Los Chichos a pleno ritmo, ni más ni menos

Únicos, genuinos, auténtica leyenda hecha ritmo y chulería. Los Chichos volvieron ayer a convertir las noches de Metrópoli en una fiesta masiva de la música en vivo con sus rumbas imposibles de no bailar y corear como el auténtico patrimonio que son de la canción popular de varias generaciones. El mítico trío formado por los hermanos Julio y Emilio González Gabarre con el hijo de éste, Emilio González García 'Junior', jalearon con su repertorio de éxitos para todos los paladares a cientos de seguidores que agotaron las entradas para ver a sus ídolos y disfrutar de sus canciones en una velada más bien fresca que los vallecanos pronto llenarían de calor.

Muchos de los presentes seguramente recordarían el paso de Los Chichos por el festival en 2016, igual de memorable que el de anoche, pero los más entusiastas pudieron comprobar además que en su regreso a Gijón los rumberos seguían en plena forma y con aún más ganas de no defraudar sobre las tablas, la verdadera escuela en la que se han curtido a lo largo de su medio siglo de trayectoria. El contacto directo con la gente es su principal baza y así lo mostraron en una actuación donde la juerga compartida importaba más que cualquier otra circunstancia.

Desafiando al orbayu y arropados por una superbanda con coristas, salió el trío para arrancar con uno de sus himnos: 'Ay qué pena'. Con ella y el saludo sincero: «Aquí estamos Los Chichos para lo que haga falta», se metieron ya a la gente en el bolsillo y definitivamente al seguir con 'Son ilusiones', coreada por todo el aforo. Recuerdo al inolvidable Jero y otro bombazo, 'Amor de compra y venta.

El festival de hits continuó imparable con 'Mujer cruel', de obligado palmeo general, 'Déjame solo', o 'Ni tú ni yo', clásicos de siempre que escamparon la lluvia para dejar una noche de puro brillo, ni más ni menos.

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