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Aciertos y errores de España en Eurovisión
54 años a la espera del oro eurovisivo

Aciertos y errores de España en Eurovisión

Tras los primeros años de gloria, España ha tenido una trayectoria muy irregular en el festival europeo de la canción, pero empieza a tomárselo en serio

Viernes, 12 de mayo 2023, 20:43

Para los eurofans, las votaciones del año pasado sonaban a gloria. Prácticamente se les había olvidado lo que era oír «... and twelve points go to... Spain!». Nunca antes España había conseguido que tantos países –ocho– le dieran la máxima puntuación. Chanel, «la mami, la reina, la dura, una Bugatti», lograba con su 'SloMo', una actuación digna de Jennifer López, un merecidísimo e histórico tercer puesto. Hacía 27 años que España no entraba en el podium del Festival de la Canción.

Había que remontarse a 1995, al 'Vuelve conmigo' de Anabel Conde, para encontrar un 'top 3'. En aquel entonces, la malagueña –que dio toda una lección de su tremenda calidad vocal pasando con enorme facilidad del agudo al grave– quedaba segunda.

En una década en la que Irlanda parecía abonada al triunfo (ganó en 1992, 1993, 1994 y 1996), la cantante de Fuengirola conseguía 119 puntos por detrás de Noruega (148), que ese año se hizo con el primer puesto y no sin polémica, pues el tema ganador –'Nocturne', interpretado por el dúo Secret Garden– era básicamente instrumental. Tan solo contenía 24 palabras. Sobre ella planeó, además, la sombra del plagio, por lo que en los días posteriores al festival los eurofans albergaron la esperanza de que Anabel Conde resultara ganadora.

Tras el 'chanelazo' del año pasado, ahora le llega el turno a la ilicitana Blanca Paloma con 'Eaea', una nana flamenca y semielectrónica con la que rinde homenaje a su abuela Carmen. Al poco de ganar el Benidorm Fest, críticos internacionales ya le auguraban un buen puesto. Mark Savage, de la BBC, le pronosticaba el tercer lugar y las casas de apuestas la han ido situando dentro del 'top 5'.

¿Será posible soñar de nuevo? No lo tiene nada fácil con Loreen, la intérprete de Suecia, que repite de nuevo tras su aplastante triunfo en 2012 con su sonadísimo 'Euphoria'. De lograrlo, España lograría un ansiado galardón que se le resiste desde hace 54 años tras el triunfo compartido de Salomé con Inglaterra, Francia y Holanda y su 'Vivo cantando'.

62 años lleva España participando en Eurovisión. La suya ha sido una trayectoria muy irregular marcada por ilusiones y tremendos desaciertos. Repasamos en este reportaje los más destacados.

En el podio

En el podio

La niña criada en Gijón da el primer triunfo a España

(Massiel, 'La, la, la. 1968. Ganadora).

Es historia audivisual de este país y 'La, la, la', todo un himno. Una jovencísima Massiel, madrileña de padres asturianos y criada en Gijón, defendía en 1968, en el Albert Hall de Londres, la canción compuesta por el Dúo Dinámico, un tema con un estribillo fácil de cantar en todos los idiomas. Con un vestido corto de de Courrèges, transmitió una imagen fresca y alegre del país, que seguía bajo la dictadura franquista. En una reñida votación, superó con 29 puntos a Cliff Richard (28), que jugaba en casa con su 'Congratulations', y se hizo con el mítico triunfo desatando la euforia nacional.

Pero lo curioso es que no era Massiel la elegida inicialmente como representante española, sino Joan Manuel Serrat, que a solo quince días del festival, dijo que cantaría en catalán, algo que no se le permitió.  

(Se ofreció el propio Dúo Dinámico, pero no pertenecía a la misma casa discográfica que había firmado con TVE. Fue así cómo el director del sello discográfico llamó a Massiel, que en ese momento estaba en México. Comenzaba así una carrera maratoniana con final feliz).

