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La cantante de tango Sandra Rehder.
«Siento lo que interpreto, no me gustan las imposturas»

«Siento lo que interpreto, no me gustan las imposturas»

cantante

Alberto Piquero

Viernes, 3 de octubre 2014, 20:49

Comenzó estudios de guitarra clásica, a los que siguieron de canto, eutonía y expresión corporal. Sandra Rehder (San Rafael, Mendoza, Argentina, 1967) pertenece a la estirpe de los artistas completos, que en su caso pone ese caudal al servicio del tango. Siete discos han ido señalando su trayectoria, del último de los cuales, Umbrales, ofrecerá una amplia muestra hoy, sábado, en el Teatro de La Laboral, a las 20:30 horas, acompañada por el guitarrista Gustavo Battaglia, el bandoneón de Darío Polonara y los bailarines Andrea Ballestero y Martín Pargana. Desde 2001, reside en Barcelona.

¿A qué se debió su traslado desde Mendoza a Barcelona?

Argentina estaba muy imposible por aquellos años, a un mes de que se produjese el corralito. Quise encontrar un lugar en el que seguir estudiando y aquí continué todo lo que había iniciado en Mendoza.

¿Por qué el tango es el género musical que mejor representa a su país, Argentina?

Porque allí está su origen. Y porque es auténtico, en el dibujo de los personajes del arrabal, en una manera de sufrir, de sentir, de expresarse, que también es universal; pero que se hace universal a partir de su particularidad. Afortunadamente, existe la diversidad, y a mí, por ejemplo, me gusta mucho la canción napolitana, entre otras múltiples preferencias.

Ha dicho que rechaza lo popular cuando se viste de falsedad. ¿Nos lo explica?

La propuesta es la de ser muy exigente con lo que haces. Si quiero escuchar flamenco, lo quiero de verdad, no compro los lunares. En el tango, no me pongo el sombrerito para dar el estereotipo, ni vendo falsa intensidad. Voy a la médula. Siento lo que interpreto, hasta la violencia o la caricia, con sinceridad, no me gusta la impostura. No se trata de fingir la interpretación, sino de vivirla. Y hay géneros, como el tango, que están bastante caricaturizados, lo que me desagrada.

En todo caso, ¿puede decirse que el tango nos acerca a sentimientos extremos?

Sí, por los temas que aborda. Si se canta a unos ojos que se cierran por la muerte -así en Sus ojos se cerraron, de Gardel y Le Pera-, el tema es serio y hay que interpretarlo seriamente. Los aspectos técnicos se completan con esa parte humana que desemboca en la realidad.

¿Es importante la complicidad con un guitarrista como Gustavo Battaglia para que el resultado del canto sea el más depurado?

Por suerte, llevo muchos años ya con Battaglia, la amistad es grande y la complicidad surge de un modo natural. La cercanía a un ser humano facilita el entendimiento artístico. Procuro no tratar con seres humanos feos, que la dificultan. En los ensayos, hablamos de todo, tomamos mate, comentamos cuestiones filosóficas o políticas, nos hacemos próximos... Todo eso acaba convirtiéndose en esa complicidad que alcanza un nivel altísimo en el escenario.

¿Cuando abordan cuestiones políticas, comentan la actualidad catalana y la aspiración a un referéndum de independencia?

Claro, aquí la gente habla mucho de eso y está en el ambiente. Del mismo modo que hablamos de la corrupción. O de la evolución que se está dando en Argentina en favor de los derechos humanos.

Uno de sus anteriores discos lleva por título Tercera patria. ¿A qué patria alude?

A Barcelona, que es la tercera patria del tango, después de Buenos Aires y Uruguay. En Barcelona siempre se nos ha acogido muy bien.

Bertolucci eligió otra ciudad para rodar El último tango en París. ¿Benefició la película al género o lo distorsionó?

Lo dio a conocer a un público más amplio... Eso es según lo que cada cual tenga en su cabeza, el modo en el que lo entienda. Como hay quien se complace de la incorporación de la electrónica al tango y a quien no le gusta.

Entre sus gustos está la poesía, ha musicalizado a Joan Margarit y a José Agustín Goytisolo, y recientemente ha escrito junto a Alejandro Crimi, el poemario En contra dos. ¿Es complementario ese gusto con el de la música?

Empecé llevándola tímidamente a los conciertos y los espectadores me preguntaban por el nombre de los autores. Se produjo ese interés. La poesía nos expresa, como la música, y es muy linda también como introducción a las canciones.

¿Qué significa para usted cantar?

Canto todo el día y siempre. Cantar me conecta conmigo misma, con el mundo, con el universo. Es una alquimia frente al dolor de la vida, un alivio y una conexión a tierra y con los demás seres humanos. El placer se alcanza en esa comunicación con los demás, es lo que le da sentido a las canciones.

¿Qué nos ofrecerán en el concierto de este sábado en el Teatro de La Laboral?

Una muestra del disco Umbrales y algunos temas especiales, con interpretaciones instrumentales de Battaglia. Estarán Sus ojos se cerraron, Con el corazón al Sur, Barrio pobre... Tango esencial.

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