Público, en el teatro Palacio Valdés. O. A.

Duelo al son de arias, libretos y géneros

Albert Boadella conquista al público de Avilés con '¿Y si nos enamoramos de Scarpia?' con música, ironía, humor y magníficas voces

M. F. ANTUÑA

AVILÉS.

Viernes, 1 de noviembre 2019, 00:09

Ya podían ser así todas las reyertas. Puro deleite musical y escénico, pura batalla dialéctica cargada de sarcasmo, ironía y humor. Albert Boadella ha vuelto a dar en el clavo, ha vuelto a tocar la tecla que no suena repetitiva y cansina en lo que ... la batalla de género se refiere con '¿Y si nos enamoramos de Scarpia?', una vuelta de tuerca al debate actual a través de un texto escrito al alimón con Martina Cabanas, en el que el creador catalán da rienda suelta a su pasión por la ópera y a su gusto por meterse en jardines.

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Un jardín muy fértil es este, porque por muy machistas que sean los libretos de las óperas de Puccini, Mozart, Rossini o Verdi, la belleza de la música está por encima de todo. Esa es la conclusión, si es que hay alguna, en un debate que podría ser eterno sobre la creación, sobre el arte, sobre por qué seguir cantándole al Otelo machista, a la 'Madamma Batterfly' que es pederastia, a la 'Carmen' asesinada por el amante despechado. De eso va este montaje de Boadella, en el que tres artistas se dejan la piel, la voz y la música en la lucha. Son Carmen Solís -un personaje contenido, pero con gran peso vocal-, María Rey-Joly -con una vis cómica impresionante- y Antoni Comas. Ellas cantan y actúan; él toca el piano, interpreta, canta y se mete en el pellejo del maestro que las guía en un papel complicadísimo en el que está absolutamente brillante; la una evita competir con los hombres; la otra, se enfrenta y se pelea con ese mundo machista en el que vive.

En el camino, mucho disfrute con las voces de ambas y la música de él. Porque durante el montaje van sonado 'Visi d'arte', de 'Tosca', 'Un bel di vedremo', de Madama Butterfly', 'O mio babbino caro', de 'Gianni Schicchi', todas ellas de Puccini; 'Voy che sapete', de 'Las bodas de Fígaro', 'Madamina, il catalogo é questo', de 'Don Giovanni', ambas de Mozart; 'La donna é mobile', de Rigoletto', 'Oh terra addio', de 'Aida', 'Sempre libera' y 'Addio al passato', de la 'Traviata' y el 'Ave María' de 'Otelo', todas ellas de Verdi; el 'Ave María' de Schubert; la 'Canción del toreador' y el dúo final de 'Carmen', de Bizet, y hasta música de zarzuelas como 'La del manojo de rosas' y 'Gigantes y cabezudos'. Con Offenbach, con Dvorack, con Sorozabal, con Fernández Caballero, con Guerrero, con Händel y hasta con 'El novio de la muerte' de la Legión de Juan Costa fue discurriendo un viaje hermoso en el que probablemente la pregunta que plantea -¿Y si nos enamoramos de Scarpia?- tenga múltiples respuestas. El odioso, despiadado y maquiavélico personaje de 'Tosca' seguirá saliendo a escena por los teatros del mundo porque de malos está el mundo lleno. Y de buena música y mejores artistas, también. Seguramente, tras la función, y con el largo puente servido, el duelo continuó a otro son, el de vinos y cervezas. Eso fue después de los largos y calurosos aplausos, con el público del Palacio Valdés en pie y Boadella y Cabanas sobre el escenario.

Tras el estreno de Avilés, esta gamberrada maravillosa llegará a los Teatros del Canal en Madrid.

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