Boadella engarza emoción y canciones para dar forma al drama de María Callas

El 'cómo se hizo' de esta función tiene su miga. Para empezar, porque fue una propuesta de Rey-Joly el inicio de la idea, que inmediatamente comenzó a tomar forma en la lúcida mente del creador catalán. En medio de la pandemia, en lugar de una sala de ensayos en los Teatros del Canal, se optó por un par de masías para poner en pie el espectáculo. «El resultado hubiera sido otro de no haberlo hecho así», decía Boadella, y con idénticas palabras se manifestaban sus protagonistas. Tuvo intimidad e intensidad, algo de los orígenes de Els Joglars, que creaban así sus espectáculos.

El resultado: la narración de los últimos años de María Callas, su bajada a los infiernos cuando vivía en París y había perdido su voz y a su amor, Aristóteles Onassis. «La estructura es aparentemente sencilla, van a apareciendo delirios, recuerdos de momentos tristes, felices, vividos con Onassis», revela Boadella sobre ese viaje musical con escalas en 'La Traviata', 'Manon Lescaut', 'Norma', 'Madama Butterfly', 'Otello', 'La Wally', 'Tosca'. «Hemos escogido piezas que armonizan con la situación que ella está viviendo», asegura el director, que, asiduo aliado del humor y la sátira, aquí se mete a fondo en un drama sin concesiones.

María Rey-Joly y Antonio Comas no dudaron en meterse en esa difícil aventura. Y ella, sabiendo lo que la Callas es en el universo lírico, tiene una certeza: «No se trata de una imitación». Tiene esa Callas algo de Rey-Joly, que también incide en la gran dificultad de la obra: «Es complicado cantar e interpretar, hemos hecho un trabajo importante, lo hemos mimado mucho», afirma la soprano madrileña. Sin emular, sin querer ser una réplica, se transforma en ella, «en una mujer muy desgraciada» que acabó su vida sola y envuelta en un inmenso dolor.

Antonio Comas ejecuta al tiempo dos roles, músico y amante de nuestra diva. «Ha sido un reto más», dice sobre esta nueva experiencia. «Los ensayos fueron maravillosos, un periodo muy especial, entrañable, no es que estuviéramos todo el día ensayando, pero cada una de las jornadas parecía que valía doble», resume.

Ya todo está listo para salir a escena y encontrarse con el público en estos tiempos complejos de pandemia. Pero las complicaciones son múltiples y el mundo grande, dispar, alocado y está hoy en un momento especialmente peligroso. Boadella, presidente de Tabarnia, se atrevió a hablar del asalto al Capitolio en Washington: «Eso es más que teatro, lo supera. Estamos en un momento de alto riesgo para las democracias», dijo antes de adentrarse en lo inquisitorial que se ha vuelto España. «Nuestro país vive un momento difícil para la libertad, pero no porque las leyes sean restrictivas, sino porque la sociedad se ha vuelto fanática y a cualquiera lo pueden crucificar por lo que diga». Malos tiempos, pues -sostiene- gran parte de los trabajos que ha hecho en el pasado hoy no tendrían cabida. «Hemos hecho el camino al revés, añoro los años de libertad de los ochenta».