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Viernes, 22 de julio 2016, 11:16
La Reina Letizia ha dejado ya inaugurados los Cursos de Verano de la Escuela Internacional de Música de la Fundación Princesa de Asturias. En el acto oficial, el violonchelista Asier Polo ofreció un discurso sobre lo que debe ser el músico del siglo XXI y animó a abandonar la vía tradicional. "No se nos debe ver como bichos raros", explicaba ante la audiencia, y animó a llegar a todos los ámbitos posibles en la promoción de la música clásica, "estar en las redes sociales, colgar nuestros conciertos en youtube...". Tras tres cuartos de hora de charla, apostando básicamente por "la renovación", la Reina tomó la palabra en el turno de intervenciones. "¿Cómo puedes decirles a los jóvenes que escuchen el Adaggio 9 de Mahler cuando ellos están en el reguetón?", le planteó a Polo, para después defender el valor de la música clásica y la necesidad de acercarla a los niños. Polo le contestó que ese es el reto que hay que superar ya que la música clásica "es el inicio de todo, y es posible combinar ambas cosas".
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La Reina, que vestía un pantalon blanco roto de Hugo Boss, un top rosa cuarzo y unas sandalias de Magrit, llegó acompañada por la directora de la Fundación, Teresa Sanjurjo; el delegado de Gobierno, Gabino de Lorenzo, y el presidente del Principado, Javier Fernández. Tras el acto inaugural visitó una clase de piano y se hizo después la tradicional foto de familia con los más de 150 alumnos participantes en los cursos.
A la salida del Conservatorio, donde se celebró el acto, había un centenar de personas esperando su salida. Al oir los aplausos y muchos gritos de "guapa" , aunque empezaba a orbayar y después acabó diluviando, se acercó a saludar a todo el mundo. Besos, manos, teléfonos y tabletas en alto para inmortalizar el momento reinaban en el casco viejo. Había gente de Oviedo, sí, pero también mucho turista que se encontró por sorpresa con la visita real.
La espectacular presencia policial llamaba la atención e hizo que muchos se acercasen al Conservatorio para ver qué sucedía. Después de despedirse de todos el mundo, doña Letizia se desplazó a las oficinas de la Fundación Princesa de Asturias para reunirse brevemente con el personal de la misma. Ya lo había hecho con anterioridad, cuando se produjo la transición de Graciano García a Teresa Sanjurjo en la dirección de la institución, siendo ella aún Princesa de Asturias.
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