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PABLO SUÁREZ
GIJÓN.
Miércoles, 8 de julio 2020, 00:09
Ismael Serrano, cantautor a tiempo completo con todas las consecuencias, volverá a los escenarios el próximo jueves 16 de julio en la plaza de toros de El Bibio. Lo hará como uno de los nombres destacados en el ciclo de conciertos Metrópoli City, a pecho descubierto, acompañado únicamente por su guitarra y por esa colección de canciones de carácter atemporal.
-El de Gijón será su primer concierto tras el parón por la pandemia. ¿Es una vuelta extraña?
-Me imagino que será distinta. La verdad es que no sé muy bien cómo va a resultar lo de la distancia en un concierto, que debe ser la celebración del encuentro. Es como tener que aprender todo de nuevo. Por un lado es extraño, pero también ilusionante. Es recuperar parte de esa vida que se había quedado como congelada con el confinamiento.
-Para la cultura ha sido un golpe muy duro.
-Sí. La cultura nunca está dentro de las prioridades a la hora de tomar medidas por parte de las administraciones. Se están realizando algunos conciertos, y en ese sentido estoy agradecido, pero no es suficiente. La cultura se va a ver muy perjudicada. Imagínese todas las orquestas, las compañías de teatro, las salas... Ahora porque viene el verano y se pueden realizar unos cuantos conciertos al aire libre, pero la verdad es que se necesita ayuda. A veces la cultura es la última en ser atendida.
-¿Cómo ha llevado usted el encierro?
-He intentado no romantizarlo. Mucha gente decía que servía para conocerse a uno mismo, para leer mucho... A mí me parecía una mierda.
-Muchos músicos tuvieron miedo a perder su espacio. ¿Cree que hay demasiado cortoplacismo en la música?
-Totalmente. La industria ha perdido la mirada a largo plazo que requiere apostar por la gente que hace cosas con contenido, que no son de consumo inmediato, de usar y tirar. La carrera de un músico no se tiene que basar solamente en un 'hit' radiofónico. Ahí tiene que ver también el modelo de las redes sociales, donde se encapsula el mensaje. La industria es rehén de esa mirada a corto plazo. Exige el éxito rápido y las grandes carreras requieren otra apuesta.
-En este sentido, asegura que un disco como 'Mediterráneo', de Joan Manuel Serrat, hoy en día sería inviable.
-No sonaría en ningún lado. Hemos perdido esa mirada. Muchas veces echo en falta en la composición ese mirar el paisaje común, los sueños colectivos... Escribimos en torno a la enésima canción de amor, nos miramos el ombligo y practicamos el escapismo sin cantarle a ese nosotros. Si escuchas las radiofórmulas es la misma canción de amor una y otra vez.
-Dice que el 15M le abrió la mente a muchos chavales. ¿Y la pandemia?
-El 15M fue un disparador que les acercó a otro tipo de inquietudes, y yo creo que esta pandemia también va a hacer que cambie nuestra mirada. Está tan presente en nuestra vida que difícilmente vamos a poder eludir el mirar al otro. Una de las cosas que ha hecho esta pandemia es poner en valor lo común, lo público, lo compartido. Hemos salido a los balcones y hemos descubierto a nuestro vecino y le buscábamos en el aplauso para sentirnos acompañados. Eso también se va a reflejar en la música.
-De aquel 15M, ¿qué cree que se mantiene y qué cree que se ha perdido?
-Es verdad que no tiene la fuerza de sus orígenes y que hay un cierto desencanto por parte de la gente. Más allá de los errores de la izquierda, se ha sumado una cierta campaña que ha alimentado ese desencanto para que no cambiase nada. Pero sí hay una radiación de fondo, una sensibilidad que hace que la gente esté alerta y los jóvenes informados. El 15M se ha enfriado, pero sigue estando latente.
-¿Ha alimentado el virus la desconfianza?
-Somos una ciudadanía asustada, con todo lo que conlleva ese miedo. El miedo hace disparar la irracionalidad y la superstición y ahí tenemos a compañeros de oficio alimentando teorías conspiranoicas que tienen que ver con esa sensación de pérdida de control. Eso es algo muy doloroso. Muchas veces tenemos una visión un poco distorsionada de lo que ocurre, creemos que el 'trending topic' define lo que ocurre cuando no es así.
-Le damos excesiva importancia a Twitter.
-Sí. Sobredimensionamos el ruido. Más aún en una situación de confinamiento que no nos ha dejado medir la temperatura de la calle. Twitter es una cámara de eco donde hay un feedback que hace que el ruido aumente. No responde a la realidad.
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