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Lo rancio tiene glamour, y así lo demostraron Los Testigos, que anoche estrenaron en el Jardín Botánico de Gijón su espectáculo 'Aquellos maravillosos machos', todo un recorrido por la testosterona patria e internacional a través de canciones de los años 60,70 y ... 80, principalmente. ¿Las estrellas? De Julio Iglesias a Raphael, apertura y cierre respectivamente del 'show' con 'Quijote' y 'Yo sigo siendo aquel', pasaron por el escenario Umberto Tozzi, Nino Bravo, Demis Roussos, Junco y Albert Hammond, solo por citar algunos. Hasta Bertín Osborne hizo acto de presencia con 'Vagabundo', sirviéndose una copa de vino que después compartiría con Francisco, que cantó su 'Latino' degustando un Rivera del Duero tamaño 'premium'. Juan Pardo, que ofreció su 'No me hables', hubiese preferido un Albariño, mientras que Albano, que puso al público a corear su 'Felicitá', es seguramente más aficionado a los caldos de la Toscana. No pudo salir a escena Romina Power, que se quedó atrapada en los camerinos, a reventar con todas las estrellas insultantemente masculinas que llenaron el camerino, donde se quedó irremediablemente atrapada.
Divertido y bien ejecutado, con un genial ejercicio interpretativo y vocal de Kike Dembinsky, cantante y guitarrista transformista que salía después de cada canción de escena para volver transformado en otro cantante, el show terminó por levantar de sus sillas a un público que coreó si no todas, la mayoría de las canciones. Clasicazos como 'Mis manos en tu cintura', con Adamo, y 'Mañanas de terciopelo', con Demis Roussos, devolvieron imágenes sensuales a las mentes de las damas y sentimientos de envidia a las de los varones, ante tal desfile de testosterona. «Está fue la canción de la que nació este espectáculo», contó Pelayo Pastor, batería y maestro de ceremonias antes de que sonase 'Tú', de Umberto Tozzi. «Después de engañar a su novia con su mejor amiga, la frase de 'La vida es así, no la he inventado yo' es insuperable», explicaba.
Sonaron también José Luis Perales, Luis Aguilé, Roberto Carlos con su gato triste y azul, Pablo Abraira... Con Sergio Kauso firme al bajo y Daniel Rodríguez fiable como siempre a la guitarra, el 'show' fue avanzando con un atareado Kike Dembinsky peleándose con bigotes, pelucas, un sombrero de pollo para cantar 'Gavilán o paloma', un batín que parecía de su abuela para impersonar a Roussos, una espectacular camisa roja con chorreras que dejaba ver su velludo pecho adornado por un crucifijo y hasta la rotura de una cuerda de su acústica hasta cerca de la media noche. Una noche de verano, con terracita para tomar y picar algo, una temperatura más que agradable y un espectáculo musical con sello local que, seguramente, tendrá más recorrido. Una nueva jornada de música en el Botánico que hoy cierra ciclo con Marisa Valle Roso y anuncia nuevas fechas en agosto, para la Semana Grande, con Destino 48, Viuda y Carlangas. Estén atentos, que las entradas vuelan.
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