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RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Martes, 14 de marzo 2023, 02:00
La gira por España de la Orquesta de Cámara de París bajo la dirección de Nil Venditti y con el pianista David Fray está ... dedicada a la memoria del director y pianista alemán Larst Vogt, alma durante muchos años de esta formación, fallecido el pasado otoño. En Oviedo, Vogt debutó como pianista a finales del siglo pasado en las Jornadas de Piano, y le volvimos a escuchar como director y pianista un par de años antes de la pandemia, al frente de la Real Philarmonia de Galicia en un inolvidable 'Emperador', de Beethoven. Era un intérprete con fuerza y chispa, como los músicos que ayer escuchamos en el Auditorio.
La directora Nil Venditti es propensa, cuando habla y se dirige al público, al arrebato: «¡Buona sera, Oviedo!», saludó. La sangre turco italiana que corre por sus venas la hace ser efusiva, pero no nos engañemos. Bajo el gesto cálido existe control, intuición y sensibilidad musical. Con capacidad de mando, dirigió un programa atractivo, compuesto por la obertura 'Las Hébridas', de Mendelssohn, y el 'Concierto para piano N.º 9 en Mi bemol mayor', de Mozart, en la primera parte, y la 'Sinfonía en do mayor', de Georges Bizet, en la segunda.
Venditti posee un gesto claro y dirigió la mayor parte del concierto de memoria. Transmite espontaneidad y cercanía, pero también control y seguridad. Con una orquesta de cámara de sonoridades sinfónicas, siempre muy, muy bien empastada, nos ofreció una obertura de 'Las Hébridas' excepcional. Sugerente en las asociaciones marinas, muy dinámica y llevada con un tiempo flexible, casi se podría decir que acuático, como corresponde a esta escena del mar de Escocia.
Se ha comparado a David Fray con el mítico Glen Gould, probablemente más por la manera de ponerse al piano que por la afinidad musical. Es un pianista estrella, elegante, un poco exagerado en el gesto, como corresponde a cierto embelesamiento emocional. Ayer ofreció un Mozart singular. En mi opinión, un poco fuera del perfil estilístico mozartiano. Me explico: tiempos con rubato, con tendencia a retrasar o acelerar de forma extrema, y una versión muy subjetiva, más cercana al romanticismo. Lo más positivo, que es un intérprete de una transparencia melódica exquisita y, sobre todo, lo original de su versión. Tras los aplausos interpretó con delicadeza uno de los 'Impromptus' de Schubert.
Después la orquesta recreó la 'Sinfonía N.º 1, en do mayor', obra de juventud de Georges Bizet. Como dijo Venditti, «un bambino lleno de ilusión y espontaneidad, pero también de fuerza y vigor». Esa espontaneidad, con unos tiempos más bien ligeros, pero con sentido sinfónico, es la que nos ofrecieron. Tras los aplausos, la directora pidió al público que escogiese la propina entre Mozart y Rossini. Salió Rossini, con una obertura llena de vida y simpatía, la misma de todo el concierto.
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