Canutillos de porcelana en movimiento y 'hey' en el segundo oro eurovisivo

(Salomé. 'Vivo cantando'. 1969. Ganadora empatada con Inglaterra, Francia y Holanda)

Tras la victoria de Massiel, Madrid (en concreto, el Teatro Real) acogió la retransmisión del festival. Con un presupuesto de 100 millones de pesetas y alrededor de 15.000 claveles de adorno, la encargada de presentarlo fue Laura Valenzuela y la de representarnos, Salomé, con su ya mítico 'Vivo cantando'. Le acompañaban en los coros Los de Valldemosa, que eran quienes entonaban el 'hey' al final de cada «vivo soñando». Con un diseño de Pertegaz azul turquesa que pesaba catorce kilos y hecho con canutillos de porcelana, que eran los que Salomé hacía mover al ritmo de la música, el suyo ha sido uno de los 'looks' más originales que se recuerdan, aunque en aquel momento en España no se pudo distinguir por ser la televisión en blanco y negro (no así en otros países). Con 18 puntos, quedó empatada con Lulú (Inglaterra), Frida Boccara (Francia) y Lenny Kuhr (Holanda). No había entonces reglamento para deshacer el empate y las cuatro ganaron. Desde entonces, España no ha vuelto a tener en sus manos el oro eurovisivo. ¡54 años han pasado!

Karina, su optimista 'En un mundo nuevo' y su vestido 'gatera'

(Karina. 'En un mundo nuevo', 1971. Segundo puesto)

La selección para elegir al representante de Eurovisión no es algo reciente de los tiempos de OT o el Benidorm Festival. Ya existían hace más de 50 años. En 1971, Karina fue la elegida en 'Pasaporte a Dublín' y en la capital irlandesa defendió con garra su archiconocido 'En un mundo nuevo'. Como le sucedió años más tarde al dúo Azúcar Moreno, tuvo problemas técnicos al principio. Las primeras palabras no se escucharon, pero lo salvó bien. Con 116 puntos, obtuvo un segundo puesto con un vestido que dio mucho que hablar por su abertura en forma de cuadrado en la parte baja y que los críticos de la época llamaron 'la gatera'-.

Una de las joyas del festival, 'Eres tú', y un 'aupa el Erandio' para tranquilizar a Mocedades

(Mocedades, 'Eres tú'. 1973. Segundo puesto)

Cuenta Izaskun Uranga que el manáger de Mocedades (padre de Massiel, Emilio Santamaría) los vio tan nerviosos al salir al escenario del Teatro Municipal de Luxemburgo, que gritó 'aupa el Erandio' para tranquilizarlos. Y, según rememora la cantante, logró su efecto. Los hermanos Uranga –Amaya, Izaskun y Roberto–, acompañados por sus amigos Javier Garay, José Ipiña y Carlos Zubiaga, interpretaron la que se considera la mejor canción no ganadora del festival: 'Eres tú', que cumple precisamente 50 años en este 2023, con unas 130 versiones en todo el mundo.

Toda una 'joya' compuesta por Juan Carlos Calderón. Fue Adolfo Suárez (entonces director general de Radiodifusión y Televisión) quien llamó al grupo, formado por estudiantes de Bilbao, para representar a España. Partieron como favoritos y sentían una gran responsabilidad. Su carrera se disparó a partir de entonces. Un momento histórico en el que hicieron buenas migas «con los irlandeses con los que nos tomamos todo el whisky que había por allí», han rememorado entre risas.

Betty Missiego, con niños y segunda con una España políticamente correcta

(Betty Missiego, 'Su canción'. 1979. Segundo puesto)

Después de que Israel ganara con 'A-ba-ni-bi', Jesusalén acogía el festival de 1979. La representante española ese año fue Betty Missiego, de origen peruano pero nacionalizada española, que salió a actuar acompañada por cuatro niños en lo que se considera una de las primeras dramatizaciones en Eurovisión. 'Su canción', que era el tema que interpretaba, gustó a los jurados. Tanto, que iba segunda en las votaciones por delante del país anfitrión. Sin embargo, España, que era la última en dar su veredicto, otorgó sus diez puntos a Israel, quedando Missiego en segunda posición.

