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Estilo propio. Era uno de los bateristas más reputados del rock, pero rompía con todos los tópicos asociados al género. EFE

El adiós de Charlie Watts golpea al rock

Fallece a los 80 años en un hospital de Londres el baterista de los Rolling Stones tras seis décadas en el seno del grupo

NATXO ARTUNDO

VITORIA.

Miércoles, 25 de agosto 2021, 00:51

Un poderoso ritmo a lo Bo Diddley llena el estadio de El Molinón. La batería de Charlie Watts inicia un gran concierto de los Rolling Stones en la noche del 22 de julio de 1995 con el clásico 'Not Fade Away'. Un momento mágico ... para dar paso a un concierto de leyenda. Pero, como bien saben estos míticos músicos británicos, el tiempo no espera a nadie. Y el del magistral baterista se ha cumplido.

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«Con inmensa tristeza anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts. Falleció hoy en paz en un hospital de Londres, rodeado por su familia», rezaba el comunicado oficial fechado ayer, con el nombre del músico como título, bajo el famosísimo logotipo de la lengua stoniana. El músico, que había cumplido 80 años el pasado 2 de junio, era uno de los más reputados baterías de la escena del rock. Pero, curiosamente, rompía con todos los tópicos en torno al género: ni sexo, ni drogas, ni rock and roll.

Llevaba casado desde el 14 de octubre de 1964 con Shirley Ann Shepherd, con quien vivía en una granja de caballos árabes ubicada en un área rural de Devon. La pareja tuvo una hija, Serafina, en marzo de 1968. Ella es la madre de la única nieta del stone, una niña llamada Charlotte.

Pese a que las circunstancias de pertenecer a la mayor banda de rock and roll del mundo durante 58 años le dieron todas las facilidades para ello, a Charlie Watts no se le conocen asuntos extramatrimoniales en todos esos años de locuras, giras y excesos. De hecho, es conocido por quitarse de encima a las 'groupies' con esa elegancia y sobriedad características del personaje, totalmente inusual en un ámbito de comportamientos salvajes elevado a leyenda y que precisamente su banda ha contribuido a crear como pocas otras.

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Por cierto. Su banda. Para algunos, Watts era el cerebro gris, la mente en la sombra de los Rolling Stones. Ya había un conspicuo cantante y un guitarrista díscolo y amante de las drogas para llenar el escaparate. Diseñador de profesión, tuvo un importante papel en las carátulas de diversos discos y, junto a Mick Jagger, en los elementos de las escenografías para diversas giras de la longeva formación.

De lo que no hay duda es de su imprescindible presencia en el grupo. Desde luego, las giras de los Stones no se habrían podido sostener tanto tiempo y tan arriba sin su omnipresente batería.

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La resistencia

Pero, sobre todo, el motor creativo de Keith Richards jamás habría funcionado igual: una de las formas favoritas de trabajar del guitarrista que más noches ha pasado despierto -con ayuda de diversas sustancias químicas, eso sí- ha sido compartir un estudio con Watts -cuya resistencia siempre ha alabado- y tocar y tocar y volver a tocar. En esas improvisaciones se han sembrado algunos temas memorables e imprescindibles en la discografía stoniana.

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Pero volvamos al repaso de 'la trilogía' que inmortalizó en su canción Ian Dury. El siguiente asunto son las drogas. Aquí, digamos que Charlie Watts no ha sido tan químicamente puro. Pese a que en general no ha sido tan crápula como Mick Jagger, Brian Jones o el oscuro pirata Keith Richards, durante algunos períodos sí han existido problemas. Él mismo reconoció que su uso controlado del alcohol y las drogas se volvió abuso. «(Mis problemas con las drogas y el alcohol eran) mi forma de lidiar con (problemas familiares)... Mirando hacia atrás, creo que fue una crisis de mediana edad. Todo lo que sé es que me convertí totalmente en otra persona alrededor de 1983 y salí de eso alrededor de 1986. Casi pierdo a mi esposa y todo por mi comportamiento», lamentaba.

Así de claro lo admitió quien durante toda su vida fue un gran admirador de un genio lastrado por los excesos, al que dedicó un libro ilustrado allá por 1964. Ese musicazo apodado Bird que escribió buena parte de la gramática del jazz. Y, claro, Charlie Parker ha tenido mucho que ver con que el alma del señor Watts no encaje con la tercera pata de los mandamientos apócrifos. O sea, el rock and roll.

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Primeros discos

«En casa crecí escuchando a los grandes cantantes melódicos norteamericanos, principalmente porque esa era la música que ponía mi padre. Entre ellos, Frank Sinatra y Billy Eckstine, un intérprete enorme, el primer artista que vi en directo. Los primeros discos que compré eran de jazz. Para mí no eran nada difícil», recordaba en el libro 'According to The Rolling Stones'.

En la escena londinense de los primeros 60, Watts tocó en la banda de blues de Alexis Korner, con quien colaboraban a veces Jagger y Jones. Cuando en el seno de ese grupo el debate sobre pureza y estilos se volvió casi absurdo, Charlie les recomendó a Ginger Baker y se fue, camino de la perdición. Hacia los Rolling Stones.

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