«Sin el flamenco yo no podría existir. Canto para encontrarme a mí mismo»
Diego 'El Cigala' | Cantaor flamenco ·
«La pureza está en México, en Perú, en la copla, en el jazz... La pureza es trasmitir. Hay mucha gente que eso no lo entiende»Secciones
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Diego 'El Cigala' | Cantaor flamenco ·
«La pureza está en México, en Perú, en la copla, en el jazz... La pureza es trasmitir. Hay mucha gente que eso no lo entiende»PABLO SUÁREZ
Domingo, 28 de junio 2020, 23:33
Hay pocos Diegos que, solo con decir su nombre, llame a la puerta el apellido. Son bendiciones de crucigrama y, dos de ellos, virtuosos en campos no tan lejanos. Uno es Maradona, el otro es 'El Cigala'. El primero es el mejor futbolista de la ... historia; el segundo, posiblemente la voz flamenca más internacional. Los dos se admiran y los dos comparten un denominador común que les hace únicos: la pasión entendida como disfrute. Esa que Diego Ramón Jiménez Salazar (Madrid, 1968) desplegará el próximo 8 de julio en la plaza de toros de El Bibio, dentro del ciclo de conciertos Metrópoli City. 'El Cigala' atiende a EL COMERCIO desde su casa en la República Dominicana. De trato familiar, cadencia gitana y una risa inconfundible, prepara una barbacoa en la que, a tenor del sonido de fondo, no faltarán comensales. «Tengo ganas de Gijón. Voy solo con piano y voz. A ver qué pasa», comenta sobre un 'show' en el que interpretará «las canciones que más me gusta cantar» y en el que no faltarán temas de su nuevo trabajo, 'Cigala canta a México', una fusión entre su dorado quejío flamenco y los grandes clásicos del país azteca.
–¿Cómo lleva todo el tema de la pandemia?
–Estoy 'jartito' del coronavirus. ¡Qué maldición ha caído en el mundo! Está siendo como una pesadilla a la que uno no encuentra final. La gente todavía no toma conciencia, no saben que esto es serio y que van muchas muertes. Aquí (por República Dominicana) empieza ahora a haber más contagios. También porque al pueblo, que vive al día y gana para comer, si lo encierras en casa pues ya me dirás. La gente ya no tiene dinero y vienen los malos humores, las peleas, los atracos, la delincuencia… Es así. Está pasando aquí y pasará en el mundo entero. En España, como se descuiden, viene otro rebrote que te cagas. Y así no se va a mover nunca ni la cultura ni nada.
–Para la cultura, el virus y todo lo que ha conllevado en forma de cancelaciones y parón ha sido un golpe muy duro.
–Para la cultura y para los que amamos el arte es un golpe brutal. Yo estoy como encerrado en una jaula de oro de la que necesito abrir algún barrote y ser libre. Latinoamérica está cerrada a cal y canto para la música. Tocamos ahora en Gijón el primer concierto, a voz y piano, y estoy contento por salir a cantar y encontrarme con mi público, pero veremos qué pasa. Esperemos que todo vaya bien. Lo que no sé es como sentará cantar uno y ver a la gente con mascarilla (risas). Para decir un 'ole' a ver cómo hacen, ponerse un micrófono para que se les escuche (risas). Por cierto, ¿a ti qué te parece lo de los conciertos por 'streaming'?
–Creo que pierde la gracia.
–Pierde la esencia. Lo del 'streaming' es más parao' que una foto (risas). Yo respeto a todo el mundo, pero la música es la música. Transmitir solo sé transmitir con mi público. La única manera en la que se podría hacer un concierto en 'streaming' es que estés en un escenario sin que lo sepas, que haya dos cámaras grabando y que estés cantando con público. Así yo sí podría, porque estoy cantando para gente que tengo en frente, pero cantar estando en tu casa… mi arte no va con eso. Yo necesito a mi público. Soy un cantaor de muchas emociones.
–En su nuevo trabajo le canta a México. ¿Le costó mucho elegir las doce canciones del disco? Seguramente tenía muchas más en mente.
–Me costó. Sobre todo, discusiones con el productor, mi compadre Jaime Calabuch. Eran temas que me tenían que llegar al alma. Era una tarea difícil pero creo que se ha conseguido, ¿no? Están los que tienen que estar.
–Gabriel García Márquez y Chavela Vargas tienen mucha parte de la culpa de que haya hecho este disco.
–Sí. Yo he tenido muchas borracheras de arte con 'Gabo' y con Chavela y siempre hablábamos de que a mí me tenían que ir bien todas esas músicas del bolero ranchero. Sabían que yo amaba mucho la música mexicana, que me encantaban Javier Solís, Vicente Fernández, Manzanero, la Lupita…
–Dice el contrabajista Javier Colina, pieza importante de 'Lágrimas Negras', que la música popular nunca ha tenido nada que la haya puesto de moda. ¿La hace eso menos contaminada?