Como ha ocurrido otras veces, en aquel momento se comentó que España no quería organizar el festival, pero la versión oficial es que la puntuación ya está acordada antes de las votaciones y no se puede cambiar. Ganó así Israel con 'Hallelujah'.

Un 'ABBA donostiarra' que funcionó

(Bravo, 'Lady, lady'. 1984. Tercer puesto)

Ovación al acabar para 'Lady, lady' y el grupo que lo interpretaba, el 'ABBa donostiarra', Bravo, con Amaia Saizar a la cabeza. Después del batacazo un año antes con Remedios Amaya y en un año en el que se llegó a hablar de 'Olé olé' como representantes patrios, la medalla de bronce supo a triunfo. Un tema pop sencillo pero muy efectivo. 'Lady, lady' es una de las honrosas excepciones de España en la década de los ochenta, prácticamente para olvidar. Como la de los noventa.

Buenos puestos

Buenos puestos

Nina, su calidad vocal, un vestido para olvidar y un tema que versionó Luis Miguel

(Nina, 'Nacida para amar'. 1989. Sexto puesto)

Después de que Celine Dion ganase el festival un año antes por Suiza, Nina –descubierta por Xavier Cugat, conocida por haber sido azafata del 'Un, dos, tres' y más tarde directora de la academia de 'OT'– subió al escenario de Lausana para interpretar 'Nacida para amar', una balada, de nuevo, de Juan Carlos Calderón. Con su característica melena negra rizada de aquel entonces y con un vestido (reconocido por la propia Nina) para olvidar (rosa con lazos negros negros, acompañado de guantes del mismo color), la cantante catalana demostró su gran calidad vocal con un canción de amor (un tanto intensa, eso sí. Eso de 'amar tu signo...') que quedó en sexto puesto. La versionó Luis Miguel en otro de sus grandes éxitos: 'Amante del amor', con una letra distinta.

Para encontrar un sexto puesto antes que el suyo, había que remontarse al año 1967, con Raphael y 'Hablemos del amor'.

Tras el fallo técnico, Azúcar Moreno conquistó con su pop flamenco y su estética 'Versace

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(Azúcar Moreno, 'Bandido'. 1990. Quinto puesto)

Toñi y Encarna Salazar, hermanas e integrantes del dúo 'Azúcar Moreno', eran las primeras en actuar en el festival de 1990. Era el primer año en que los participantes podían llevar parte del acompañiento musical grabado, pero el responsable de sonido abrió el playback con retraso y la orquesta no pudo comenzar a tocar. Aguantaron el tipo. Incluso salieron del escenario y repitieron la entrada, ya sí, para empezar 'Bandido', una canción de flamenco-pop. Con sendos vestidos negros ceñidos (que ya en su momento los críticos consideraron que bien podían ser piezas de Gianni Versace y que fueron su alternativa tras haberse perdido su maleta con los originales, cortos, rojos y con flecos hasta los pies), accesorios en dorado XXL, su estilo racial y sexy convenció. Quedaron quintas.

Sergio Dalma bailó pegado al primer puesto, pero tampoco fue posible

(Sergio Dalma, 'Bailar pegados'. 1991. Cuarto puesto).

El cantante catalán, que empezaba a forjar una sólida carrera con éxitos como 'Esa chica es mía', acarició el triunfo en 1991 con la balada 'Bailar pegados' en los estudios de cine Cinecittà de Roma. Su voz rasgada, muy italiana, su aplomo y su guiño a cámara enamoraron. En algunos momentos de las votaciones se situó en primer lugar, pero de nuevo el oro se esfumó. La 'tormenta de viento' de la sueca Carola se llevó el galardón.

(... Mención para Julio Iglesias). España no había obtenido un cuarto puesto desde que en 1970 Julio Iglesias quedó en dicha posición con 'Gwndolyne'. Eran otros tiempos. El cantante español más internacional obtuvo entonces ocho votos frente a los 119 de Dalma, con más países participando.

