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RAMÓN AVELLO
Lunes, 27 de marzo 2017, 01:48
Desde su intervención en el 'Fausto' de Gounod hace veinticinco años, José Bros ha mantenido un idilio muy especial con el público asturiano. En este tiempo, hemos escuchado en el Teatro Campoamor al tenor barcelonés 'Desde el corazón', en galas líricas. Le hemos visto recoger el galardón del Premio Lírico Teatro Campoamor, en 2006. Y se ha reencarnado magistralmente en personajes como Werther, el Duque de Alba, el Edgardo de 'Lucia' o el Leandro de 'La tabernera del Puerto', en las temporadas de ópera y zarzuela. Precisamente, uno de los pocos bises del Campoamor en medio de una representación lo protagonizó él con la romanza 'No puede ser' de esa obra.
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Ayer, José Bros volvió a reencontrarse con un público inicialmente algo frío y sucesivamente más entusiasmado que prácticamente llenaba el aforo del teatro para celebrar los 25 años de su debut en Oviedo y los 125 años de la construcción del Campoamor. Acompañado de la soprano Elisabet Pons y el pianista Marco Evangelisti, protagonizó un cálido y, finalmente, aplaudido recital.
La canción napolitana de Ernesto Curtis 'Non ti scordar di me', 'No te olvides de mi', interpretada al principio y también para cerrar el concierto a dúo por la soprano y el tenor, daba el nombre y en cierta manera el tono agradable, melódico, a este recital conmemorativo. Un programa estructurado en dos partes, la primera italiana, con canciones de Tosti, Gastaldón y arias y dúos veristas de Leoncavallo, Mascagni y Cilea; la segunda, dedicada esencialmente a romanzas de zarzuela.
En él, Elisabet Pons demostró que, a pesar de ser una cantante muy joven, tiene una buena técnica respiratoria, que se percibe, sobre todo, en los filados de final de frase, muy alargados. Sin embargo, le falta naturalidad escénica y potencia vocal, pero está empazando. Bros, muy entregado desde el inicio, coronando las frases cantando siempre con gusto, exquisita dicción, matices y fuerza.
En cuanto al pianista, Marco Evangelisti, fue un buen acompañante, adaptándose a los cambios de tiempo del cantante.
Los puntos culminantes del concierto fueron, en cuanto a sutileza, 'Vorrei morire tosti' o la 'Mattinata' de Leoncavallo en la primera parte, pero, sin embargo, fue con las romanzas de zarzuela con las que consiguió levantar el ánimo del público. Especialmente, con 'Bella enamorada', de 'El último romántico', y 'No puede ser', de 'La tabernera del puerto', refrendada con cientos de bravos.
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Finalmente, hubo tres bises. Elisabet Pons cantó con gusto impecable el aria 'Oh mio babbino caro'. Bros, lo que, según explicó, fue lo primero que interpretó con su padre: 'Granada', de Agustín Lara, y, ante los aplausos, la pareja interpretó 'La jota del dúo de la Africana', de Fernández Caballero. En el escenario estaba el decorado de un Madrid castizo preparado para 'Doña Francisquita', la zarzuela que jueves y sábado interpretará en el Campoamor José Bros, quien, con la mano en el pecho, aseguró ante un público ya rendido: «Siempre llevo este teatro en mi corazón».
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