–Yo creo que sí. La música popular siempre está ahí, aunque depende de la manera que lo interpretes. Mi querido Javier Colina sabe muy bien de lo que está hablando, porque él fue partícipe de 'Lágrimas Negras' junto con don Bebo Valdés y conmigo. Aquello fue una apuesta arriesgada. Nuestros corazones estaban llenos de música, pero no sabíamos cómo le iba a caer a la gente. Luego mira lo que sucedió.
–Hace 16 años de aquello. Con la perspectiva que da el tiempo, ¿diría que a Bebo Valdés le cambió la vida?
–Totalmente. Personalmente, humanamente y bueno, musicalmente para qué te voy a contar. Nada de esto hubiera sido posible, conocer América y los mundos de esa música, si no hubiera venido de la mano del gran Bebo.
–En la música, y más si cabe en el flamenco, la pureza es un concepto que se utiliza muchas veces como arma arrojadiza. ¿Qué significado le da usted?
–Para mí la pureza es trasmitir. Trasmitir con el cante y llegar a la gente de una. Eso es la pureza, o se trasmite o no se trasmite. Siempre me ha gustado la pureza, venga de donde venga. Hay mucha gente que eso no lo entiende. La pureza está en México, en los sonidos peruanos, en la música clásica, en la copla, en el jazz…
–Defina el flamenco.
–El flamenco es un estado de ánimo. Hay días que no te encuentras y en los que te subes al escenario y te cambia la vida.
–Dice que si cantase bien todas las noches «sería una mierda».
–(Risas). Sería un rollo. Hay noches en las que estás en estado de racha y te la gozas. El otro día mismamente. Me puse a cantar aquí en casa después de tres meses, y los que estaban delante decían que por qué aquello no se había grabado (risas). Eso que os habéis perdido, les dije. Luego lo mismo quieres cantar y no te sale.
–¿Se canta para dar forma a un sentimiento o para encontrarlo?
–Yo canto para encontrarme a mí mismo, para sentirme satisfecho. Cuando te gustas tú, llegas rápido a la gente. Yo no soy ese cantaor que busca el 'ole' rápido. Yo voy cantando y se va abriendo el abanico, despacio, hasta que llegas a tener la voz caliente. Ahí es dónde se forma la magia.
–¿Ha pensado alguna vez en dejar la música?
–Nunca. Para mí el flamenco es todo. Sin el flamenco, ¿yo qué hago? Sin el flamenco yo no podría existir.
–¿Cuánto hay en eso de genética y cuánto de aprendizaje?
–El artista nace, y con el paso de los años se hace.
–Ha experimentado con músicas de todo tipo y, la mayoría de las veces, ha arriesgado. ¿Le ha preocupado alguna vez el qué dirán?
–(Piensa). No, no mucho. Tampoco me han preocupado nunca ni los flamencólogos ni los flamencólicos o como quieran llamarse. No por nada, pero le diría a toda esa gente que lo que tienen en su teoría son libros. No pueden subir a un escenario a cantar y sentir lo que yo siento. Yo nunca he tenido miedo al qué dirán, aunque sí alguna duda sobre si iba por buen camino. La verdad es que me voy guiando de mis instintos y no me han fallado.
–Mencionaba antes la pureza del jazz. Por la libertad que trae implícita, ¿es el género más parecido al flamenco?
–Sí. Es muy volátil, muy nocturno, muy de cuarto donde se encuentran compañeros que improvisan… En el jazz rápidamente se forma ese lío, esa magia, y con el flamenco ocurre lo mismo.
–Dice que no hay día que no escuche a Camarón y no aprenda algo.
–Es la verdad. El otro día, por ejemplo, estaba escuchando 'Potro de rabia y miel', que hace tiempo que no la escuchaba. También 'Calle Real'. Y la verdad es que lo escuchas y suena a día de hoy. Hace más de 25 años de su muerte y lo que hizo antes suena a la música de ahora. Eso es impresionante. ¿Cómo puede sonar 'Potro de rabia y miel' al flamenco actual? No es normal la manera de cantar y ejecutar el flamenco tan perfecto. Bueno, tan perfecto no porque la perfección no existe, ya lo decía él. Pero sí se arrimaba a esa contundencia. Como cantaba Camarón no cantará nadie en la vida.
–¿Qué se escucha en casa de 'El Cigala'?
–A mí me gusta mucho la salsa, también me gusta María Calas, escuchar un réquiem de Mozart en la cama acostado, me gustan también Ray Charles, Stevie Wonder, Michael Jackson, Thelonious Monk, Chick Corea, Chavela Vargas, mi querida Mercedes Sosa… Tengo un abanico grande en la cabeza… No es mala esta elección, ¿no?
–Sería una buena banda, sí.
–(Risas) Falta Paco (De Lucía).
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