El tirón de David Civera y su rumbosa 'Dile que la quiero'

(David Civera, 'Dile que la quiero'. 2001. Sexto puesto)

El turolense David Civera –que ya se había dado a conocer en 'Lluvia de estrellas'– fue seleccionado para el festival de Eurovisión de 2001. Acudió con la pegadiza 'Dile que la quiero', escrita por Alejandro Abad. Con sonidos muy españoles de rumba, obtuvo un sexto puesto y se convirtió en uno de los reyes de las galas veraniegas con éxitos como 'Que la detengan' o 'Bye bye'.

Un puesto que pasa algo inadvertido: el sexto de Marcos Llunas en 1997

(Marcos Llunas, 'Sin rencor'. 1997. Sexta posición)

Marcos Llunas, ganador del festival de la OTI en 1995 e hijo del también cantante Dyango, quedó sexto también en el festival de 1997 con su balada 'Sin rencor'. Una posición menos recordada que todas las anteriores, pero meritoria con 25 países en competición.

Rosa hace revivir la ilusión por el festival con su 'Europe's living a celebration'

(Rosa, 'Europe's living a celebration'. 2002. Séptimo puesto).

La suya es la edición del festival más vista de la historia. Cuatro de cada cinco espectadores españoles estuvieron pendientes de la actuación de Rosa en Tallin con su 'Europe's living a celebration'. Acompañada en los coros por David Bisbal, Chenoa, David Bustamente, Gisela y Geno (vestidos de cuero y rojo, con gestos de baile ya de otra época y la famosa vuelta del revés de Geno), la granadina hizo revivir la ilusión de todo un país por ganar Eurovisión tras el fenómeno televisivo que supuso 'OT'. Rosa llegó a Estonia siendo 'Rosa de España', aclamada por sus dotes vocales y su espíritu de superación. Sin embargo, las expectativas se fueron desinflando durante las votaciones y finalmente Rosa obtuvo en digno séptimo puesto. Supo a poco. Su cara y la de sus compañeros en la retransmisión posterior reflejaba el sentimiento de decepción.

(Para encontrar un séptimo puesto había que retrotraerse al año 1966, con 'Yo soy aquel' de Raphael. Obtuvo nueve votos, quedando diez países por detrás).

Beth y 'Dime', una canción con la que no se sentía cómoda

(Beth, 'Dime. 2003. Octavo puesto)

La suya también fue una de las ediciones más vistas. No en vano, era una de las favoritas en un año en el que el dúo ruso t.A.T.u (y su supuesto romance lésbico) parecía destinado a hacerse con el triunfo que finalmante se llevó Turquía. Beth –tercera finalista en la segunda edición de 'OT'– representaba una imagen joven y cosmopolita de España. Con sus rastas y un vídeo grabado en los lugares más emblemáticos de Barcelona, estaba, como se decía, muy bien posicionada. Pero ella no lo ocultaba: la canción, de estilo pop y con toques de guitarra española, no le gustaba. No se sentía cómoda. No era su estilo.

Aun así, sintió que no había opción de renunciar. Con un acertado look , salió a defenderla al escenario acompañada de un grupo de bailarines . Quedó octava. Lástima que se fuera de tono en algunos momentos. Este año se cumplen dos décadas y Beth, después de llevar todo este tiempo sin cantarla, la rescató para su actuación en Barcelona Eurovision Party.

Ruth se moja, arriesga con el inglés y convence a Europa

(Ruth Lorenzo, 'Dancing in the rain'. 2014. Empatada con Dinamarca en el noveno puesto, Eurovisión le otorgó la décima posición)

Los eurofans la llevaban años reclamando. La murciana Ruth Lorenzo ya era muy conocida en el Reino Unido por su participación el 'Factor X' británico y sus magistrales interpretaciones de temazos como 'Purple rain' de Prince. Ruth Lorenzo trabajó por hacer una actuación memorable. Porque más que el puesto lo que buscaba era que la interpretación fuese recordada por la gente. Y así fue pese a las polémicas previas por cantar parte en inglés, con declaraciones incluso de la RAE transmitiendo su «inquietud». Tal fue su perfeccionismo, que cambió el vestido en la propia Copenhague, casi en vísperas de la final, porque el que llevaba preparado, con unas tiras de acero en el pecho, causaban un raro efecto en pantalla.

