Esperanza Spalding, en un concierto de 2016. P. Urresti

Cerebro, esfuerzo, libertad y desnudez en lo mejor del jazz de 2021

Los álbumes destacados contienen desde el experimento vocal de Esperanza Spalding hasta la veteranía libre de Wadada Leo Smith

Domingo, 26 de diciembre 2021, 00:09

El jazz demuestra estar en plena forma este 2021. Desde los sótanos, donde los jóvenes talentos se lucen en jam, hasta los sobrevivientes del bop que siguen sobre los escenarios, las nuevas propuestas alargan el prestigio del género. Este año grandes criaturas han publicado trabajos ... de estudio, como Charles Lloyd con Marvels que firman el empalagoso 'Poems'; Kenny Garrett con la interesante exploración casi antropológica de 'Sounds from the Ancestors'; Rubén Blades, a quien escuchamos antes con los arreglos de Winton Marsallis, ahora con otra 'big band' para tocar sus viejos éxitos de la Fania en 'Salswing'; Pat Metheny con el notable 'Side Eye', Julian Lage, con el totalizador 'Squint'; y Herb Alpert con el aburrido 'Catch the Wind'.

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Como cada año, se editaron conciertos hasta ahora sin distribuir: John Coltrane de gira con 'A Love Supreme', en vivo desde Seattle en 1965; Erroll Garner en formato trío en Boston Simphony Hall en 1959; Oscar Peterson en 'A Time for Love' directo de un concierto en Helsinki en 1987; Chick Corea con su Akoustic Band, recogido en Florida en 2018; Lee Morgan con las tres sesiones de 1970 en el Lighthouse que le muestran más allá de los Messengers de Blakey, y uno de los últimos conciertos de Davis, 'Merci Miles! Live at Vienne', que más valdría haber quemado las cintas.

En medio de las emocionantes reminiscencias, se produjo el debut de artistas como Nala Sinephro, con un trabajo conceptual, 'Space 1.8', que fusiona lo electrónico 'chillout' con solos muy tranquilos de colaboradores como Nubya García y James Mollison. Sinephro es un representante digno de repetidas producciones de bases electrónicas con los solos de metales, algunas veces con tramos de 'spoken word' de cierto interés, como en los trabajos de Emma-Jean Thackray ('Yellow') o Adrian Younge ('The American Negro'), con la fuerza del Mississippi.

Entre estas dos fuerzas, la de la fusión electrónica, y los viejos temas, un homenaje a Nina Simone, con la hermosa voz, aunque muy distinta a la de la maestra, de Ledisi, con temas como 'My Baby Just Cares for Me',

Entre la discografía editada entre enero y diciembre de este año destacan cuatro trabajos que acentúan el lado cerebral de la música, el pensamiento y el esfuerzo, endulzado sin embargo con fuertes dosis de espíritu y respeto a la tradición. Sólo el jazz hace posible composiciones como las de Esperanza Spalding en 'Songwrights Apothecary Lab', la profundidad musical del veterano Wadada Leo Smith con 'Sun Beans of Shimmering Light'; la maestría académica de Anna Weber en 'Idiom' y la emocionante intimidad del dúo de Archie Shepp y Jason Moran en 'Let my People Go'.

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  1. Esperanza Spalding

    'Songwrights Apothecary Lab'

Más allá de la intención chamánica con la que concibió este álbum, la reconocida contrabajista y cantante crea una obra preciosista. El conjunto de doce canciones, todas bautizadas como 'Formwela', fueron grabadas en un estudio portátil con diferentes colaboradores. Una maravilla armónica, en ocasiones diatónica y en otras, sinfónica.

En su octavo álbum, luce la voz de Spalding (EE UU, 1984), vibrante y amplia de registros, y sus cuerdas. Aunque puede apoyarse sólo en el sonido que saca sus dedos y su voz para desarrollar un histórica melódica, Spalding se rodea de catorce músicos que saben lo que hacen. Es sobre todo un disco vocal, que remite a la tradición tribal pero no a otra cantante. Única.

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  1. Wadada Leo Smith

    'Sun Beans of Shimmering Light'

Desde la primera nota de su trompeta, ya se siente el pulso con que la experiencia ha dotado a quien ya ha recorrido muchos de los caminos del jazz. Con más de media centena de álbumes, en este recoge nuevas composiciones en formato trío, junto a Douglas R. Ewart y Mike Reed. Conceptuales, los cinco temas indagan en la atmósfera creada por la percusión y el bajo, sobre la que se sobreponen los sonidos de la improvisación del solista como un viento que sopla a través de las frondosas copas de los árboles de una selva.

Ya con 80 años, y en el cuadro de honor de los músicos que alzaron la voz por los derechos civiles en Norteamérica e incursionó con notoriedad en el 'free jazz', Smith sabe cuánto aire hay en sus pulmones y juega con sus exalaciones, imponiendo la paciencia en vez de la rapidez; la reflexión en las ligaduras en contra de la fuerza. Su música trae una lección de vida, en la que no renuncia a su filosofía musical, en la que los tres componentes de estos temas tienen plena libertad para surcar su camino.

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Charles Lloyd, durante un concierto en Oviedo. eloy Alonso
  1. Anna Weber

    'Idiom'

Con el título se expone la esencia de esta obra, ambiciosa como todas las producciones de la saxofonista canadiense. Weber está empeñada en indagar con sus composiciones todas las capacidades y las ilusiones de la musicalidad, y llevarlas a su terreno. Crea un idioma, o eso intenta, desde la necesidad de comunicar pero también desde un impulso cerebral que en trabajos anteriores le impiden deslastrarse para dialogar con fluidez.

En este álbum doble, la primera parte tiene la compañia del pianista Matt Mitchell y el baterista John Hollenbeck. Los tres, desde una estructura musical rígida, se permiten alguna libertad, aunque sea un mero espejismo de improvisación. Es como si hablaran. Pero la segunda parte es como leer ese «idioma» que se inventa la compositora, con una orquesta de doce músicos. Cambios de tempo y de escalas, fluidez y disonancias; fuerza salvaje y fraseo intelectual se juntan en este álbum de doce temas, todos nombrados 'Idiom' (interludios y movimientos en la última mitad), excepto uno, 'Forgotten best'. Pero dentro de cada pieza, las une ese esfuerzo semántico de quien crea un lenguaje.

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  1. Archie Shepp y Jason Moran

    'Let my People Go'

Algunas veces los grandes dúos no funcionan, aunque ambos sean los mejores. No hubo química entre Miles Davis y Thelonius Monk y sus sesiones pueden oírse hoy como una anécdota. Todo lo contrario sucede con el piano de Moran (EE UU, 1975) y el saxo de Shepp (EE UU, 1937), y juntos han creado uno de los álbumes del año. Son capaces de raspar el corazón con sus dominantes.

Como dos siameses que aprenden a tocar juntos, dominan la cadencia y respetan sus espacios. Colaborador de Coltrane y Carter, Shepp tiene una voz que llega a lo más profundo, sin pretensiones. Porque en este álbum hay mucho de desnudez y honestidad. Dos generaciones de músicos que se encontraron por primera vez en un festival reunieron siete piezas en vivo, tocadas en Francia (2017) y Alemania (2018). Una de ellas, 'Round Midnight', de Monk pero exaltada por Davis, como si quisieran recordar aquello de la química del dúo.

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