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1. Malú, anoche en plena actuación.
Malú desata la pasión juvenil en su concierto de Gijón

Malú desata la pasión juvenil en su concierto de Gijón

La cantante madrileña emocionó a los más de 7.000 seguidores que llenaron el Palacio de los Deportes de Gijón desde horas antes del concierto

Alberto Piquero

Viernes, 18 de julio 2014, 00:42

Gijón y su Pabellón de Deportes han concentrado en mitad de la semana de este mes de julio dos de los mayores conciertos del verano. Anteayer, miércoles, fue Alejandro Fernández, quien congregó a unos seis mil fieles. Ayer incluso se incrementó la notabilísima audiencia de la noche previa para rodear de una admiración fervorosa a Malú. Siete milmelómanos. Cantando ambos al amor y al desamor, lo que no significa comparación alguna, pues cada uno de ellos tiene una identidad muy precisa y públicos diferenciados, lo cierto es que ambas veladas han resultado un éxito completo, que para los tiempos que corren y en días lectivos incluso podría calificarse de clamoroso.

Malú venía a presentar sus creaciones más recientes, recogidas en 'Sí', rotunda afirmación que da nombre a su última grabación y a la gira que viene realizando desde finales del pasado año. Llegaba de San Fernando (Cádiz), casi sin tregua, donde según relatan las crónicas ha seguido recogiendo la gloria artística que en esta velada del jueves se hizo gijonesa y patente. Manifiesta desde que apareció emergiendo de un foso del escenario -con estricta puntualidad, a las 22 horas-, la melena al viento artificial, pletórica, aguerrida emprendiendo las primeras notas, recibidas por el abarrotado recinto con un griterío devoto, cercano al delirio. Sonó 'Ni un paso atrás', pieza perteneciente a 'Sí', «Ni un paso atrás,/ no hay nada más que salvar,/ punto y final,/ no digas más...». Las estrofas de Malú, que en una ocasión explicó a EL COMERCIO que «el secreto del éxito es secreto...», humorísticamente maliciosa, se entretejen de esa desesperación sentimental que acompaña los amores inaugurales. Quizá ahí resida parte del contagio multitudinario que ayer la bañó de una rendición incondicional de sus fans, en gran proporción de edades al borde del primer amor. Aunque también hubo muchas mamás con prole infantil alrededor, que el amor tiene esas cosas. Y algunas parejas frisando la madurez, eso sí, acarameledas.

Las canciones de 'Sí', 'Deshazte de mi', 'Me fui', 'Desaparecer'o 'Qué más me da', se fueron alternando de forma equilibrada con las composiciones de discos precedentes; de 'Dual', por ejemplo, acudiendo a 'Que nadie' o a la trepidante 'Sólo el amor nos salvará', avanzado el concierto, que puso patas arriba el pabellón una vez más. Y también recaló en el surtido de 'Guerra fría', entre otro títulos generales.

Junto a las letras de signo amatorio, el fuego, el ritmo torrencial de la sobrina de Paco de Lucía, hija también de artistas, Pepe de Lucía y Pepi Benítez, las cuerdas vocales que alcanzan intensidades más allá del pop y del rock, el incendio que procura su frenesí expresivo. Con intermedios de ternura.

Siete músicos excelentes la arroparon en la escena, tres guitarras y un bajo, un teclista, un batería y una voz coral, que bordaron exquisiteces al lado del poderío de la cantante, con todo el hechizo luminotécnico creando ambientes y llamaradas semejantes a las que se podían contemplar si se observaba al entregadísimo aforo, que también cumplió su papel coral en múltiples canciones. Por decirlo así, fiebre de jueves noche. El concierto finalizó con la Luna del viernes ya en lo alto. Malú es una estrella.

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