Con el pelo mojado y efectos de luces simulando la lluvia caer, acorde con la canción, Ruth Lorenzo, con un vestido a lo Marilyn, se ganó el respeto de Europa con su voz. Quedó novena, empatada con Dinamarca, pero Eurovisión le otorgó la décima posición porque, en este caso, prevalece el país al que hayan votado más países.

Será ella quien otorgue los votos del jurado este año, sustituyendo así a Nieves Álvarez.

Pastora Soler, perfecta en el año en que Loreen arrasó con 'Euphoria'

(Pastora Soler, 'Quédate conmigo', 2012. Décima posición).

«Si no ganamos con Pastora, ¿qué nos queda?». Es la pregunta repetida una y otra vez en redes por los eurofans españoles. Con un vestido azul pálido de corte helénico y la cámara enfocada en ella, la puesta en escena de Pastora Soler se centró en transmitir el sentimiento de pérdida de la canción y su prodigiosa voz. Fue tal el acierto, que en el momento culmen de la canción llega incluso a sobrecoger. Espléndida. Sin embargo, tenía muy buena competencia y Loreen, clara favorita con 'Euphoria, arrasó. Hasta entonces, el último décimo puesto había sido para Ramón, concursante de la tercera edición de 'OT' con ' Para llenarme de ti'.

Los batacazos

Los batacazos

Un 'gatillazo vocal' en el clímax de la canción

(Manel Navarro, 'Do it for your lover', 2017. Última posición)

Llevaba Manel Navarro a Kiev una canción compuesta en su adolescencia, 'Do it for your lover', con una estética muy surfera-californiana y camisas floreadas. Ya pronosticaban las casas de apuestas que quedaría en el final de la tabla. Lo que nadie se esperaba es que, además, acabásemos abochornados. En el punto álgido de la canción soltó un tremendo gallo que ya forma parte de los infortunios de nuestro país en Eurovisión. Pese a que fue el primero en tomárselo con humor, tirando de meme en Twitter, las redes ardieron. «Más que un gallo parecía un loro ronco con cresta» fue alguno de los comentarios. Obtuvo el peor resultado de España en Eurovisión: quedó el último con cinco puntos entre 26 participantes en la final. Dijo que, pese a todo, había sido la mejor experiencia de su vida. Las críticas, no obstante, no pararon y, relatado por el propio cantante, llegó a sufrir 'bullying'.

No es nuestro único 'cero points', pero sí el más recordado

(Remedios Amaya, '¿Quién maneja mi barca?', 1983. Última posición)

Remedios Amaya –la primera mujer gitana en actuar en el festival cuya figura reivindica la actual representante española, Blanca Paloma– es historia también de Eurovisión. Lo que ocurre es que en el lado opuesto de la balanza. ¿Hay algún baby boomer que no recuerde su actuación? ¿Descalza, con un vestido a rayas y cantando 'Ay, ¿quién maneja mi barca, quién? Que a la deriva me lleva, quién'? Su casillero quedó como estaba al inicio de las votaciones: a cero.

TVE lo atribuyó al «choque cultural» que suponía aquel tema, de r aíz flamenca. La cuestión es que no era la primera vez que España no obtenía ni un solo punto. Ya había ocurrido con Víctor Balaguer en 1962 con 'Llámame' y Conchita Bautista en 1965 con 'Qué bueno, qué bueno'. Sin embargo, en la memoria colectiva es el más recordado. La propia artista ha relatado que pensaba vestir un traje negro, pero el escenario de Múnich era del mismo color, lo que la obligó a llevar el vestido del videoclip. Y como no tenía zapatos a juego decidió actuar descalza. Con reticencias, eso sí. Ya pensaba entonces que le traería mala suerte.

