voz y piano, grabadas por Joaquín Pixán. El público llenaba el espacio habilitado en el Jovellanos según las limitaciones covid. A priori, el programa era atractivo.

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Javier Perianes es uno de los pianistas españoles más familiarizados con los conciertos para piano de Beethoven. No en vano, hace dos años interpretó en una especie de maratón beethoveniano en el Auditorio Nacional de Madrid los cinco conciertos del compositor, cincelando y mostrando la peculiaridad de cada uno. El tercero, que hemos escuchado ayer, señala el nuevo camino emprendido por Beethoven hacia 1800. Las referencias de Haydn y Mozart, muy frecuentes en los dos primeros conciertos, se diluyen en un proceso de fuerza afirmativa y de emociones románticas. Perianes abordó el primer movimiento con fuerza, con sentido afirmativo. Riguroso, bien matizado y comunicativo. La cadencia de este primer movimiento fue un prodigio. En el segundo, el largo, el pianista interpretó desde la ensoñación intimista y romántica, exquisitamente concertada con la orquesta, especialmente las maderas. Finalmente, en el rondó, proyectó ese espíritu triunfante, alegre y dominador que tienen varias obras sinfónicas de Beethoven a partir de la Heroica. Una sinfonía con la que se podría emparentar este concierto. Fue muy aplaudido y, como propina, tocó un vals de Chopin.

Tras el Beethoven de Perianes, el Chaikovski de Perry So, en una obra arrebatadoramente expresiva. El director controla perfectamente la sonoridad de la OSPA y la moldea para crear un sentido personal, muy propio. En primer lugar, So tiende a la emoción contenida. Su 'Patética', siendo vibrante, bien contrastada y con grandes relieves sonoros, nunca cae en ese desmelenamiento vano. Al contrario. La gama de intensidades es amplísima, pero sobre todo rica en los pianos y pianísimos. De hecho, cuando termina la obra con el 'Adagio lamentoso', el último acorde se prolonga y se va cerrando en el silencio. La otra cualidad que destaca es cierta elegancia, especialmente destacada en el 'Alegro con grazzia', un vals que tiene la peculiaridad de su ritmo a cinco tiempos, llevado con una delicadeza encantadora por Perry So. Finalmente, si antes hablamos de expresividad contenida, también podemos hablar de una expresividad algo severa, muy alejada de ese exceso suspirante que a veces es propia de algunas versiones de esta sinfonía. Esto lo vimos sobre todo en el final, donde la emoción, incluso el sentido de tragedia, es más intimista que teatral. En definitiva, una 'Patética' interpretada con un sentimiento emocional, pero controlado.

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