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RAMÓN AVELLO
GIJÓN.
Jueves, 11 de marzo 2021, 01:43
Brezze Ensemble es un conjunto de cámara formado por Pablo Gigosos (traverso), Marina Cabello del Castillo (viola da gamba) y Teun Braken (clave). Estos tres ... músicos, formados en la prestigiosa Schola Cantorum Basiliensis, el gran centro suizo de la Música Antigua, crearon el Brezze Ensemble para volver a dar vida, de manera cercana y fiel, al repertorio musical barroco de flauta con clave obligado y bajo continuo. Desde que en el año 2019 actuaron en el Festival de Música Antigua de Gijón, Brezze Ensemble ha conseguido significativos galardones como el Premio Barrocos Bizarros, en el Festival de Música Barroca Rivera Alta, en Navarra, o el Concurso de Música Antigua de Juventudes Musicales de España (Barcelona, 2021). Ayer, en el Teatro Jovellanos, interpretaron bajo el título 'El arte de preludiar' un programa compuesto por obras barrocas de Benda, Jacques Morel, Quantz, Haendel, Francois de Couperin, Leclair, Abel y Rameu, compositores franceses y alemanes de los siglos XVII y XVIII.
Los preludios eran inicialmente composiciones de carácter improvisado que los músicos ejecutaban como preparación previa a la obra que iban a interpretar. Cuando los compositores empiezan a escribir esta especie de 'calentamiento musical', nace como forma musical el preludio, unión de fantasía, pero también de oficio. Esta doble cualidad de libertad y oficio riguroso es el punto de partida de 'El Arte de preludiar' presentado por Brezze Ensemble. En la concepción del programa, dividido en tres jornadas, cada obra iba precedida de un preludio improvisado y muy libre, ideado por los músicos de Brezze Ensemble. Dentro de estos preludios fue muy sorprendente el que realizó el clavecinista, Teun Braken, como introducción a la 'Sonata a la flauta' de Haendel. Se puede decir que casi el 30% de las obras fueron improvisaciones ensoñadoras de creación propia.
La sonoridad del trío transmite serenidad. Se podría hablar de un Barroco sereno, muy característico de la escuela de Basilea, de una factura muy equilibrada y sutil, pero al que, a veces, le falta mayor contraste de tiempo y de dinámica, de fuerza. Destacaron 'La sarabanda' de Francois de Couperin a la flauta y viola de gamba, la bellísima 'Sonata en trío' de Abel, con el clave como protagonista, y las animadas piezas de Morel y Rameu. Fuera de programa se interpretó el 'Tambourin', también de Rameu. Un concierto muy balsámico y generosamente aplaudido por el público.
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