Los nervios de Raquel del Rosario, los tonos graves y un vestido amarillo que no esquivó caer hasta el final

(El sueño de Morfeo, 'Contigo hasta el final'. 2013. Penúltima posición').

También descalza actuó Raquel del Rosario y vestida de amarillo por Yolancris. Desafiando al mal augurio que supone este color en un escenario, una guapísima Raquel del Rosario salió a cantar hecha un manojo de nervios mientras sonaban los primeros acordes de una gaita. «Me temblaban hasta las pestañas», dijo en sus primeras declaraciones tras la actuación. Pese a que los expertos del festival sostienen que la canaria no tenía suficientes tablas y que no era una canción para Eurovisión, la cantante –integrante del grupo con los asturianos Juan Luis Suárez y David Feito– había demostrado en las ruedas de prensa previas que tenía una bonita voz. Llevaban un tema pop-folk, 'Contigo hasta el final', grabado en la costa oriental asturiana y en el monasterio de San Antolín de Bedón. Pero los nervios la traicionaron y, aunque logró salvar las partes de los agudos, estuvo muy desafinada en los tonos graves. Quedaron penúltimos: en el puesto 25 de 26.

Las Ketchup, como en el salón de la peluquería... Y de rojo sonrojante

(Las Ketchup, 'Bloody mary'. 2006. Puesto 21 de 24 participantes)

«Mira lo que se avecina a la vuelta de la esquina...», cantanban Las Ketchup en su famoso 'Aserejé'. Y no había que otear mucho para saber que la canción iba a acabar en los últimos puestos. Era mala y ellas mismas han declarado años después que no era de su agrado y que no eligieron ir, que «Eurovisión era algo que tenían que hacer». Quizá ahora se entienda ahora mejor una actuación en la que parecían cantar desganadas, sin la alegría con la que pusieron a bailar a medio mundo y con una coreografía que no tenía ni pies ni cabeza. En una puesta en escena en la que el rojo hasta casi hacía daño, se sentaban en unas sillas de oficina como si estuviesen lavándoles el pelo en la peluquería. Y mal afinadas en una canción en la que parecían más hablar que cantar. «Puedo ser de barrio bajo underground, pero mi corazón se te ha declarao. Duty free, duty free, duty free. Un bloody mary, por favor'. Pues eso, beber para olvidar.

España sigue sin tomárselo en serio... ¿Qué hubiera pasado con Las Supremas de Móstoles?

(Son de sol, 'Brujería'. 2005. Puesto 21 de 24 participantes).

«Es tan horrible, que es maravillosa». Hay quien le saca chispa a todo y hay quienes reviviendo Eurovisión ven en canciones malas –como esta– auténticos temazos. Pero no parece ser la opinión de la mayoría. No había por donde cogerla: la melodía, la letra, la estética... Aun así, dicen quienes asistieron a esa edición que españoles y ucranianos no paraban de tararear este tema, interpretado por Son de Sol, un grupo de flamenco-pop formado por tres hermanas, Sole, Esperanza y Lola, de Écija. Aquel año se habían presentado a la preselección Las Supremas de Móstoles, con 'Eres un enfermo (del cibersexo...'). Al menos nos habríamos reído un poco. Ese año ganó Grecia con Helena Paparizou y su 'Number one', un tema muy querido por los eurofans.

Una canción de verbena para las fiestas de prao

(Lucía Pérez, 'Que me quiten lo bailao'. 2011).

Hubiese preferido interpretar 'Quiéreme', una de las canciones preseleccionadas por TVE y que empató ese año con 'Que me quiten lo bailao'. Pero fue esta última la elegida para Eurovisión. «No es mi estilo», reconocía la gallega, que puso todo el esfuerzo por defenderla lo mejor que pudo. En la intención de transmitir España y su fiesta, Lucía Pérez se subió al escenario con un outfi pasado de moda y unos pases de baile un tanto infantiles. Un año más, TVE no ayudaba. La cantante defendió el tema con dignidad para lo que era: una canción de verbena. El resultado, el imaginado: antepenúltima. En el puesto 23 de 25 participantes en la final.

