«Cada uno tiene que escuchar música como le dé la gana»

–¿Cómo se viven las vísperas de una gira?

–Con ilusión y con nervios, siempre tiene que haber por mucho tiempo que lleves en esto. Nosotros cuando estamos componiendo ya estamos pensando en cómo lo vamos a hacer en directo, en qué contexto van a sonar las canciones, cómo van a unirse al repertorio anterior.

–¿O sea que el álbum se hace ya pensando en el directo?

–De alguna manera, sí. Al final los discos acaban siendo una especie de fotografía del momento, las canciones quedan registradas así, pero es bonito que empiecen a tener vida propia y se transformen en cada concierto.

–Buscan no repetirse en los discos. ¿Qué tiene 'Era' de único?

–Una de nuestras máximas es intentar sorprendernos y no repetir fórmulas. La personalidad del grupo ya está marcada desde el principio y sería absurdo intentar salir de ahí forzando estilos o formatos de canciones que no nos salieran tan bien como quisiésemos, pero dentro de nuestros códigos queremos que los temas tomen diferentes caminos, nuevas direcciones, a través de la producción, los instrumentos... Y en este nuevo disco lo hemos llevado al extremo.

–Han montado una revolución, han cambiado hasta los papeles de los músicos.

–Sí, que Edu [Baos] deje de tocar el bajo y lo toque Luis [Rodríguez] y él se dedique más a las máquinas, que César [Verdú] complemente batería con cajas de ritmo, que yo toque el piano acústico por primera vez no dejan de ser medios para conseguir un fin. Es una forma de no darle tanta importancia a nuestras individualidades y estar más al servicio de la canción.

–¿Qué más es 'Era'?

–El título del disco es una palabra muy sencilla pero que también tiene distintos significados, es polisémica, es un nuevo comienzo, y también se puede ver como lo que ya no es, algo que muta, se transforma. Es un hilo conductor, una actitud. Es León Benavente con una nueva piel.

–Es un álbum hecho en pandemia. ¿Ha sido inspiradora o todo lo contrario?

–No sé, ha habido gente que ha estado completamente bloqueada y otra a la que le han servido la música y las canciones para expresar todo lo que hemos vivido. A cada uno dentro de todo lo malo le ha servido de una manera o de otra. Yo me pregunto si no hubiésemos vivido estas circunstancias si hubiésemos hecho el mismo disco. No creo que sea un disco que se nutra de la pandemia, pero es inevitable que lo que hemos vivido, el poso de estos años, se cuele en las canciones.

–¿Usted cómo lo vivió?

–Solo en un pueblo en Galicia, donde me fui a vivir antes de la pandemia. Fue un momento extraño sobre todo porque llevábamos muchos años de una dinámica vital de salir, tocar, ver a mucha gente, de relación entre nosotros cuatro. Eso, obviamente, durante un año y medio cambió. Hubo momentos muy bajos, pero yo personalmente me centré en aprovechar el tiempo para hacer cosas.

–Una nueva era, un nuevo paradigma en lo social, sanitario... ¿También en lo musical?

–Desde luego. Totalmente. Hoy en día cómo se mueve el negocio de la música tiene que ver con cómo se consume, y los hábitos han cambiado. Se ha vuelto a las canciones en lugar de a los discos completos y con este nos gustaría ir al álbum, a esa colección de canciones, porque tiene sentido que sean esas y no otras y que estén en ese orden. No sé si es mejor o peor, es otra manera. También es cierto que la forma de consumir música no deja de ser cíclica y que la inmediatez hace que cualquier fórmula sea válida. Lo que a mí me da pena de cómo se consume música ahora es que si no entra a la primera ya no interesa, esa cosa de profundizar en los discos que había en otras décadas quizá se haya perdido. Pero, al final, por más pena que a mí me pueda dar, cada uno tiene que escuchar música como le dé la gana.

–¿El rock'n'roll es tan inmediato?

–El rock lleva mutando tantas décadas... Lo que se consideraba rock en los 50 y lo que se considera hoy parecen estilos distintos y no deja de ser lo mismo, es ese lenguaje más de bandas y de guitarras. La música y los músicos tocando en un escenario nunca se van a perder. El rock no se muere, se transforma y es un estilo tan amplio que con el paso del tiempo es un modo de vida y una forma de entender la vida.

–¿Larga vida a los viejos rockeros entonces?

–Larga vida a la música en general, no pondría tantas etiquetas.

–¿Cómo le suenan las músicas de hoy? ¿El bike y el ride?

–Me suena necesario. Creo que algo estaría fallando si la música no evolucionase hacia un lugar o hacia otro. Pero con todas las músicas ha de pasar un tiempo para ver cuánta importancia han tenido y qué ha salido de ahí. Nosotros, los cuatro, en general, escuchamos músicas de décadas pasadas y de la semana pasada, ni mucho menos somos ajenos al hoy, ahí está la gracia. Lo fundamental es que siga habiendo ideas y ganas de hacer. Y creo que nunca ha habido tanta música. Hoy en día la tecnología ha hecho posible que se pueda producir, crear y difundir música a una velocidad tremenda, y eso es lo que hace que se preste tan poca atención y se dedique poco tiempo a profundizar. Pero quien quiere puede seguir haciéndolo. A mí me parece bien que siga habiendo ideas y se lancen al mundo y que el público valore, nadie está por encima de los demás.

–En 2022 cumplen los diez años.

–Sí, el primer disco salió en 2013, pero la banda se creó a finales de 2012. En este momento siento que todo ha pasado demasiado rápido. Pero no somos personas especialmente nostálgicas y, de hecho, el ejemplo es este disco: en cuanto nos hemos juntado, ha habido ideas y nuevas canciones. Me gusta lo que hemos vivido y lo que nos queda por ofrecer.

–El futuro inmediato es la gira. ¿Un teatro impone más?

–Creo que así como la música de León Benavente no se puede encajar en un estilo concreto, los directos son polivalentes, sirven para estar tocando en una sala con gente de pie, en festivales, y sentado y atendiendo a lo que está pasando en el escenario, que es otra manera de vivir los conciertos. Veremos las reacciones del público.

–¿Qué va a sonar?

–Siempre que empezamos gira la centramos en el disco nuevo, en las canciones que más nos apetece tocar y presentar, pero ya son cuatro álbumes y eso nos permite un repertorio más extenso, conciertos más largos y que vayan tomando diferentes direcciones. En eso estamos trabajando estos días, en cómo enlazar canciones antiguas y nuevas, y estamos contentos.

–¿Contentos de venir a Asturias? ¿De ver en la carretera los carteles de León-Benavente?

–Tenemos mucho vínculo con Asturias, no solo por Luis, que es un gran embajador de su tierra. Son años de cercanía, de trabajar con Nacho Vegas. Tenemos muchos amigos y es uno de nuestros lugares favoritos.