Muere Tina Turner
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Muere Tina Turner
Adiós a la rockera que puso a Gijón en el mapa de los grandes conciertosTina Turner, la mujer que vendió más de 200 millones de discos gracias a temas míticos como 'The best', 'River deep-mountain high' o 'What's love got to do withit', murió ayer a los 83 años «tras una larga enfermedad en su casa de ... Küsnacht, cerca de Zúrich (Suiza)», según informó su representante. «El mundo pierde una leyenda de la música y un modelo a seguir» , apostilló el mánager.
Nacida con el nombre de Anna Mae Bullock, en Brownsville, en el estado de Tennessee (EE UU), formó una histórica pareja musical con Ike Turner, su marido, quien sumió a la estrella del rock en un verdadero infierno de palizas y desplantes. Pese a que la sometió a un trato degradante y se portó con ella como un miserable, logró extraer lo mejor de esta leyenda de la industria musical.
Tina Turner se topó con todas las adversidades y casi todas las superó. Remontó una infancia traumática, sobrevivió al macarra de su marido, sobrenadó la ruina económica y superó la muerte prematura de miembros de su familia, así como un sinfín de enfermedades.
Vio la luz en un sótano lóbrego de un hospital destinado a las mujeres negras que parían en el condado. La cantante, dotada de una prodigiosa voz (ante la que solo cabe arrodillarse en un reclinatorio), se jugaba el tipo con coreografías audaces y de dificilísima ejecución que realizaba junto a las Ikettes. Con Ike logró cuajar uno de los dúos musicales que marcaron un antes y un después en la música negra en los 60 y 70. Con él navegó en las procelosas aguas del jazz, el soul y el rock.
Su marido era un tirano de una desfachatez solo comparable a su talento. Ike montó un circuito cerrado de televisión solo para observar lo que hacía Tina en casa. La cantante no osaba pisar el estudio a no ser que antes lo autorizara su destemplado y colérico marido. Más de una vez acabó con los labios rotos, los ojos amoratados y las articulaciones descoyuntadas. Pronto llegaron los éxitos, uno de los primeros 'A fool in love'. La especialidad de la pareja eran las actuaciones en directo, en las que se desataba el delirio. Toda la rabia acumulada, toda la tiranía sufrida, todos los golpes encajados los exorcizaba la cantante en el escenario. «Una noche, antes de prepararme para salir al escenario, intenté suicidarme tomando 50 pastillas para dormir», confesó en sus memorias.
De su encuentro en 1966 con el productor Phil Spector nació un clásico como 'River deep- mountain high', publicado en Philles, el sello del productor. Fue el primer tema en el que se desprendió de los grilletes conyugales y fue ella misma, sin tutelas.
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Daniel Roldán
Escapó por fin del circulo vicioso de drogas y malos tratos gracias a las enseñanzas budistas. En 1976 dijo basta. Tras sufrir la enésima paliza de camino al hotel Hilton de Dallas, donde tenían que actuar esa noche, subieron a la habitación. Aprovechando que él se había quedado dormido, ella cogió su equipaje de mano y ya no regresa jamás. Fue su día de la liberación.
Con la tinta de la sentencia de divorcio aún reciente, comenzó su travesía por el desierto. Fue entonces cuando actuó en los casinos de Las Vegas y todo tipo de programas de televisión, trabajos alimenticios que al menos le ayudaron a pagar las deudas contraídas con los promotores de su última gira. Al encontrar a Roger Davies, su nuevo mánager, pudo respirar aliviada. Él la ayudó en su empeño de erigirse en la primera artista femenina de rock en llenar estadios, como lo hacían los Rolling Stones.
Los años 80 fueron un tiempo de renacimiento. La estrella se adaptó a los tiempos y grabó piezas de pop de factura más facilona. ¿Traición? No, al contrario. Su leyenda se agigantó. Se dejó camelar por el sonido de los sintetizadores, pero su torrente de voz, el grito desgarrador de los negros sojuzgados, seguía siendo imponente.
El destino de Tina Turner dio un giro más que positivo cuando conoció en 1986 a Erwin Bach, un joven ejecutivo discográfico con el empezó a salir a los pocos meses. Luego de casi tres décadas de compromiso, se casaron en Zúrich en 2013, el mismo año que ella recibía la nacionalidad suiza.
Mucho se ha hablado de las piernas de Tina, piernas largas, bellas y electrizantes. Los rumores hablaban de que la cantante las tuvo aseguradas por la astronómica cifra de 3,2 millones de dólares. En 2013 Tina se retiró, esta vez sí, de la música y los conciertos. Lo hizo después de cincuenta y cuatro años de carrera artística. Renunció a la nacionalidad estadounidense para transformarse en una ciudadana suiza de pleno derecho. Hoy cerró su ojos para siempre, lo que deja un vacío abismal en el corazón de sus fieles.
Fue lo máximo. Una superestrella como Tina Turner en Gijón, al lado de casa. Fue aquella actuación del 8 de julio de 1990 la primera gran cita de Asturias con el rock en mayúsculas, la que abrió al espita de la época dorada de Gijón como sede de lo que hoy llamamos macroconciertos, que después seguirían Dire Straits, Rolling Stones, Bruce Springsteen, Paul McCartney, Prince, David Bowie, Bon Jovi... Cierto es que ya había habido alguno antes, como el de B. B. King o el de Joe Cocker en la plaza de toros de El Bibio, y que en Oviedo actuarían tiempo después Michael Jackson y U2, pero aquella reunión en El Molinón con más de 42.000 personas vibrando con Tina Turner ha quedado grabado en la memoria colectiva de varias generaciones de asturianos.
A eso de las once de aquella noche, la diva bajó las escaleras hacia el escenario desatando la locura. Desde la primera canción, 'Steamy windows', hasta la que cerró el concierto, 'Be tender with me, baby', un espectáculo de precisión milimétrica, con varios cambios de vestuario, unos músicos que arroparon a la cantante -y sus dos espectaculares bailarinas- con una potente descarga de decibelios. Una noche, en definitiva, para guardar en la memoria. 'We don't need another heroe' -de la película 'Mad Max III'-, 'Private dancer', una espectacular versión de 'Proud Mary', otra del 'Let's stay together', la de 'River deep, mountain high', la de 'Help'... O la tremenda 'What's love got to do with it'. Todas sonaron aquella noche de verano. Dos enormes y llamativas pantallas de vídeo, hoy tan habituales, permitían seguir el concierto a todo el estadio, que se fue después de dos horas exactas de música a su casa con la sonrisa en la cara, mientras la estrella se subía al Mercedes que la esperaba a pie de escenario. Se llevó varios recuerdos de Gijón, que le fueron entregados por el entonces alcalde, Tini Areces, antes de salir a actuar. Y todo por 1.800 pesetas, lo que hoy serían menos de once euros.
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