Jimmy Jump sabotea a Daniel Diges y pone en evidencia los fallos de seguridad

(Daniel Diges, 'Algo pequeñito'. 2010. Puesto 15 de 25 participantes)

Curtido en musicales y con voz tenor, el cantante y actor Daniel Diges representó a España en 2010 con 'Algo pequeñito', con la que ya sabíamos que no íbamos a ganar. Lo que ningún espectador esperaba es que en plena actuación del madrileño saltase a escena Jimmy Jump, conocido por hacer aparición en eventos de masas. Con el típico gorro catalán, la barretina, y una camiseta promocional de su página web, se metió entre el grupo de baile mientras Diges y su equipo mantenían el tipo. Todo un fallo de seguridad que copó la prensa de Noruega, país anfitrión aquel año. Pasado el susto y el disgusto tras meses de preparación, la organización permitió a Diges actuar por segunda vez. Quedó en el puesto número 15.

'¡Perrea, perrea...!', la broma del equipo de Buenafuente que llegó a Eurovisión con un personaje inventado

(Chikilicuatre, 'Baila el chiki chiki'. 2008. )

«Claro, dejaron votar a la gente y España es así». En tan pocas palabras resume David Fernández lo que ocurrió en 2008. Aquel año se podían presentar canciones por internet y se votaba. El personaje inventado por el equipo de Buenafuente, Chikilicuatre –un cantante con pelucón, guitarra de juguete y que hablaba en uruguayo–, fue el elegido para representar a España. «¿Pero cómo voy a ir si no sé cantar?», se preguntó el cómico.

Solo por la expectación que despertaba tal disparatada propuesta, España se pegó al televisor en otra de las ediciones más vistas. Todo por echar unas risas y ver cómo recibía Europa un tema de reguetón, que comenzaba cantando: '¡Perrea, perrea! El chikichiki mola mogollón, lo bailan en la China y tambien en Alcorcón...' para después poner en escena su 'brikindans', 'el crusaíto', 'el michael jackson' y 'el robocop'. Acompañado por un grupo de baile del que formaba parte Silvia Abril (que hacía que se tropezaba en el escenario), no resultó catastrófico. Quedó en el puesto 16 de 25 participantes. Hubo representantes que, a posteriori, quedaron peor.

Ni el momento ni el lugar: un tango en Reino Unido en plena guerra de las Malvinas

(Lucía, 'Él'. 1982. Décimo puesto).

Después de Remedios Amaya, España volvía a intentarlo al año siguiente con el toque folclórico, que ya se veía que no funcionaba. Sin embargo, la propuesta resultó aun menos acertada por circunstancias más graves: llevaba a Londres, sede del certamen, un tango cuando acababa de estallar la guerra de Las Malvinas. No fue algo deliberado porque el conflictó comenzó solo 22 días antes del festival, pero claro está, fue muy comentado. La encargada de representarnos fue la cantante sevillana Lucía. 'Él' quedó en décimo lugar de 18 participantes.

No era para quedar tan mal

No era para quedar tan mal

Una de las mayores injusticias

(Paloma San Basilio, 'La fiesta terminó. 1985. Puesto 14 entre 19 participantes)

Cantante consagrada ya en nuestro país, Paloma San Basilio fue nuestra representante en 1985 con lo que muchos consideran (y quien escribe estas líneas, también) un temazo (otro m ás) de Juan Carlos Calderón: 'La fiesta terminó'. Derrochó elegancia y una voz magistral. Por poner solo un pero: tal vez una mayor contención de las manos hubiese ayudado a poner más el foco en su impecable interpretación. Inexplicable su decimocuarto puesto de entre 19 que competían.

Y por ponerle también un toque de humor: no faltan en las redes opiniones considerando que es una buena canción para ir cerrando bares y animar al personal a marcharse a casa.

