«Este disco es un acto de rebeldía a la inmediatez»

–Define el disco como un viaje por carreteras secundarias. Lo es también por la música popular latinoamericana, africana y mediterránea. ¿Es un regreso a las fuentes?

–Es que son fuentes inagotables, son los cimientos de buena parte de la música con la que hemos crecido, lo que pasa es que, al rascar, te das cuenta de que las autovías están muy bien pero hay que nutrirlas de carreteras secundarias, caminos, pliegues y vueltas, en las que yo me siento muy cómodo, porque realmente esas fuentes son infinitas. Cuatro vidas necesitaría para llenar mi curiosidad.

–Además de esos ritmos, las propias letras tienen un papel esencial como en la música popular. ¿Un doble reto?

–El folklore tiene eso, la prosa popular es muy poderosa, por ello ha significado tanto para la identidad cultural de los pueblos. En ese sentido el trabajo lírico ha sido igual o más potente que el de arreglos musicales, lo he trabajado hasta la coma, el adjetivo.

–El título ¿es ironía del mundo o el espacio que ocupan en él la música y el arte?

–La música y el arte son muy tacaños, si no les das, no te van a devolver nada a cambio, no puedes generar nada desde la espera, tiene que ser una espera activa. 'Un lugar perfecto' no es un título naïf, es un sitio emocional al que románticamente aspiras a acercarte, porque a llegar no vas a llegar nunca (risas).

–De nuevo el viaje y el camino con sus piedras...

–Hace referencia a ese tópico tremendo de que, caminando hacia tu lugar perfecto, vas a generar una transformación personal y eso es lo interesante del camino, el derecho al tropiezo y a levantarte de nuevo, a disfrutar del proceso y no del objetivo. Por eso es un disco que no es de primera escucha, requiere de tu atención, como todas las cosas interesantes en esta vida que son las que te generan un esfuerzo y el desarrollo de tu responsabilidad, que no es una obligación, sino un derecho que te tienes que ganar. Yo creo que es un acto rebelde ahora mismo en este mundo lleno de inmediatez.

–¿Y contra la vía rápida del algoritmo del éxito?

–Bueno, yo hago lo que puedo, tampoco soy pretencioso en eso, soy un bufón más. A mí me interesa más la música que el show business. El ejercicio, hacerla. Si es que al final esto son cuatro días y a mí es lo que más me da la felicidad. Al final es un ejercicio egoísta.

–No lo será en Oviedo con sus temas de siempre.

–Claro, si no acabo en el pilón y porque soy deudor emocional de esas canciones y, al igual que para el público, para mí significan mucho, me debo a ellas, no es que sea complaciente pero no estaríamos hablando ahora si no hubiera sido por ese poder de la música que he tenido el placer de disfrutar.