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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Viernes, 13 de octubre 2017, 02:23
Llegar a donde ella lo ha hecho es como «abrir una baraja y que te salga el as». Cristina Casa, bailarina principal de la Compañía Nacional de Danza, que mañana estrena y se estrena en el Niemeyer de Avilés (20.30 horas), sabe que alcanzar ... ese lugar de privilegio exige trabajo, más trabajo y también una dosis irrenunciable de suerte: «Para llegar a ser bailarina principal y para trabajar en compañías no solo tienes que tener buena técnica y disciplina, también tienes que encajar, que el director te valore; puedes bailar muy bien pero debes de tener la suerte de estar en el lugar y en el momento adecuados». A ella le cuadraron los astros, los espacios y los tiempos y después de una trayectoria allende los ballets y las fronteras españolas volvió a casa y, con José Carlos Martínez en la dirección de la compañía que en 2010 abandonó Nacho Duato, pone cuerpo y movimientos a la danza con sello español.
La Compañía Nacional de Danza llega mañana al Niemeyer por vez primera y lo hace con dos estrenos absolutos entre las cinco coreografías que formarán parte de su repertorio. Una de esas piezas es conocida y reconocida, es un clásico entre los clásicos: 'El cascanueces'. «Es la versión de José Carlos Martínez, una pieza muy bonita, que el público siempre quiere ver», relata la bailarina. Y subraya que era ya hora de que la Compañía Nacional uniera a su repertorio esta obra. «Antes la dirección de la compañía era otra y no se hacía clásico y por lo tanto no estaba en repertorio, pero es casi una obligación, todo el mundo quiere ver 'El Cascanueces', es divertida, es bonita», apunta Cristina Casa, que no se olvida de la belleza de la música de Tchaikovsky.
De momento, en Avilés, solo se representará el paso a dos del segundo acto, pero pronto la Compañía Nacional de Danza bailará la obra al completo. «Va a ser mágico», augura. Esta primera pincelada será el aperitivo para el público asturiano, que también tendrá la oportunidad de deleitarse con 'La favorita', que se mueve al son de la música compuesta por otro grande, Gaetano Donizzetti. «Es una coreografía que José Carlos montó para la ópera de París, tiene muchas partes cómicas, en las que el bailarín debe estar muy atento a su trabajo y también a interactuar con los compañeros, para que esas bromas sean creíbles». Ella disfruta con ambas piezas. Porque, además, el disfrute del público está vinculado con el de quien está en el escenario.
El programa incluye también 'In the night', con coreografía de Jerome Robbins y música de F. Chopin P. I.; 'El lago de los cisnes' (paso a dos del segundo acto), con coreografía de Lev Ivanov y música de P. I. Tchaikovsky, y 'Don Quijote Suite', coreografía de José Carlos Martínez y música de L. Minkus.
Una oportunidad para conocer el trabajo de una compañía que busca abrirse a todos los públicos. «Yo creo que la gente sí valora el ballet, el público tiene interés, nos pregunta, pero advierto menos interés por parte de las instituciones», apunta la bailarina, que, sin embargo, detecta un cambio de actitud en los últimos tiempos. «Ahora están más abiertos a escucharnos». De todas formas, ella, que ha trabajado en Londres y Bélgica y conoce bien cómo se vive la danza en otros lugares, sí constata diferencias que inclinan la balanza a favor del exterior. «He visto que se hacían muchas funciones matinales para niños de los coles, de los institutos. Para los bailarines es más cansado, pero es una manera de acercar la danza a los más pequeños, que son las generaciones del futuro».
Dice que todo lo que se haga para acercar la danza al público es poco, nunca es suficiente para conocer la tarea de profesionales con carreras muy cortas y sacrificadas que requieren de mucho esfuerzo. «Me tuve que ir pronto de mi país, he estado de compañía en compañía y ahora estar en la Compañía Nacional de Danza es lo más grande que he podido conseguir», abunda. Y añade que poder trabajar junto a Jose Carlos Martínez es un privilegio inmenso. «No puedo estarle más agradecida, valora mucho todas las cualidades de un bailarín», subraya. Trabaja codo con codo con José Carlos Martínez y tiene también la oportunidad de hacerlo junto a otros coreógrafos del mundo que colaboran como invitados. Siempre hay proyectos y todos ilusionantes: «Yo intento aprender de todo el mundo, y para eso hay que estar muy abierta de oídos, de ojos y de corazón porque de esa forma lo que haces es absorber». En esas anda, y trabajando ya en la nueva temporada, que le permitirá bailar coreografías de Nacho Duato, que retornan al repertorio de la compañía después de que el coreógrafo abandonara la dirección.
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