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ELCOMERCIO.es
Lunes, 13 de febrero 2017, 16:53
Adele, de 28 años, se convirtió anoche en la gran triunfadora en la ceremonia de entrega de los premios Grammy 2017. La cantante y compositora británica arrasó en todas las categorías en las que estuvo nominada. En sus emocionados discursos insistió siempre en que su ídolo Beyoncé lo merecía más. En una noche en las que el condimento anti-Donald Trump fue una constante, más pudieron las baladas de despecho de la británica que el discurso osado, crítico y político de Beyoncé, que una vez más se quedó sin ganar el álbum del año.
La gala estuvo marcada por los fallos en el sonido. Adele abrió el homenaje al fallecido George Michael con 'Fast Love', en dos intentos. Cuando llevaba menos de un minutos cantando mandó parar y pidió comenzar de nuevo. «Sé que es televisión en vivo, lo siento, pero no puedo repetir lo del año pasado», expresó en medio de aplausos en referencia a su interpretación en la edición anterior de los premios, cuando su voz se escuchó desafinada por un problema técnico. Al volver a comenzar fue impecable y cantó con imágenes del cantante fallecido súbitamente el 25 de diciembre pasado.
James Hetfield también sufrió los problemas técnicos. El micrófono del vocalista de Metallica falló en la actuación que compartió la legendaria banda con Lady Gaga, que se transfiguró en estrella de rock en medio de un escenario en llamas y terminó lanzándose al público.
Muy aplaudida fue la actuación de Beyoncé. No fue su típico show pop, fue algo más new age. La cantante ofreció un tributo a la maternidad en los Grammy, en su primera aparición pública desde que anunció su embarazo. La diva de 35 años hizo una extravagante actuación con toques de espiritualidad india y del Egipto antiguo.
Primero aparecieron imágenes de la orgullosa madre mostrando en un bikini su barriga de embarazada. Y luego entró en escena con una corona y una capa dorada, acompañada de una docena de mujeres que se formaron a su alrededor y convirtieron la tarima en un mar de flores.
Cantó dos piezas de su más reciente álbum, 'Love Drought' y 'Sandcastles', intervenidas con frases sobre el poder de la mujer. «Si vamos a sanar, que sea glorioso», dijo. Y al terminar la presentación, dirigió la mirada hacia su esposo, el rapero y empresario Jay Z y a su hija Blue Ivy.
Rihanna también captó la atención de quienes estaban siguiendo la gala de entrega de los Grammy en directo por televisión. Su petaca brillante dio bastante que hablar en las redes sociales.
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