Un vestido de colores de Agatha para una canción de desamor: nadie lo entendió

(Lydia, 'No quiero escuchar. 1999. Última)

Quedó última, pero no era para quedar última. Lydia –que se había dado a conocer por dedicar 'No sé si es amor' a Alejandro Sanz y que ya sonaba con 'Cien veces al día'– tenía solo 19 años cuando representó a España en el festival. Llevaba una balada, 'No quiero escuchar', que interpretó bien porque, además, tiene una bonita voz. Pero su vestuario, un llamativo vestido de colores de Ágatha Ruiz de la Prada con un corazón saliendo por el escote, despistó. Nadie entendió el porqué de ese vestuario con una canción de desamor. Y fuera de nuestro país, menos. Todo el mundo fijó su mirada en el vestido en un momento en el que «Eurovisión –dice Lydia– era mucho más sobrio». Recibió solo un punto. Es vocalista de Presuntos Implicados, tras la salida de Sole Giménez, y lo combina con su carrera en solitario.

Un estilismo de patinadora sobre hielo, un bailarín a lo Guti, una mala coreografía y una no retransmisión de TVE... Salvo su voz, nada ayudó a Soraya

(Soraya, 'La noche es para mí'. 2009. Penúltima)

Soraya, con solvente voz y conocida por haber iniciado su carrera discográfica tras quedar segunda en 'OT 2005', fue la elegida en 2009. Llevaba un tema pop con ritmos árabes, 'La noche es para mí'. «Una canción comercial» que, según ella, «se merecía una coreografía más comercial. Sin embargo, hicimos lo más complicado: baile contemporáneo, tirándonos por los suelos. Nunca lo entendí», explicaba en una entrevista.

Prácticamente todo remó en contra. Primero, que TVE no retransmitiera en directo la segunda semifinal, en la que le tocaba votar y se inclinase por darle preferencia al Masters de Madrid en el que jugaban Rafa Nadal y Novak Djokovic. Bien es sabido por los seguidores del festival que estos menosprecios no gustan. Además, España forma parte del 'Big Five' (va directa a la final por ser uno de los que más contribuyen económicamente para poder realizar la emisión de Eurovisión).

Después, actuar la última raras veces ayuda, pero es que además lo hizo, dicho por ella misma, «con la peor coreografía llevada en la historia del festival. ¡Y venga a dar vueltas! ¡Y más vueltas! Aún sigo mareada». Vestida con un minivestido que recordaba a los de las patinadoras sobre hielo, acompañada por un bailarín –entre otros– que era un clon de Guti en sus peores estilismos capilares y con una cortina en la que Soraya desaparecía y volvía a a aparecer en otra parte del escenario tirada por los suelos... Pues tiene razón. Todo eso no ayudó. Quedó penúltima con 23 puntos en un año en que ganó el joven noruego Alexander Rybak, violín en mano y uno de los más votados en la historia de Eurovisión.

Una canción íntegra en inglés que bailó todo el auditorio, pero que no triunfó... De nuevo, la coreografía

(Barei, 'Say yay! 2016. Puesto número 22)

Tal y como le había pasado a Ruth Lorenzo, la RAE cargó contra Barei por ir a Eurovisión con una canción (esta vez sí) íntegra en inglés. Say yay! hablaba de cómo enfrentar los miedos y levantarse después de caer. De hecho, la propia Barei escenificó esa caída en el escenario. La suya fue una puesta en escena muy pobre. Ya lo comentaban entonces los eurofans y ella insitía en que iba a haber cambios. De hecho, ha llegado a explicar, que entregó al jefe de la delegación española un cuadernillo con diferentes propuestas, pero que nunca llegaron a ser trasladadas.

Con todo, la madrileña jugó sus bazas: su voz, su baile, su desparpajo, su alegría. Basta fijarse en el minuto 2.30 de su actuación para ver que solo ella logró poner a bailar a todo el auditorio de Estocolmo. Tal fue el 'subidón' que provocó, que las casas de apuestas llegaron a colocarla en el top 3. Pero luego llegaron las votaciones... Y nos llevaron al pusto 22.

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